Uruguay busca en el gas natural uno de los caminos para mejorar su competitividad internacional frente a Argentina, Brasil y Paraguay, que tienen mejores posibilidades de respaldo energético.
La fuerte dependencia del petróleo y el hecho de que en este país sudamericano se hayan agotado los caudales de agua para construir nuevas represas, llevaron a organismos del gobierno a establecer una sociedad con una provincia de Argentina, país que es el mayor productor regional de gas natural de la región.
Más de la mitad (58,2 por ciento) del total de la energía que consume Uruguay proviene del petróleo, el cual se importa en su totalidad. El resto de las fuentes surge en partes casi iguales de la madera y los recursos hídricos.
A juicio del gobierno uruguayo el gas natural que ingrese al país en esta etapa puede llegar a significar entre 10 y 15 por ciento de la energía que se consuma.
Por esa razón las empresas estatales Usinas Termoeléctricas del Estado (UTE) y Administración Nacional de Alcohol y Portland (ANCAP) se asociaron con la provincia argentina de Entre Ríos para construir un gasoducto que perminta el ingreso a Uruguay de ese producto.
Entre Ríos limita a través del Río Uruguay con el departamento uruguayo de Paysandú, 359 kilómetros al oeste de Montevideo.
En el marco de la competencia regional de los cuatro países del Mercado Común del Sur (Mercosur), Uruguay, el menor del bloque, puede perder competitividad si no diseña una estrategia diferente a la actual.
Pedro Antmann, viceministro de Industria y Energía, señaló que Argentina atiende 42 por ciento de su consumo final con petróleo y el mismo porcentaje con gas natural, del que tiene importantes reservas, además de un potencial hidroeléctrico inexplotado.
Según Antmann, Argentina tendrá una abundante oferta energética por varias décadas a precios competivos.
Brasil también depende del petróleo, del cual importa por 40 por ciento de sus necesidades energéticas, aunque la tendencia está disminuyendo.
Actualmente Brasil lleva adelante un proceso de transformaciones institucionales que apuntan a aumentar un potencial de generación hidroeléctrica que se ubica en 95 por ciento de las posibilidades de suministro, de la cual sólo aprovecha actualmente 22 por ciento.
Paraguay, el otro miemrbo del Mercosur, tiene el mayor valor a nivel mundial de potencia hidroeléctrica por habitante y cuando mejore su infraestructura será un fuerte competidor.
Por esa razón, dijo Antmann, Uruguay "juega su futuro asociado a una unión aduanera con países que tienen potenciales energéticos muy importantes que los ayudan en su competividad".
Si este país "no apuesta a la integración energética seguramente se verá privado de inversiones en emprendimientos productivos que tengan un uso significativo de la energía", señaló.
Con este marco, el ingreso del gas natural a territorio uruguayo está pendiente de una furte confrontación entre el Ministerio del ramo, ANCAP Y UTE.
El presidente de UTE, Mario Carminatti, pretende construir en una localidad próxima a Paysandú una central de 360 megavatios para fortalecer al ente frente a la eventual competencia futura.
"Esa potencia nos permitirá competir aún en el mercado argentino", dijo.
El Ministerio de Industria y Energía y ANCAP sostienen que una central de 120 megavatios es suficiente en el proceso de desregulación que se impulsa, porque la de 360 haría inútil la inversión realizada por los ciudadanos a través de sus impuestos.
"¿Qué hacemos con el actual parque termoeléctrico del sur del país que los uruguayos pagaron y cuyo valor se estima en 200 millones de dólares?", preguntó el ministro de Industria y Energía Julio Herrera.
También señaló la diferencia de inversión entre una central de 360 megavatios, cuyo costo oscilará en 140 millones de dólares, con una de 120 o 180 megavatios, que costaría unos 30 millones de dólares.
La estrategia a adoptar, añadió el ministro, debe ser tener una central en el norte, reforzada en el sur con dos centrales térmicas, de las cuales fue diseñada para funcionar también a gas.
De esta forma, sostuvo, será posible construir en el futuro otro gasoducto en el sur del país y responder a una demanda de esa zona, donde se concentra la mayoría de la población y de las industrias y donde se produce la payor parte de los productos que Uruguay exporta. (FIN/IPS/rr/dg/if/97