ZAIRE: Quiénes ganaron y quiénes perdieron en Africa central

La población de la capital de Ruanda estalló en júbilo cuando se supo que los rebeldes comandados por Laurent- Desiré Kabila habían tomado el control de Zaire, rebautizado República Democrática del Congo.

Bares, hoteles y restaurantes se convirtieron en punto de reunión de miles de ruandeses deseosos de conocer detalles de la marcha triunfal de la Alianza de Fuerzas Democráticas de Congo— Zaire (AFDL) sobre Kinshasa, la capital de Zaire, en los momentos álgidos de la operación insurgente que duró siete meses.

La caída de Kinshasa este sábado y el consiguiente fin de 32 años de la dictadura de Mobutu Sese Seko no solo marca un nuevo comienzo para el pueblo de Zaire. También cambiará el paisaje político de Africa central y oriental, según los analistas.

El gobierno de Ruanda reconoció el domingo, 24 horas después de proclamado, el nuevo gobierno encabezado por Kabila. No fue una sorpresa, pues Ruanda respaldó en el plano militar a la AFDL durante todo el conflicto, al igual que Uganda.

"Por fin, Mobutu se ha ido. Pensamos que es un logro, y no solo para los zaireños, sino para toda Africa", dijo Emmanuel Ndahiro, asesor del hombre fuerte del gobierno de Ruanda, el vicepresidente y ministro de Defensa, Paul Kagame.

El canciller de Kenia, Kalonzo Musyoka, también comprometió el apoyo de su país a Kabila. "Su gobierno constituirá un avance importante para la región y podemos trabajar sin vacilaciones con él", declaró.

Expertos en Ruanda afirman que en toda Africa podría comenzar otra era de guerras de liberación tras la caída de uno de los más despóticos gobiernos del continente, al que muchos calificaron de "saqueocracia".

Un abogado ruandés que vivió muchos años en Zaire antes de retornar a su país, y quien reclamó reserva sobre su identidad, dijo que el gobierno de transición de Kabila no debería permitir que Mobutu huyera.

"Debería ser conducido de regreso a su país para que se lo juzgue por los crímenes que cometió. Mobutu mató a sus oponentes y mantuvo a su pueblo sumergido en una miseria abyecta. Saqueó las riquezas de su país para comprar mansiones en Europa y depositó el resto en cuentas secretas en Suiza", dijo.

Suiza bloqueó todas las cuentas bancarias de Mobutu y su familia a pedido de la AFDL.

"La de Mobutu fue una de las experiencias de gobierno más criminales de la historia de Africa", dijo Elikiya Mbokolo, prestigioso historiador zaireño exiliado en París.

Hubo claros ganadores y perdedores en el conflicto de Zaire. Además de Mobutu y sus simpatizantes, otros fueron derrotados en la región.

La caída del dictador zaireño es un golpe para Jonas Savimbi y su Unión Nacional para la Liberación Total de Angola (UNITA), que gozó en el pasado del respaldo de Kinshasa.

Diplomáticos occidentales apostados en Kinshasa afirmaron que alrededor de 10.000 combatientes de la UNITA que habían ingresado a territorio de Zaire para respaldar a Mobutu murieron en varios combates contra los rebeldes de Kabila.

La UNITA, que accedió a constituir una coalición con el gobernante Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), perdió una base de operaciones y un viejo amigo. Analistas en Ruanda pronostican que la caída de Mobutu contribuirá a la estabilidad en Angola.

El cambio de mando en Zaire también tendrá derivaciones en Ruanda y Burundi.

Cuando los tutsis zaireños (banyamulengue) dieron comienzo a su ofensiva en la provincia de Kivú del Sur en octubre, los hutu radicales ruandeses y burundeses debieron abandonar los campos de refugiados en el este de Zaire, de hecho bases de operaciones para desestabilizar sus respectivos países.

Una supuesta minoría de los refugiados burundeses respondían a los hutu rebeldes del Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia, liderado por el ex ministro del Interior Leonard Nyangoma.

El gobierno de Ruanda informó que esos mismos campos de refugiados albergaban las fuerzas del antiguo ejército de Ruanda y de las milicias extremistas hutu Interahamwe, responsables del genocidio de alrededor de un millón de ruandeses, en su mayoría tutsis, entre abril y julio de 1994.

Según estas versiones, las incursiones de extremistas hutu desde los campos de refugiados a Ruanda y Burundi eran comunes.

Otro perdedor fue Francia. Con un nuevo gobierno con respaldo de Kigali, Kampala y, en cierto sentido, de Washington al frente de Zaire, la influencia francófona en Africa central se desvanece. (FIN/IPS/tra-en/jbk/pm/mj/ip/97

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