AZERBAIJAN: EE.UU. procura alternativa al petróleo del Golfo

La bienvenida del presidente de Azerbaiján en Estados Unidos no tiene como único fin asegurar la influencia de la superpotencia en el Cáucaso, sino también garantizar a los estadounidenses que existe una alternativa no árabe para su provisión de petróleo.

Por otra parte, el objetivo del presidente azerí Haidar Aliyev, quien llegó a Estados Unidos este lunes, consiste en obtener el apoyo de Washington para sus planes de resolución del conflicto con Armenia por el enclave de Nagorno Karabaj.

La guerra de una década por el enclave armenio, cedido a Azerbaiján por el régimen soviético de Stalin en los años 20, fue interrumpida hace tres años por un cese del fuego luego de que tanques armenios capturaran el enclave y tierras vecinas azeríes. Más de 35.000 personas murieron en los enfrentamientos.

El recibimiento de Aliyev, quien se reunirá con el presidente estadounidense Bill Clinton el viernes, indica un cambio en la política de Washington, que antes apoyaba a Armenia.

Azerbaiján está creciendo como productor de petróleo. Aliyev firmará esta semana tres contratos por un valor total de 10.000 millones de dólares con gigantescas compañías petroleras estadounidenses para explotar tres nuevos yacimientos en el mar Caspio.

Previsiblemente, funcionarios de Washington destacarán la importancia y el volumen del petróleo que probablemente fluirá desde los yacimientos petroleros de Azerbaiján.

Pero el énfasis sobre el "boom" petrolero azerí o aun kazajo tiene por finalidad disimular el aumento del consumo de petróleo en Estados Unidos, la disminución de sus reservas, la gran necesidad de importación y la creciente dependencia del petróleo del Golfo.

El gobierno de Estados Unidos, que se enorgullece de la libertad que otorga a la empresa privada, ha demostrado una fuerte tendencia a dictar a sus principales compañías petroleras cómo operar en los yacimientos de gas y petróleo de Azerbaiján y Kazajistán.

Poco después de que tres gigantes estadounidenses del petróleo (Amoco, Pennzoil y Unocal) lograron una participación de 37 por ciento en un consorcio occidental creado para explotar l petróleo azerí, en septiembre de 1994, Clinton instituyó un grupo especial para supervisar los intereses de esas compañías, dirigido por el entonces subsecretario de Estado Strobe Talbott.

El grupo especial no sólo incluía funcionarios de los departamentos de Comercio y Energía, sino también del Consejo de Seguridad Nacional y de la Agencia Central de Inteligencia.

La primera decisión importante del grupo fue la de ordenar a las empresas petroleras estadounidenses que bajo ningún concepto aceptaran la construcción de un oleoducto que pasara por Irán para alcanzar una salida marítima.

A comienzos de 1994, el Análisis Estadístico de la Energía Mundial de British Petroleum, el informe más confiable de la industria, estimó las reservas de Azerbaiján en 1.300 millones de barrilles y las de Kazajistán en 5.200 millones.

Pero las autoridades de Estados Unidos hablaban en 1995 de reservas azeríes de 4.500 millones de barriles. Para este año, esa estimación aumentó a 9.200 millones.

Similar tratamiento estadístico se dio a las reservas petroleras de Kazajstán, que según Estados Unidos ascienden a 20.000 millones de barriles. Aun si esa cantidad fuera verdadera, equivaldría a sólo un quinto de las reservas del pequeño Kuwait.

Además, a diferencia de lo que ocurre en Azerbaiján y Kazajstán, los yacimientos petroleros de la región del Golfo en general se encuentran cerca de la línea de la costa, y esto minimiza la necesidad de oleoductos que atraviesen uno o más países.

Igualmente, Washington intenta dar a entender que la adquisición del petróleo azerí y kazajo constituye la mejor opción para Estados Unidos.

Las posibilidades de que el asunto se resuelva por la vía de la influencia política son altas, debido a la gran necesidad que tiene Azerbaiján de consumidores estadounidenses para su petróleo.

En promedio, cada ciudadano estadounidense consume 53 barriles de petróleo por año, mientras cada alemán consume sólo 30 barriles, y cada chino cinco. (FIN/IPS/tra-en/dh/rj/ml/ip-if/97

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