Triplicar en cuatro años la cantidad de teléfonos disponibles y recaudar 29.000 millones de dólares para el gobierno son las metas del programa que promete revolucionar las telecomunicaciones en Brasil a través de la privatización del sector.
El proceso, que acompaña una tendencia mundial, se puso en marcha con la habilitación el miércoles de diez consorcios que disputan las concesiones para explotar la telefonia móvil en el país.
Los 14,5 millones de teléfonos convencionales y 2,6 millones de celulares móviles en uso al finalizar 1996 podrán aumentar a 40 y 17 millones respectivamente en el 2000, según la Telebrás, empresa estatal que coordina las telecomunicaciones en Brasil.
Eso se hará mediante la apertura del sector a empresas privadas y al capital extranjero, lo que comenzará en el servicio celular móvil. Las concesiones hoy en proceso de licitación deberán aportar 11,1 millones de terminales hasta el 2003.
Además, deberán representar una recaudación de 6.000 millones de dólares al gobierno, pronosticó el ministro de Comunicaciones, Sergio Motta.
El precio mínimo fijado por las diez áreas en que se dividió el país para tales concesiones suma 3.690 millones de dólares, pero se prevé un elevado sobreprecio.
Esa expectativa se confirmó por la primera área que ya tiene un ganador definido, la número 8, que comprende Brasilia y seis estados del oeste brasileño.
El consorcio Americel, en el que participan las canadienses Telesystem y Bell Canadá, quedó como único a disputar esa área ante la inhabilitación de los demás. Su oferta fue 25,3 por ciento superior al mínimo fijado por el gobierno, de 252 millones de dólares.
En las áreas mas disputadas, que comprenden las grandes ciudades como Sao Paulo y Rio de Janeiro, se prevé que el precio final será más del doble de los 600 millones de dólares establecidos como mínimo.
Casi totalmente estatal hasta ahora, las telecomunicaciones ganan con la privatización un nuevo modelo de desarrollo, ante la presión de una creciente demanda reprimida y el colapso de los mecanismos anteriores de expansión, basados en el ahorro público y la autofinanciación.
Hay una cola de millones de brasileños que esperan la línea telefónica por la cual ya pagaron poco más de mil dólares.
Ese pago anticipado para tener el teléfono como una propiedad era una de los mecanismos con que contaban las empresas estatales, en general una en cada estado brasileño, para financiar la expansión de sus redes.
La oferta insuficiente, agravada por la escasez de recursos públicos desde la década pasada, produjo un mercado negro tolerado en las grandes ciudades, donde las líneas telefónicas llegaban a ser vendidas por una suma hasta cinco veces superior al oficial.
A partir de ahora, los teléfonos dejan de ser adquiridas como un bien comerciable y pasarán a constituirse en un servicio. Los usuarios pagarán mucho menos, cerca de 280 dólares, por la instalación de la línea, anunció el ministro Motta.
Los que adquirieron teléfonos antes no sufrirán pérdidas, porque tendrán su valor convertido en acciones de las nuevas empresas, que tienden a valorizarse en el mercado, aseguró.
Pero eso se prevé para el futuro. La escasez de teléfonos se mantiene, lo que permitirá una sobrevida al mercado negro de compra, venta y alquiler, aunque sus precios empezaron a caer.
Para privatizar las empresas de teléfono convencional, el gobierno necesita aún aprobar la nueva Ley General de Telecomunicaciones, que debe ser votada en el Congreso en las próximas semanas.
Por ahora el sector privado puede operar una parte de los teléfonos móviles, la "banda B", que competirá con la "banda A", operada por las estatales hasta su privatización futura.
Esa competencia debe abaratar mucho el costo telefónico. En Brasilia, la Americel podrá iniciar sus actividades ofreciendo 50.000 líneas a partir de noviembre, a un costo 52 por ciento más barato que la estatal Telebrasilia, prometió el presidente del consorcio, Gerard Vasquez.
Además de abaratar y mejorar las telecomunicaciones en el futuro, la privatización del sector representará una nueva ola de grandes inversiones. La previsión del Ministerio de Comunicaciones es de más 80.000 millones de dólares hasta el 2003.
Una gran parte será de capital externo, pues el mercado brasileño es considerado uno de los mas prometedores y rentables del mundo.
La expansión de la red telefónica, convencional y móvil, impulsará también la importación de equipos y su producción nacional.
El gobierno decidió eliminar aranceles para la importación de 107 componentes de la telefonía celular y estimular las industrias del sector, con financiación a bajo costo y facilidades para importar insumos. (FIN/IPS/mo/mj/ip/97