Las universidades privadas proliferan en Bangladesh debido a la escasez de lugares en las instituciones públicas de educación superior, a las que sólo ingresan 15.000 de los 300.000 estudiantes que egresan anualmente de la enseñanza secundaria.
Con sólo 23 universidades estatales para más de 125 millones de habitantes, los onerosos centros de estudio privados, que cobran hasta 7.000 dólares por una licenciatura de cuatro años en ciencias sociales, se convirtieron en la primera opción de aquellos estudiantes que pueden pagarlos.
Como en otros lugares del sur de Asia, el Estado otorga grandes subsidios a la educación superior. Los cursos de posgrado en las instituciones financiadas por el gobierno tienen un costo de sólo 250 dólares.
Pero el presupuesto que el gobierno destina a la enseñanza no alcanza para satisfacer la creciente demanda de cursos estatales, y en los últimos años casi no se crearon nuevas universidades. En su lugar, proliferan las universidades privadas.
En India y Pakistán, los centros privados están destinados a los estudiantes que no logran ingresar a las instituciones estatales, más prestigiosas, pero en Bangladesh son los preferidos de las familias adineradas que no quieren exponer a sus hijos al ambiente politizado de las universidades públicas.
En los últimos seis años, desde el retorno de la democracia multipartidaria a Bangladesh, las universidades estatales se convirtieron en escenario de enfrentamiento entre grupos estudiantiles rivales afiliados a los principales partidos políticos.
La violencia, que provocó la muerte de varios estudiantes, provocó la clausura de las universidades durante largos períodos, retrasando los programas de enseñanza en casi todo el país.
En consecuencia, los alumnos que se inscriben en cursos de licenciaturas de cuatro años egresan recién cinco o seis años después.
Las autoridades de la enseñanza solicitaron reiteradas veces a los partidos políticos que erradicaran la lucha de las universidades, pero los sucesivos gobiernos no tomaron en cuenta los pedidos y la violencia se convirtió en rutina.
Mientras, el sistema universitario está bajo gran presión. Casi 300.000 estudiantes salen de la enseñanza secundaria cada año, pero sólo hay lugar para 15.000 en las 11 universidades, 12 facultades de medicina y otras instituciones estatales.
Un ejemplo es la Universidad de Dacca -considerada la mejor del país-, cuyo alumnado ha estado a la vanguardia de todos los movimientos políticos, incluyendo el que derrocó a la dictadura militar en 1990.
En 1997, cerca de 61.000 estudiantes se inscribieron para acceder a sus 4.404 plazas. Sólo lo conseguirán los mejores o los que tienen buenas relaciones políticas.
La mayoría de los estudiantes bengalíes no tienen otra opción que intentar el ingreso a las universidades estatales, pero otros viajan al exterior para cursar los estudios superiores, aunque la calidad de la enseñanza de las universidades estatales del sur de Asia se vio afectada por la reducción de los fondos.
Un estudio del Instituto de Educación Internacional afirma que va en aumento la cantidad de estudiantes bengalíes que asisten a universidades de Estados Unidos, que en 1993 sumaban 3.236.
Otros se dirigen a universidades de Tailandia, Gran Bretaña, Australia e India, que alberga a casi 30.000 estudiantes de Bangladesh.
Muchos de los que se van no vuelven, lo que aumenta la fuga de cerebros. Esa es una de las causas por las que el gobierno promulgó una ley en 1992 para crear universidades privadas.
Dacca, una ciudad con siete millones de habitantes, cuenta con 16 universidades privadas. Otras 10 esperan la habilitación del gobierno pero ya cuentan con estudiantes.
La mayoría de los cursos son de informática, ingeniería informática e ingeniería civil. Las ciencias sociales no forman parte de sus programas, con la excepción de los cursos de enseñanza de inglés.
Por la Ley de Universidades Privadas, cada institución debe depositar 250.000 dólares en la banca estatal antes de ser habilitada.
Los primeros cinco años pueden funcionar en propiedades arrendadas, pero después de ese plazo deben adquirir sus propias instalaciones, con una superficie mínima de dos hectáreas, además de equipo y personal propios.
Pero las normas no se cumplen con rigor. Varios centros privados fueron acusados de pasar por alto las reglas y de declarar instalaciones inexistentes, y el gobierno está investigando las irregularidades denunciadas.
Mientras, el gobierno de la Liga Awami, que cumplirá su primer año en el poder en julio, anunció la creación de 12 nuevas universidades estatales dedicadas a la ciencia y la tecnología, a un costo de 37 millones de dólares.
Asimismo, el gobierno autorizó a 34 centros privados a impartir nuevos cursos. (FIN/IPS/tra-en/ti/an/aq-ml/ed/97