El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, juzgó "ridícula" la idea de que en el planeta coexisten actualmente un mundo desarrollado y otro en desarrollo, porque "en realidad esos dos mundos son inseparables".
El funcionario internacional dijo a ministros, empresarios y sindicalistas, reunidos en la Conferencia Internacional del Trabajo, que el mundo es único en relación a economía, ambiente, salud, migraciones, delito, droga, alimentos y guerra.
En cambio, reconoció, existe un mundo de grandes diferencias entre países: los ricos y los pobres. "El nuestro es un mundo en que 3.000 millones de personas viven con menos de dos dólares diarios y 1.300 millones con menos de un dólar por día".
La injusticia crecen y dentro de 30 años la población del mundo ascenderá probablemente a 8.000 millones, de los cuales 7.000 sufrirán las mismas privaciones, vaticinó Wolfensohn ante la asamblea anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El presidente de la principal banca de fomento internacional esquivó el debate sobre la cláusula social que domina las deliberaciones de la Conferencia, que concluirá el jueves venidero.
Dos bloques, caracterizados a grandes rasgos por los países del Tercer Mundo y los industrializados, difieren sobre el papel de vigilancia de la OIT en el cumplimiento de las normas laborales relacionadas con el comercio.
Mientras los países industrializados y las principales centrales obreras favorecen la intervención activa de la OIT, las naciones del Sur previenen que favorecerá el proteccionismo comercial.
Wolfensohn eludió opinar porque la junta de gobernadores del Banco Mundial, arguyó, "está formada por la misma gente" que se enfrenta en el debate de la OIT.
El director general de la OIT, Michel Hansene, fue criticado duramente esta semana por los países no alineados, que lo acusaron de supeditar las normas laborales básicas al comercio internacional.
En cambio, el funcionario recibió apoyo expreso de Estados Unidos, que elogió el discutido informe que Hansene presentó a comienzos de año con la sugerencia de fortalecer las normas laborales básicas y de establecer una etiqueta social.
Andrew Samet, subsecretario de Trabajo y jefe de la delegación de Estados Unidos, felicitó a Hansene por el informe que este miércoles había merecido la reprobación de los no alineados.
El representante estadounidense previno a la Conferencia que la OIT se enfrenta a la posibilidad "del más serio de los fracasos".
Estados Unidos presionó para que la OIT adopte una decisión sobre la dimensión social de la globalización, una propuesta que se discute desde hace tres años y que implica el condicionamiento del comercio internacional al cumplimiento de determinadas normas laborales.
Samet anticipó que su gobierno favorece la aplicación de normas laborales exigentes en todo el mundo y también la adopción de códigos de conducta, sociales o de consumo y otras iniciativas. (FIN/IPS/pc/dg/lb-pr/97