Con la anunciada entrega de 70 soldados en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se cierra un capítulo que los analistas coinciden en calificar como un triunfo militar y político de la guerrilla.
El episodio que finalizará el domingo 15 en Cartagena del Chairá, del sur de Colombia, se inició el 30 de agosto, cuando las FARC ocuparon, tras un sangriento ataque, la base militar de Las Delicias que era resguardada por 90 soldados, de los que murieron 30 y fueron 60 fueron capturados por los insurgentes.
Posteriormente, en febrero, en un nuevo golpe la guerrilla capturó en el departamento de Chocó (nor-oeste) a otros 10 infantes de marina que también serán liberados el domingo.
El ataque, la retención de los soldados y el proceso de liberación, introducen nuevos elementos que aumentarán a la dinámica del conflicto armado, opinó el analista Luis Valencia, de la Universidad privada de Los Andes.
Según Valencia, la guerrilla logró que el debilitado gobierno del presidente Ernesto Samper cediera en todas sus exigencias, con lo que se anotó un triunfo político que tratará de mantener con nuevas ofensivas.
"La ley de la guerra es que lo que se gana hay que defenderlo" y la guerrilla lo hará "con nuevas acciones, ataques y hostigamientos", dijo Valencia a IPS.
El experto señaló asimismo que el ejército sufrió una derrota "no estrategica", ya que mantiene su estructura militar intacta y "a partir de la entrega de los soldados va a responder con una ofensiva contrainsurgente".
Para los analistas, el principal éxito de las FARC en la negociación para la liberación de los soldados fue haber logrado que el gobierno retirara al ejército de una zona de 13.000 kilómetros cuadrados.
El Estado "cedió su soberanía" y "ahora es la guerrilla la que controla el territorio, patrulla y revisa a quienes entran o salen", así sea temporalmente, afirmó Valencia.
En el mismo sentido, el ex consejero de Paz de la presidencia Ricardo Santamaría considera que el gobierno permitió a la guerrilla dominar totalmente una zona que "será difícil de recuperar".
Y para el analista independiente Jesús Bejarano, en este proceso "no hubo negociación sino entrega total" por parte del gobierno.
La guerrilla no iba a matar a los soldados y ello le daba al gobierno un poder de negociación que no utilizó, ni supo evitar "el espectáculo de relegitimización que dará ante el mundo" las FARC.
No obstante, para Valencia, la guerrilla puede llegar a pagar un "alto costo político", porque es posible que se desate una nueva escalada de la "guerra sucia por parte de grupos paramilitares contra activistas sociales" considerados aliados de la insurgencia.
Los grupos paramilitares de derecha, declarados ilegales, han intensificado sus ataques el último año, con el apoyo de miembros de las Fuerzas Armadas, de acuerdo a denuncias de organismos internacionales defensores de los derechos humanos.
El punto a favor del gobierno en el proceso de entrega de los soldados es, en opinión de algunos analistas, haber logrado salvar la vida de los 70 soldados, aunque su regreso pudo haber sido obtenido mucho antes.
El acuerdo establece que cinco días después de la entrega el ejército ocupará nuevamente la zona de seguridad establecida para la devolución de los soldados.
Los insurgentes exigieron entre sus condiciones para liberar a los soldados la presencia de una "comisión de verificación" integrada por personalidades internacionales que fue avalada por el gobierno y estará presente el domingo en Cartagena del Chairá.
En esa comisión figuran el ex presidente de Costa Rica Rodrigo Carazo, Manuel Conde Orellana, de la comisión negociadora de paz de Guatemala, Robert Pastor, de la fundación Carter, los embajadores de cuatro países europeos y representantes de organismos humanitarios internacionales. (FIN/IPS/yf/dg/ip/97