Un aire de incertidumbre caracteriza al actual panorama político de Canadá, tras una elección en la que el partido gobernante apenas conservó su mayoría parlamentaria y dos partidos regionales obtuvieron el segundo y tercer lugar.
El Partido Liberal del reelecto primer ministro Jean Chrétien, que basó su campaña en su rápida reducción del déficit y el incremento del comercio internacional, redujo su número de escaños de 174 a 155 en la Cámara de los Comunes, de 301 asientos.
"El pueblo espera que todos nosotros cumplamos con nuestras responsabilidades de acuerdo con los tradicionales valores canadienses de tolerancia, franqueza, generosidad e inclusión. Yo lo haré", dijo Chrétien a los líderes de los cinco partidos canadienses desde su casa de Saint-Maurice, en Quebec.
Las declaraciones del jefe de gobierno pueden interpretarse como un intento por restaurar la calma tras una campaña marcada por un encarnizamiento y una hostilidad sin precedentes.
La animosidad surgió luego de que el derechista Partido de la Reforma (PR), que obtuvo votos suficientes para formar la oposición parlamentaria oficial, revivió su paralizada campaña con una "línea dura" hacia el movimiento separatista de la provincia francófona de Quebec.
Hacia el fin de la campaña, el PR realizó anuncios televisivos exhortando a los electores a no votar por partidos cuyos líderes proceden de Quebec y utilizó fotografías tachadas de cuatro políticos de nombre francés, entre ellos Chrétien y el líder conservador Jean Charest, ambos acérrimos federalistas.
Los anuncios fueron inmediatamente denunciados por los líderes de los otros partidos como un llamado a la intolerancia hacia los franceses dentro del Canadá anglófono.
Alexa McDonough, líder del Nuevo Partido Democrático, advirtió que la actitud del PR podría conducir a una "guerra civil".
Tras la votación del lunes, el líder del PR, Preston Manning, no hizo referencia explícita a Quebec, pero destacó que el ascenso de su partido de una agrupación de protesta regional a la oposición oficial en 10 años marca un enorme cambio en la política nacional.
"Canadá ha entrado en una etapa de transición, en la que mueren las viejas ideas y nacen nuevas… Hagamos de este cuerpo legislativo un parlamento de transición que alumbre el camino hacia el siglo XXI", exhortó Manning.
Otros temen que el ascenso del PR refleje una división de la política canadiense en facciones regionales y dificulte a las fuerzas federalistas la tarea de mantener el país unido si la provincia de Quebec realiza un nuevo referendo para decidir sobre la separación del resto de Canadá.
"Tenemos una cámara muy dividida regionalmente", dijo el ex gobernador de Ontario, Bob Rae. "No podremos enfrentar otro referendo con las fuerzas federalistas divididas", agregó.
En realidad, los partidos que obtuvieron el segundo y tercer lugar en el parlamento son partidos regionales con muy poco en común.
El PR ganó la mayoría de sus 60 escaños en las provincias occidentales de Alberta y Columbia Británica, y ninguno en seis de las 10 provincias del este.
En contraste, el separatista Bloc Québecois obtuvo 45 escaños en Quebec, aunque perdió su condición de principal partido opositor.
Gilles Duceppe, líder del Bloc Québecois, opinó que el éxito del PR en esta elección impulsará a Quebec a votar por la separación, porque, en su opinión, quedó demostrada la falta de solidaridad de la Canadá anglófona con el deseo de los quebequenses francoparlantes de proteger su lenguaje y su cultura.
"Para los quebequensees, existe sólo una forma de salir de este atolladero constitucional, y es la soberanía de Quebec", dijo Duceppe.
Las elecciones del lunes también fueron significativas por el retorno de dos partidos tradicionales que habían caído en el olvido: el Nuevo Partido Democrático (NPD) logró 21 escaños y el Partido Conservador 20.
Bob White, líder del Congreso Canadiense del Trabajo, la mayor confederación sindical del país, señaló que la buena votación del NPD demuestra el deseo popular de una voz alternativa que desafíe la política económica neoconservadora, que redujo el déficit presupuestal a expensas de programas sociales.
"Este será un parlamento diferente, donde se debatirán mucho más los asuntos que preocupan al pueblo, como el empleo y el cuidado de la salud", declaró White.
La elección también reavivó el tema de la reforma electoral para la incorporación de alguna forma de representación proporcional.
Los críticos del actual sistema sostienen que, ahora que hay cinco partidos federales establecidos -a diferencia de la década pasada, en que había tres-, la división de votos favorece a los partidos regionales y perjudica a aquellos partidos cuyos votantes están distribuidos más uniformemente en todo el país.
Por ejemplo, el occidental PR obtuvo 60 escaños con sólo 17 por ciento del voto popular, mientras el Partido Conservador logró sólo 20 escaños, aunque recibió 20 por ciento de todos los votos. (FIN/IPS/tra-en/sd/yjc/ml/ip/97