YUGOSLAVIA: Mujeres llevan la mayor carga tras la guerra

La posición de las mujeres en la sociedad de Serbia declinó desde el inicio de la crisis de los Balcanes, en 1991, y una parte desproporcionada de los problemas del país recae sobre la población femenina.

De acuerdo con un estudio de la Facultad de Filosofía de Belgrado, titulado "Mujeres en Serbia 1991-1995", las mujeres fueron las principales perdedoras en la desintegración de la antigua Yugoslavia y las guerras de Eslovenia, Croacia y Bosnia- Herzegovina.

"El siglo XXI será el del dominio de la izquierda, la ciencia y las mujeres", es la frase favorita de Mira Markovic, poderosa líder marxista ortodoxa y esposa del presidente serbio Slobodan Milosevic.

A pesar de su retórica, desde 1991 las mujeres serbias sufrieron la marginación política.

El papel desempeñado en la guerra en Bosnia le valió a Serbia severísimas sanciones por parte de los países industriales, algunas vigentes aún, que tuvieron dramáticas consecuencias económicas pero poco efecto en el régimen autoritario de Slobodan Milosevic.

"Las mujeres fueron las primeras en perder sus trabajos en Serbia cuando…se impusieron las sanciones económicas en 1992. Empresas que tradicionalmente emplean a mujeres, como la industria textil y la del calzado, fueron las primeras en cerrar", sostiene el estudio.

En los años siguientes, los hombres también perdieron sus empleos. Actualmente, sólo 1,7 millones de personas tienen trabajo en Serbia, mientras que la cifra era de cuatro millones en 1991.

El ingreso de la familia promedio cayó a 30 dólares mensuales durante la economía de hiperinflación de la guerra. El salario promedio en 1997 aumentó a 100 dólares, pero las autoridades admiten que sólo tres por ciento de los trabajadores pueden alimentar a sus familias con el dinero que ganan.

Entre 1991 y 1995, la tasa de mortalidad en el país fue mayor que la de nacimientos.

"El resultado es el creciente conservadurismo en la sociedad, considerado como un retorno a 'valores tradicionales'. Desde 1991, se perdió todo lo que las mujeres ganaron en más de 40 años", dijo Andjelka Milic, una de las autoras del estudio.

La propaganda oficial serbia, especialmente durante la guerra, destacó a la mujer como "pilar de la familia y el hogar".

Campañas televisivas dedicadas a los "valores tradicionales", exhortaron a las mujeres a tener familias numerosas y revertir la tendencia demográfica de la población envejecida. Después de todo, como dijo un programa, las mujeres desempleadas "no tienen nada más que hacer".

"¿Quién sería tan loco de traer más hijos a este mundo cuando nuestro sistema básico de salud está casi muerto y no hay dinero para alimentar, vestir y educar correctamente a los hijos que ya se tienen?", preguntó la psicóloga Mila Stankovic.

El retorno obligado a la familia no significa necesariamente una mejor calidad de vida familiar, destacó Milic.

"Aunque la tasa de divorcios en el período de 1991-95 fue mucho menor que en años anteriores, el retorno a la familia fue obligado porque los integrantes no tenían donde ir", dijo.

Todo ello "está lejos de lo que las mujeres serbias ganaron entre 1945 y 1991. La relación basada en la asociación entre hombres y mujeres desapareció", agregó Milic.

El estudio afirma que mientras la mayoría de los hombres recurrieron a la economía informal para sostener a la familia, las mujeres en los poblados se dedicaron a la jardinería, la artesanía y la agricultura.

En las ciudades, las mujeres recurrieron a los empleos que podían encontrar. Cerca de 21 por ciento de las familias serbias dependen sólo de los ingresos de las mujeres.

De los 600.000 refugiados serbios de Croacia y Bosnia que viven en Serbia, 60 por ciento son mujeres.

"Las mujeres sobrevivieron a la guerra, la violencia y huyeron hacia el refugio de Serbia, dejando todo tras de sí, hasta seres queridos", agregó el informe.

"Los esposos mantienen silencio pero las mujeres hablan sobre sus penas y problemas. En 90 por ciento de los casos, la esposa encontró trabajo y es el único sostén de la familia", señaló Biljana Stanojevic, del Comité de Helsinki para los Derechos Humanos en Serbia.

"Las refugiadas fueron las primeras que obtuvieron empleo, que recuperaron sus fuerzas para empezar otra vez, que devolvieron cierta normalidad a su vida y la de sus familias", dijo Marina Blagojevic, autora de un estudio sobre refugiadas en Serbia.

No obstante, los dos estudios concluyen que las mujeres que viven en Serbia son víctimas de acontecimientos que no pudieron controlar.

"No habría habido guerras si las mujeres hubieran podido decidir en 1991. Ahora tienen que pagar por lo que hayan hecho sus padres, esposos o hermanos", concluye el estudio de Blagojevic. (FIN/IPS/tra-en/vpz/rj/aq-ml/pr/97

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