Cientos de miles de personas huyen de la capital de Sierra Leona a medida que crece la posibilidad de que una fuerza multinacional africana intervenga para revertir el golpe de Estado que depuso al presidente Ahmed Tejan Kabba el 25 de mayo.
Unas 300.000 personas huyeron al interior del país y a las vecinas Guinea y Liberia, según versiones sin confirmar. Eso ocurre desde que se registraron choques armados entre tropas de Sierra Leona y Nigeria ocho días después del golpe.
Un periodista que reside en Bo, la segunda ciudad de Sierra Leona, dijo a IPS por vía telefónica que unos 100.000 habitantes de la capital irrumpieron en el lugar, lo que provocó un aumento de precios de mercaderías de primera necesidad.
Las empresas transportistas también aumentaron sus tarifas debido a la escasez de combustible y al creciente número de personas que intentan escapar.
El precio del pasaje de Freetown a Conakri, la capital de Guinea, se duplicó de 10 dólares a 20, al igual que los viajes locales. Una travesía de 200 kilómetros que antes del golpe costaba cinco dólares pasó a diez.
"No hay modo de convencer a los transportistas de que reduzcan sus tarifas. Ellos compran combustible en el mercado negro al doble de precio que establece el gobierno", dijo Abu Bakarr Sillah, presidente de la Asociación de Conductores Profesionales.
El éxodo de la capital comenzó el día 2, cuando un contingente naval de Nigeria en la ECOMOG, la misión militar de la Comunidad Económica de Estados de Africa Occidental (ECOWAS) en Sierra Leona, bombardeó desde la costa objetivos militares en Freetown.
Unas 50 personas murieron en una batalla entre nigerianos y una fuerza combinada del ejército de Sierra Leona y rebeldes del Frente Revolucionario Unido (RUF).
El grupo insurgente había firmado en noviembre del año pasado un acuerdo de paz con el gobierno democrático de Tejan Kabbah, pero su líder, Foday Sankoh, les ordenó respaldar a los golpistas.
Un contingente de Nigeria ya habá estado en Sierra Leona debido a un acuerdo militar entre los dos gobiernos. Pero después del golpe la ECOWAS despachó más soldados, la mayoría de ellos nigerianos.
Aunque la junta militar ahora en el gobierno anunció la reapertura de las fronteras por aire, mar y tierra, los principales aeropuertos de Freetown son controladas por soldados de la ECOMOG liderados por comandantes nigerianos.
Dos barcos de batalla nigerianos están amarrados en la costa de la capital y otras tropas de la ECOMOG se han estacionado en las fronteras terrestres.
Los habitantes de Freetown utilizan la vía marítima, los viajes por carretera o a pie a través de la selva para abandonar la capital.
El funcionario estatal Michael Dao y su familia de ocho miembros no estaban preparados para huir. "Vivimos en el barrio de Aberdeen, donde ocurrieron los últimos bombardeos. Vi cadáveres y destrucción y no puedo esperar más", dijo a IPS antes de tomar un ferry hacia Conakry.
Se registraron, también, accidentes en mares y carreteras por sobrecarga de vehículos. El fin de semana, medio centenar de personas murieron en un choque entre ómnibus. Un número sin confirmar de personas se hundieron con el bote en que viajaban.
La junta atribuyó las huidas al temor a que la ECOMOG asalte la ciudad. "Este es un asunto interno y Nigeria no tiene justificación moral para interferir en la crisis", según un comunicado oficial difundido el martes.
El gobierno organizó el domingo un servicio religioso en un estadio deportivo en Freetown para ganar apoyo popular contra la intervención, pero solo contó con la presencia de 4.000 personas. "Oremos al Señor para impedir una agresión militar contra la capital", dijo un clérigo durante la velada. (FIN/IPS/tra- en/lf/kb/mj/ip pr/97