Las calles de la capital de Ruanda se están convirtiendo rápidamente en el centro de un creciente tráfico de marihuana, heroína y cocaína, dirigido principalmente a los jóvenes habitantes de suburbios urbanos de bajos ingresos.
Autoridades policiales sostienen que cocaína y heroína ingresan al país con frecuencia por Magerwa, localidad de Gikondo, contrabandeadas por camioneros que provienen del este de Africa.
El objetivo principal del comercio son los suburbios de Biryogo, Gakinjiro, Muhima, Camp Zaire, Kimisagara y Kabagari, según el periódico mensual del ejército, "Ingabo" (El Escudo).
"Estaba equivocado al pensar que el consumo de heroína y cocaína era una epidemia del mundo industrializado. En la actualidad, las drogas se consumen y venden en nuestra ciudad", dijo un funcionario del Departamento de Investigación Criminal (CID).
Algunos jóvenes formaron sectas que se dedican al consumo de drogas y la mayoría no es consciente del peligro de los narcóticos, sostuvo el periodista Juma Nzabandora, que investigó el incremento del consumo de heroína y marihuana en Kigali.
Antes de consumir marihuana, por ejemplo, los jóvenes recitan habitualmente un conjuro en swahili: "Ganja, mugo, yo los consumo, por favor no me hagan daño, son mi padre y mi madre".
Nzabandora afirman que los jóvenes creen que el cántico los protege de posibles perjuicios. Los funcionarios del CID explican que "ganja" y "mugo" son nombres que identifican a la marihuana y la heroína en la jerga de la calle.
Cuando el actual gobierno de Ruanda llegó al poder hace tres años, lanzó una campaña contra el consumo y el cultivo de la marihuana.
Más de 20 hectáreas de cannabis habrían sido plantadas en el corazón del bosque natural Nyungwe, en el sudoeste del país, por el régimen del difunto presidente Juvenal Habyarimana.
Numerosos reclusos en la estación policial de Nyamirambo son adolescentes que consumen y además trafican drogas.
Alexandrine Umwari, de 17 años, es adicta a la heroína desde hace medio año. Fue detenida hace unos meses. Para mantener su adicción robó dinero y artículos del hogar de su familia, y al final recurrió a la prostitución.
Varios reclusos en Nyamirambo revelaron que, con frecuencia, los traficantes de drogas duras son ciudadanos de Senegal, Malí y Costa de Marfil. Pero el comercio también atrajo a ruandeses que buscan la riqueza rápida.
La heroína "es una droga muy cara" y "en algunos casos un gramo cuesta 20 dólares", dijo una mujer involucrada en el tráfico.
El fiscal de Kigali, Emmanuel Rukangira, dijo que no ha sido fácil hacer cumplir las normas sobre narcóticos en el país. Las prisiones están a menudo llenas de acusados del genocidio que causó la muerte de casi un millón de ruandeses entre abril y junio de 1994.
Por esta razón, los detenidos por drogas fueron puestos en libertad, agregó.
Las autoridades aplicarán severas leyes contra consumidores y traficantes de drogas, y un nuevo centro de detención fue construido en Kimironko, en las afueras de Kigali, afirmó Rukangira. (FIN/IPS/tra-en/jbk/pm/aq-lp/ip/97