El parlamento de Kuwait enfrenta un nuevo desafío tras la detención de cinco hombres en relación al intento de asesinato de Abdullan al-Naibari, integrante de la Asamblea Nacional destacado por sus campañas contra la corrupción.
El parlamentario liberal Mishari al-Osaimi acusó a los cinco acusados de operar para una "mafia" dedicada a apropiarse de fondos públicos, y prometió que "las balas no silenciarán a quienes luchan contra la corrupción pública".
Al-Nabari, quien presidió un comité para la protección de fondos públicos durante la última legislatura, fue atacado con armas de fuego en dos oportunidades dentro de su automóvil. Tres kuwaitíes y dos iraníes fueron detenidos 24 horas después del ataque.
Al Talia, diario del Foro Democrático de Al-Naibari, acusó de corrupción el mes pasado a "figuras cercanas al ministro", incluyendo un militar.
Sus palabras fueron consideradas un desafío a las autoridades gobernantes, y especialmente una defensa de la independencia del parlamento de Kuwait, un rasgo que aísla al pequeño emirato del resto de las monarquías del Golfo árabe.
Mientras otros estados del Golfo sólo permiten órganos asesores de integrantes designados, Kuwait cuenta con la Asamblea Nacional, un parlamento de 50 miembros electos entre ciudadanos cuyas familias viven en Kuwait desde 1921.
Pero la independencia del parlamento de Kuwait, especificada en la constitución y promulgada por Kuwait independiente en 1962, ha sido durante largo tiempo fuente de discordia entre el emir (jefe de Estado), Jabir al-Ahmad al-Sabah, y los parlamentarios.
En dos décadas, el emir disolvió la legislatura en dos oportunidades. La primera, en 1976, duró cinco años, y la segunda, en 1986, cuatro.
A pesar de intentos del emir por regular sus procedimientos, a través de los años la Asamblea Nacional se convirtió en un medio institucional de expresión y acceso político a los principales elementos socioeconómicos de la sociedad: tribus nómadas y sedentarias, empresarios y comerciantes urbanos, y profesionales y políticos intelectuales.
"Deben discutir este delito, pero no acusarnos de nada', dijo furioso ante el parlamento el primer ministro en funciones Sheikh Sabah al-Ahmad al-Sabah, y advirtió a los parlamentarios que "no me obliguen a hacer algo que no quiero hacer".
Los parlamentarios interpretaron la reacción como una amenaza de disolución del parlamento.
Los parlamentarios en Kuwait han tenido especial cuidado de no denunciar la corrupción.
Con casi un décimo de las reservas mundiales de petróleo, Kuwait es extraordinariamente rico. De su pequeña población de 1,5 millones de habitantes, sólo dos quintos son ciudadanos. En la cumbre de la pirámide social se encuentran los miembros de la gobernante familia Al-Sabah.
El emir, y los ministros de Petróleo, Finanzas y Defensa son miembros de la familia Al-Sabah.
Teniendo en cuenta que el petróleo no es un recurso renovable, el gobierno de Kuwait instaló un Fondo de Reserva para Futuras Generaciones en 1976.
Inyectando 10 por ciento de sus ingresos anuales de petróleo en el fondo, alcanzó un total de casi 100.000 millones de dólares en vísperas de la invasión de Iraq, en agosto de 1990.
Siete octavos de esta suma se invirtieron en el exterior, administrados por la Autoridad de Inversión de Kuwait (KIA), departamento del Ministerio de Finanzas.
Poco después de la expulsión de los iraquíes de Kuwait en febrero de 1991, se desató un escándalo de corrupción en el Fondo de Reserva, con denuncias contra la KIA. Pero como en ese momento no había parlamento, el tema quedó en el olivdo.
Cuando los Al-Sabah reanudaron su gobierno en marzo de 1991, no lograron tanta popularidad como tenían antes de la invasión de Iraq. Su apresurada partida ante el avance iraquí había dañado su imagen.
Como resultado, cuando en 1997 hizo erupción otro escándalo por corrupción en el manejo del Fondo de Reserva para Futuras Generaciones, la oposición parlamentaria se sintió con fuerzas para ordenar otra investigación sobre las acusaciones, con buen resultado. (FIN/IPS/tra-en/dh/rj/lp/ip/97