Cuando Ron Woods llegó a su trabajo en la empresa automovilista Chrysler el 23 de abril, encontró una carta despectiva hacia los homosexuales colgada cerca de la oficina de su supervisor.
Pidió que la misiva fuera retirada, pero unas horas después, copias ampliadas de la misma aparecieron en toda la oficina.
Tras 11 años como electricista de la empresa automovilista Chrysler, en Detroit, Estados Unidos, Woods está habituado a tales incidentes. Sostiene que sufrió acoso por ser homosexual, y agresiones físicas en cinco ocasiones, cuatro de ellas en presencia de supervisores, y que recibió amenazas de muerte.
"El problema en Chrysler es grave, de arriba a abajo. Cuando el trabajo se convierte en un medio hostil (…) afecta mi rendimiento, a mis compañeros y puede afectar la relación con mis superiores", dijo Woods.
Como presidente de la Campaña para la Igualdad de Derechos en Chrysler, Woods lleva a cabo su campaña a solas, presionando a sus empleadores a adoptar una política contra la discriminación de trabajadores homosexuales.
Como surgieron más trabajadores con historias similares, y se organizaron protestas frente a los lugares de venta de automóviles Chrysler, la compañía cedió y en enero incluyó las palabras "orientación sexual" en su política antidiscriminatoria.
Ello habilita a la empresa a tomar medidas contra la discriminación en el trabajo.
"La administración fue muy sensible al tomar las medidas necesarias (…) a medida que nos llegan más casos, son investigados en profundidad y con celeridad. Creo que la respuesta de Chrysler ha sido notable", dijo Monica Emerson, gerente de Diversidad y Trabajo/Familia de la empresa.
Sin embargo, según Woods, poco ha cambiado para él en la fábrica. "Es la misma Chrysler de siempre. No hubo ningún cambio. Le están vendiendo a la gente esta nueva propuesta. Recurrí a la administración en reiteradas ocasiones, pero nada cambió".
Trabajar en Chrysler ha sido "muy peligroso" para hombres y mujeres homosexuales, dijo Woods, quien en 1991 criticó en una revista sindical a la cadena de restaurantes Crackerbarrel por despedir a trabajadores homosexuales.
Poco después, aparecieron fotos obscenas en su escritorio y consignas antihomosexuales en las paredes. También sufrió ataques físicos y amenazas de muerte.
Martha Grevatt, lesbiana y obrera mecánica de la planta de Chrysler en Twinsburg, Ohio, también informó que recibió mensajes agresivos y pornografía, así como la imagen de una improvisada guillotina con el mensaje "ponga su cabeza aquí".
Las autoridades de Chrysler admiten que hará falta una estrategia global para cambiar la actitud en el trabajo. "Intentamos crear un ambiente que incluya a todos. Cada vez nos acercamos más al concepto de antidiscriminación", dijo Emerson.
Las medidas tomadas para proteger a los trabajadores homosexuales no resultaron fáciles para la tercera fabricante de automóviles del país. En las últimas semanas, la compañía recibió múltiples llamadas de críticos y partidarios de los derechos de los homosexuales.
Los críticos atacaron la publicidad de Chrysler en el programa de televisión "Ellen", cuyo personaje principal es una lesbiana.
Sosteniendo que la compañía es lenta para aplicar la protección a los trabajadores, organizaron una protesta durante la asamblea de accionistas de la empresa en Seattle el 15 de mayo.
Ed Hunt, copresidente de la Coalición Laboral Outfront, de Seattle, organizó la manifestación debido a la "atroz" situación de los homosexuales en Chrysler.
Las autoridades de la empresa "están haciendo más declaraciones públicas. Es importante que alguien los encare y los obligue a responder algunas preguntas", dijo Hunt.
La lentitud del cambio en Chrysler revela lo difícil que puede ser obtener protección para los homosexuales y modificar un ambiente laboral que tolera el acoso y la discriminación.
Muchas empresas tienen políticas de protección contra la discriminación para sus trabajadores, pero su aplicación es difícil. Aunque la ley protege a los trabajadores, el ambiente extraoficial de intolerancia puede estar extendido desde la planta de trabajo hasta la dirección.
Texaco Corporation, que se ufana de contar con una política que contrata a minorías, tuvo que pagar 140 millones de dólares en 1996 tras llegar a un acuerdo con empleados afroestadounidenses que la acusaban de discriminación.
La empresa cuentaba con 2.029 empleados en los cargos con mejores salarios, de los cuales sólo 22 eran negros.
De manera similar, cientos de obreras de Mitsubishi demandaron a la compañía en abril por acoso sexual. Aunque al principio la empresa peleó agresivamente contra las acusaciones, con el tiempo, su actitud fue más conciliadora.
La firma despidió a 10 empleados por acosar a sus compañeras.
Las empresas no están obligadas a proteger los derechos de los homosexuales, ya que no existe una base constitucional para ello y el intento de conseguir la protección en los tribunales y el Congreso no tuvo éxito.
De acuerdo con Sean Stroub, coautor de "Cracking the Corporate Closet", la industria automovilística es la "última" a la hora de proteger los derechos de sus trabajadores homosexuales. "Las compañías automovilísticas tienen mucho que hacer", escribió.
Pero el número de compañías que incluyen voluntariamente la orientación sexual en sus políticas antidiscriminatorias va en aumento.
Más de 30 de las principales empresas estadounidenses manifestaron su respaldo a la Ley de Antidiscriminación Económica, norma federal que prohibiría la discriminación en el trabajo contra los homosexuales. Asimismo, más de 350 empresas estadounidenses brindan beneficios a las parejas homosexuales.
Las autoridades de Ford, al anunciar en noviembre que la compañía adoptaría mayores medidas de protección, citaron la clara tendencia de las empresas hacia la protección de los empleados homosexuales.
General Motors protege a los homosexuales desde 1990. (FIN/IPS/tra-en/te/yjc/aq-lp/lb-hd/97