El Ejército sufrió el miércoles la primera baja en las nuevas funciones que ejerce en varias ciudades de Brasil en sustitución de policías que protagonizan una huelga por mejores salarios.
El soldado Valter Mendes de Andrade, de 22 años, fue herido por un tiro en la nuca por asaltantes que robaron un banco en Recife, capital del estado de Pernambuco, en el nordeste de Brasil. Los médicos diagnosticaron su muerte cerebral en el hospital que lo asiste.
El incidente agregó mayor tensión en Recife, donde circularon informaciones de que actos de violencia se multiplicaron desde la semana pasada, cuando la Policía Militar (PM) paralizó sus actividades, pese a la presencia de tropas del Ejército.
Los militares protegen sedes gubernamentales y a la población en otros cuatro estados brasileños afectados por el movimiento de la PM, que en ciertos casos involucra también a la policía civil.
La rebelión que amenaza promover huelgas en otros estados, es encabezada por asociaciones de soldados, caporales y sargentos. Los oficiales ganan en general sueldos muy superiores a los subalternos, otro motivo de protesta del movimiento.
En Rio de Janeiro, son policías civile loss que reclaman aumentos salariales de 84 por ciento. Una manifestación en las calles del centro de la ciudad reunió este miércoles a mil de esos funcionarios, según la PM, o 3.000, de acuerdo a los manifestantes.
El clima de tensión se agravó también por acciones del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST). Centenares de sus militantes ocuparon el miércoles la sede del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria en Fortaleza, también en el nordeste.
El MST ocupa hace varios días otros tres locales del organismo gubernamental encargado de ejecutar la reforma agraria, en el oeste y el norte de Brasil. Además organizó marchas por muchas carreteras del país, rumbo a capitales donde realizará actos de protesta el viernes.
En el sur, los sin tierra invadieron varios predios con miles de personas y este martes ocuparon un área que el gobierno de Rio Grande do Sul destinó a una planta de la empresa automotora General Motors.
Los campesinos invadieron el terreno en protesta contra el préstamo favorecido de 234 millones de dólares que el gobierno estadual concedió a la montadora para atraer sus inversiones, y reclaman 15 por ciento de esa suma en créditos subsidiados para su producción agrícola.
El MST y la principal organización sindical de Brasil, la Central Unica de Trabajadores, apoyan los reclamos policiales, en un intento por conseguir una cooperación entre los dos movimientos.
Los policías son gente "sin salario", definió el líder e ideólogo del MST, Pedro Stedile, para justificar la alianza entre sectores que tienen una historia de sangrientos conflictos mutuos en el pasado reciente.
Fueron efectivos de la PM los que dispararon contra los sin tierra en las dos mayores masacres de campesinos ocurridas desde 1995 y unos diez años antes un policía militar murió a golpes de hoz al participar en la represión de un acto campesino en Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul. (FIN/IPS/mo/dg/ip/97