El gobierno de Beijing suspendió la autorización de nuevos grupos ambientalistas, ante la inminencia del traspaso de Hong Kong a China el 30 de junio, y por la desconfianza hacia los movimientos ecológicos, que se convirtieron en la antesala de la democracia en Europa oriental.
China no tiene tradición en materia de organizaciones no gubernamentales (ONG) y el hacer campaña por una causa es considerado sospechoso. Sólo algunas ONG han sido habilitadas.
El gobierno de Beijing, preocupado porque las ONG puedan convertirse en centro de un nuevo movimiento de disidentes, divulgó una circular para suspender el registro de nuevos grupos sociales no oficiales relacionados con el activismo ambiental y otras causas.
La circular incluye a los grupos de presión que realizan campañas para mejorar el ambiente, por los derechos del consumidor y aun organizaciones de investigación social que efectúen encuestas políticas y comerciales.
Beijing está brindando mayor atención a la ecología de acuerdo con la nueva política ambiental del partido anunciada por el presidente Jiang Zemin en 1996, que persigue el equilibrio entre el desarrollo y la protección ambiental. Pero pretende que el activismo sea prerrogativa del Estado y no de la sociedad civil.
Las autoridades temen que grupos ambientales locales se unan al movimiento verde internacional y se conviertan en un testaferro para las ideas de libertad.
Hasta el momento, las únicas ONG ambientalistas que recibieron la bendición oficial para funcionar en China son la local Amigos de la Naturaleza y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), con sede en Suiza.
Asimismo, existe una Fundación de Protección Ambiental de China, cuasi gubernamental, afiliada a la Agencia Nacional de Protección Ambiental.
"Aunque tenemos el reconocimiento formal, la gente nunca deja de preguntarnos si somos legítimos", dijo Liang Congjie, fundador y presidente de Amigos de la Naturaleza, la primera y única ONG china que funciona en la legalidad.
"Cuando solicitamos el permiso para funcionar por primera vez en 1993, no lo obtuvimos", recuerda Liang. A él y a sus colegas se les dijo que en ciertos ámbitos como el del ambiente, sólo podía haber una ONG nacional.
Las ONG tampoco podían tener una denominación que incluyera el nombre de "China". Las organizaciones "no pueden sostener que representan a todos los ambientalistas de China, nos dijeron. Lo único que queríamos era concienciar al público sobre el deterioro de la situación ambiental", explicó Liang.
Amigos de la Naturaleza aceptó convertirse en una ONG afiliada a la Academia de Cultura China, organizada por un grupo de académicos de diversas universidades para promover y preservar el patrimonio cultural.
La flexibilidad y sus conexiones ayudaron a Liang y a sus colegas a superar los obstáculos oficiales y a convertirse en lo que son en la actualidad, una organización de más de 400 miembros.
Desde 1994, Amigos de la Naturaleza realizó campaña por causas ambientales como la preservación del mono dorado chino y su hábitat de bosques longevos.
"Su trabajo es brillante. Al enfrentar un problema específico como la tala forestal que amenaza al hábitat del mono dorado, lograron destacar uno de los principales problemas de preservación en China", afirmó Daniel Viederman, representante de WWF en China.
En las provincias de Sichuan y Yunnan, que albergan a algunas de las especies más raras de China y el mundo, las autoridades dependen de la tala forestal para neutralizar el déficit presupuestario y pagar los salarios locales.
"No pueden preocuparse por la pobreza, la educación y la protección del ambiente si el déficit del presupuesto anual es de 3,6 millones de dólares", dijo Viederman.
La existencia de WWF en China fue posible porque pudo convencer a las autoridades de que su conocimiento científico y técnico con respecto a la preservación y protección del ambiente sería útil para la industrialización del país.
"No somos un grupo de activistas. Tenemos la reputación de brindar excelente asistencia científica y técnica y trabajamos en cooperación con el gobierno", sostuvo Viederman.
Pero WWF también tuvo problemas al lidiar con las estrictas normas chinas sobre organizaciones no oficiales.
Por ejemplo, la organización no podía ingresar al país reconocida como una ONG internacional. En su lugar, fue habilitada como empresa extranjera, como cualquier otra compañía de capitales asociados.
"El hecho de que seamos reconocidos como una empresa extranjera nos facilitó las cosas", dijo Viederman y explicó que de esa manera se consiguieron rápidamente las visas de trabajo y las viviendas del personal. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/ab/aq-lp/en-ip/97