El presidente del Banco Central de Brasil, Gustavo Loyola, renunció hoy al cargo que ejerció durante dos años, según se divulgó oficialmente en Brasilia.
El director del Area Internacional, Gustavo Franco, lo reemplaza interinamente, anunció el ministro de Hacienda, Pedro Malán.
Esa solución indica que no habrá ninguna modificación en la política cambiaria, uno de los aspectos más criticados de la gestión del actual gobierno por las consecuencias que tiene de sobrevaluación de la moneda nacional.
Aunque la rápida sustitución de Loyola por Franco asegure la continuidad de la política monetaria podría registrarse cierto nerviosismo ante la posibilidad de que sea otro el sucesor definitivo, indicó Tadeu de Freitas.
Al contrario de Loyola, Franco tiende a despertar polémicas con sus declaraciones. Sus posiciones no tienen consenso en del gobierno.
Recientemente recibió criticas del ministro de Comunicaciones, Sergio Motta, considerado muy influyente sobre el presidente Fernando Henrique Cardoso, de quien es amigo.
Franco es señalado como el principal formulador de las políticas monetarias empleadas tanto para derribar una inflación crónicamente elevada hasta 1994 como para mantenerla bajo control y en descenso.
Loyola deja su puesto en un momento de tranquilidad, en el que su principal misión, sanear el sistema financiero brasileño, parece cumplida, según dijeron analistas como Carlos Tadeu de Freitas, también ex dirigente del Banco Central.
Durante su gestión se liquidaron numerosos bancos y otras instituciones financieras y se aplicó un programa de reestructuración del sector que exigió créditos de más de 20.000 millones de dólares y es blanco de duras críticas de la oposición.
Funcionario de carrera del Banco Central desde 1977, Loyola asumió el cargo considerado más espinoso de la administración pública en junio de 1995 y se constituyó enb el decimotercer presidente de la institución en diez años.
Algunos de sus antecesores permanecieron sólo algunos meses en el cargo. El más efímero fue Francisco Gros, quien resistió únicamente 78 días, en 1987.
En esa medida se puede estimar exitosa su gestión, considerando que coincidió con un período de graves decisiones, en el que el fin de la superinflación provocó un terremonto en el sector financiero.
Bajo su mandato, los bancos redujeron en 40 por ciento sus funcionarios.
El ministro de Hacienda no explicó los motivos de la decisión al anunciar la renuncia de su auxiliar. Loyola había declarado anteriormente que dejaría el cargo al concluir su tarea principal, la reestructuración bancaria.
El presidente Cardoso, informado por Malán, tampoco emitió ningún comentario, ni siquiera a través de su vocero. (FIN/IPS/mo/dg/if-ip/97