CHINA: La plaza de Tiananmen, símbolo de unidad y de tensión

La plaza de Tiananmen, en el corazón de Beijing, refleja la turbulenta historia moderna de China y es a la vez símbolo de unidad y tensión política.

Esa plaza estará probablemente en calma este miércoles, como lo ha estado en los últimos ocho años, cuando se cumpla el octavo aniversario de la violenta represión gubernamental del movimiento por la democracia, que causó la muerte a miles de personas.

El 4 de junio de 1989, el gobierno envió tanques y tropas para aplastar un movimiento dirigido por estudiantes y trabajadores que protestaban contra la corrupción en el Estado y exigían reformas democráticas.

La fecha será recordada en el Victoria Park, de Hong Kong, una colonia británica que el 1 de julio se reincorporará a China. Se espera que decenas de miles de personas enciendan velas por los caídos en la masacre.

Mientras, Tiananmen rebosará, como es habitual, de visitantes llegados al lugar para rendir homenaje a Mao Zedong, el líder fallecido en 1976, cuyo mausoleo se encuentra en esa plaza, detrás de un enorme retrato.

Todo recuerdo de la masacre ha sido retirado de la plaza, que seguirá siendo rehén de las circunstancias políticas.

Pero, en inesperada decisión, un tribunal absolvió a cuatro disidentes que habían sido procesados por organizar una "camarilla contrarrevolucionaria" durante las manifestaciones de 1989.

Grupos de derechos humanos observaron que es la primera vez que las autoridades de China niegan fundamento a un caso contra manifestantes de la plaza de Tiananmen. Muchos dirigentes estudiantiles, más conocidos, fueron a prisión mientras decenas se exiliaron.

Durante décadas, la plaza de Tiananmen fue utilizada por el gobernante Partido Comunista como símbolo de unidad. El 1 de octubre de 1949, Mao proclamó desde la puerta de Tiananmen el nacimiento de la República Popular China.

Por siglos, Tiananmen, que vincula la Ciudad Imperial con el mundo exterior, había sido el símbolo del poder imperial de China feudal.

Allí, el emperador, hacía su poco habitual aparición, surgiendo de la Ciudad Prohibida a través de la Puerta de Tiananmen. Entonces, sus edictos eran leídos al pueblo.

En ese entonces, Tiananmen no funcionaba como plaza urbana, ya que la población no podía reunirse en público para expresar opiniones. Comenzó a ser utilizada como foro para el disenso político sólo a principios del siglo XX, cuando la moderna noción de revolución llegó al país.

El 4 de mayo de 1919, estudiantes e intelectuales invadieron la plaza al grito de "¡Protejan nuestra soberanía!", en protesta contra el Tratado de Versalles, que selló el fin a la primera guerra mundial y cedió a Japón las concesiones territoriales con que contaba Alemania en China.

Aunque breve, la protesta del 4 de mayo fue el comienzo de una serie de reuniones y manifestaciones públicas. Las protestas contra los invasores extranjeros se sucedieron en la plaza en 1925, 1926 y 1938.

Pero las cosas cambiaron con la instalación del régimen comunista de Mao Zedong. La plaza fue convertida en símbolo de unidad de la nación.

Con el trabajo de decenas de miles de voluntarios, Mao no sólo aumentó la superficie de la plaza, sino que también construyó un extenso bulevar, de este a oeste, llamado "avenida de la Paz Eterna".

Esas obras determinaron el cambio de orientación de la ciudad, que tuvo un nuevo eje, de este a oeste, en lugar del viejo sur- norte imperial.

En el costado oriental de la plaza, fue levantado un edificio de faraónico estilo estalinista para el Museo de la Revolución y la Historia. Al oeste, Mao albergó al grandioso Gran Salón del Pueblo y erigió el Monumento a los Héroes del Pueblo, un obelisco de granito.

El obelisco acabó definitivamente con el sagrado eje que corría de norte a sur por la Ciudad Prohibida y que, según latradición, transmitía el poder imperial del emperador a su imperio.

Grandes celebraciones y espectaculares desfiles fueron celebrados en la plaza a lo largo de los años.

El esfuerzo por imponer la imagen de una nueva China comunista en la plaza fue completado luego de la muerte de Mao, con la construcción con ayuda de 700.000 obreros del mausoleo que conserva el cadáver embalsamado del antiguo líder supremo.

Un gigantesco reloj digital fue puesto frente al Museo de la Revolución y la Historia, contando el tiempo que falta para que China recupere la soberanía sobre Hong Kong, un territorio dominado durante un siglo por Gran Bretaña. (FIN/IPS/tra- en/ab/js/aq-ff/ip hd/97

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