ARGENTINA: Periodistas blanco de atentados y amenazas

Desde hace cuatro años, la prensa argentina se mantiene en el primer lugar entre los sectores más confiables para la sociedad. Pero ese privilegio tiene su contrapartida: amenazas, atentados, juicios y agresiones se transformaron en obstáculos cotidianos del oficio.

Cada día es una nueva intimidación. Amenazas telefónicas, golpes a ellos o a sus familiares, atentados fallidos, afiches callejeros que desprestigian a la víctima o directamente el asesinato, como ocurrió hace seis meses con José Luis Cabezas, fotógrafo del semanario Noticias.

En diálogo con IPS, el secretario del gremio de periodistas Daniel Das Neves explicó que en ocho años de gestión del presidente Carlos Menem se registraron más de 800 ataques a la prensa.

"Los periodistas son atacados porque informan de asuntos sensibles como la falta de trabajo o la corrupción y ponen de manifiesto que existe impunidad", remarcó el gremialista.

Según una encuesta realizada por la socióloga Graciela Romer, en 1990 los periodistas ocupaban el primer lugar entre las instituciones y sectores sociales más confiables con 50 por ciento de respaldos. Hoy se mantienen en ese sitio con mayores adhesiones aún, 54 por ciento.

Cerca de los periodistas está la escuela pública y la Iglesia, pero muy lejos se ubican los militares (16 por ciento), los legisladores (13), la justicia (10) y la policía y los políticos (siete por ciento cada uno).

Justamente, la falta de credibilidad en la justicia -comenzando por las sospechas de parcialidad de la Corte Suprema de Justicia, ampliada por el gobierno de Menem para introducir una mayoría adicta- está en la base del prestigio que ganó la prensa involuntariamente.

"La gente busca en los periodistas lo que las instituciones no le dan", justificó en Argentina la periodista Suzanne Bilello, directora del nuevo centro latinoamericano de Freedom Forum, inaugurado en junio en Buenos Aires.

"Los periodistas nos hemos transformado en referentes sociales muy fuertes, y estamos ocupando lugares que les corresponden a la Justicia", dijo a IPS Gabriel Michi, que trabajaba en dupla con Cabezas para Noticias.

Para algunos editores de medios, el riesgo está en que la sociedad crea que los periodistas son fiscales.

"La prensa debe luchar para que haya justicia, pero si intenta reemplazarla va a fracasar", advirtió el presidente de la Academia Argentina de Periodismo.

En cambio, el escritor Ernesto Sábato declaró que "no es que el periodismo sustituyó a la justicia sino que la prensa actúa, mientras la justicia no ocupa su lugar".

En lo que va de la segunda gestión de Menem, iniciada en 1995, las denuncias periodísticas empujaron la renuncia de tres ministros.

El de Justicia, acusado por su militancia nazi, luego su sucesor, vinculado con un empresario sospechoso de ser autor material del crimen de Cabezas y el de Defensa, por un escándalo de venta ilegal de armas a Ecuador que le valió al periodista el Premio Rey de España a la mejor investigación en lengua hispana de 1996.

Como ejemplos de la afinidad del público con los periodistas, el director de Noticias Héctor D'Amico reveló que los primeros testigos del crimen de Cabezas, que apareció baleado y carbonizado en su automóvil, fueron al semanario y no al juez.

Por su parte, la revista "El Parlamentario" hizo una encuesta d resultado revelador.

Al preguntar "cuáles son los enemigos de la mafia en Argentina", entre los quince más mencionados hubo 10 representantes de medios de prensa.

Das Neves explicó que esa confianza en la supuesta lucha contra el delito organizado es lo que transformó a los periodistas en un blanco visible de quienes amenazan, intimidan y matan. La falta de esclarecimiento de estos delitos cimenta aú más esa credibilidad.

En los últimos dos meses, Magdalena Ruiz Guiñazú, la conductora radial más escuchada de las mañanas y que también tiene un programa de televisión, fue víctima de una campaña de agresión.

Primero un agente de inteligencia mintió en televisión sobre su pasado, lo que obligó a la periodista a presentar una querella por calumnias.

Luego recibió amenazas telefónicas de muerte a través de Noticias. "Decile a Magdalena que ella es la próxima", fue la advertencia. No obstante la difusión de la amenaza, poco después encontró una bala en la puerta de su departamento.

El edificio tiene custodia pero el mensajero logró burlarla y depositó la bala en la puerta de su piso.

A los pocos días, la ciudad de Buenos Aires amaneció decorada con afiches con su rostro y una serie de supuestas declaraciones respaldando a la dictadura militar (1976-1983).

"No sabemos quiénes son, pero cada vez es más evidente que no actúan en forma individual sino que tienen estructura, dinero y están ligados a algún factor de poder que les garantiza impunidad", remarcó Das Neves.

El Ministerio del Interior se solidariza con las víctimas, ofrece custodias y promete investigar, pero ningún caso se esclarece.

Un periodista especializado en asuntos informáticos, Ariel Garbarz, ofreció al gobierno un programa de comunicaciones que detecta llamadas amenazadoras. Resultado: fue amenazado de muerte.

Los periodistas responsabilizan al oficialismo de crear el ambiente para que se produzcan este tipo de ataques. Menem y su familia hicieron ya nueve juicios a Noticias. Además, el presidente acusa a los periodistas de "delincuentes", "terroristas" y "miserables".

En una de las querellas de Menem contra un periodista por injurias, la justicia dio la razón al comunicador.

La jueza dictaminó que el presidente debe pagar las costas del juicio que inició contra el columnista Horacio Verbitsky, que recogi una frase de un sindicalista según el cual Menem "lloraba como un maricón" durante su cautiverio en las cárecles de la última dictadura militar.

Los abogados de Menem apelaron la sentencia pero el recurso fue rechazado por la inconsistencia de los argumentos expuestos.

Verbitsky fue mencionado en una investigación avalada por la Fundación Konrad Adenauer como uno de los cuatro periodistas argentinos "más admirados".

Su libro "Robo para la corona" inauguró un estilo de investigación con alto impacto editorial: 250.000 ejemplares vendidos.

En relación al fenómeno de credibilidad ascendente de la prensa, Verbitsky opina que este proceso coincide con el deterioro del sistema pollítico institucional que comenzó con la ampliacin del número de jueces de la Corte Suprema.

Pero para el presidente, Verbitsky no es un periodista. "Es un terrorista que juzga a gente honesta y decente", acusó Menem en la última conferencia de prensa en la que lo consultaron sobre las informaciones del columnista. (FIN/IPS/mv/dg/ip-cr/97

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