El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) procura triplicar de la ayuda humanitaria para los niños desnutridos de Corea del Norte, alarmado por la hambruna que persiste en ese país asiático.
"Aumentamos nuestro pedido de 4,7 a 14,3 millones de dólares debido a la alarmante desnutrición", declaró Anthony Hewett, representante regional del organismo en Bangkok.
El panorama es tan penoso que la directora ejecutiva de UNICEF, Carol Bellamy, visitará Pyongyang entre el 4 y el 6 de agosto con el fin de llamar la atención hacia la desesperada situación alimentaria y sanitaria del país.
Hasta cinco por ciento de los niños norcoreanos menores de cinco años sufren "grave desnutrición", según la agencia. Aunque la cifra pueda no parecer importante, "en niños de tan corta edad es un problema muy serio", dijo Hewett.
Estos niños "podrían morir no de hambre sino de enfermedades", pues carecen de defensas adecuadas contra las infecciones y porque el sistema de salud no está en condiciones de brindarles tratamiento cuando lo requieren, advirtió el funcionario.
Los niños desnutridos "fallecerían con rapidez si se produjera una epidemia de sarampión o de infecciones respiratorias", agregó.
Sin embargo, los donantes piensan dos veces antes de ayudar a Corea del Norte, afirmó Robert Manning, ex asesor sobre asuntos asiáticos del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos y miembro del Progressive Policy Institute, con sede en Washington.
El problema desde la perspectiva estadounidense, según Manning, es si la asistencia alimentaria puede ser considerada una cuestión humanitaria separada de la política, pues el gobierno que la recibirá está técnicamente en guerra con un aliado de Washington, Corea del Sur.
Esa situación, además, supone una amenaza para 37.000 soldados estadounidenses apostados en la región, recordó el experto.
El Programa Mundial de Alimentación (PMA), agencia de Naciones Unidas con sede en Roma, efectuó el mes pasado un llamado por 47,5 millones de dólares en asistencia alimentaria para suministrar a los niños norcoreanos raciones de supervivencia.
Estos fondos permitirían al PMA más que duplicar la ayuda de emergencia que hoy brinda a unos 2,6 millones de niños de seis años de edad o menos para permitir que sobrevivan a la crisis, ocasionada en parte por las devastadoras inundaciones ocurridas hace dos años.
"De todos los norcoreanos a los que el PMA asiste, los niños pequeños son los más vulnerables", dijo entonces la directora ejecutiva de la agencia, Catherine Bertini. La funcionaria se reúne este jueves con representantes del gobierno de Estados Unidos en Washington.
"Estimamos que entre 50 y 80 por ciento de los niños vistos por nuestros colaboradores en las guarderías de Corea del Norte tienen bajo peso y son mucho más pequeños de lo que deberían a su edad. Se están consumiendo, literalmente", declaró Bertini.
Milton Amayun, de la organización caritativa estadounidense World Vision, dijo que quedó "abatido, conmovido y furioso" ante el hambre y la desesperación que presenció en Corea del Norte.
Amayun manifestó que lo único que diferenciaba el sufrimiento en el país asiático con el de Africa subsahariana, la región más pobre del mundo, es que allí "no hay rascacielos" para ocultarlo.
El activista sostuvo que la crisis no es una contingencia sino el síntoma de "un estado fracasado", y se preguntó "dónde marcan la línea Estados Unidos y sus aliados".
"¿Es aceptable suministrar de continuo asistencia a gran escala mientras Corea del Norte mantiene un ejército de un millón de soldados, con dos tercios de ellos y 11.000 puestos de artillería de misiles Skud apuntando a Seúl? Muchos en el Congreso de Estados Unidos son escépticos", agregó Amayun.
Washington condiciona su ayuda a la participación de Pyongyang en conversaciones cuatripartitas de paz con Seúl y Bejing. La propuesta fue aceptada a comienzos de julio, y Estados Unidos duplicó entonces su asistencia alimentaria a unas 100.000 toneladas de grano, a un costo de 27 millones de dólares.
Las conversaciones cuatripartitas están programadas para mediados de agosto en Nueva York.
Andrew Natsios, de World Vision, se manifestó complacido por el aumento de la ayuda estadounidense. "Washington asumió al fin su papel de liderazgo, algo que debió haber hecho antes", dijo ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos. (FIN/IPS/tra-en/td/aa/mj/dv/97