El gobierno de Venezuela presentó hoy al parlamento el proyecto de convenio para vender la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), con lo que la privatización de esa acería, que cuela 2,7 millones de toneladas anuales, entra en su recta final.
La privatización se había estancado en Venezuela en lo que va de 1997, luego que a fines de 1996 el gobierno reprivatizó varios grandes bancos intervenidos durante la crisis del sector en 1994 y despertó entusiasmo entre 35.000 adquirentes de acciones en el monopolio de la telefonía básica, CANTV.
Varios miles más compraron participaciones, de 200 dólares en adelante, en un fondo de inversiones petroleras -que dará réditos pero no acceso a la propiedad de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) durante de enero de este año.
Pero la privatización de las industrias de acero y aluminio, prevista para enero o febrero, ha visto prorrogar sus trámites y sólo desde este miércoles el parlamento discutirá el proyecto de convenio que dará luz verde a la venta de Sidor.
Sidor, en Ciudad Guayana, a orillas del río Orinoco en el sudeste del país, es un complejo de plantas para reducción de acero y elaboración de laminados en frío y en caliente, barras y alambrones, con capacidad para 2,8 millones de toneladas anuales.
Por separado se venderá una "planta" de tubos sin costura, insumo de la industria petrolera venezolana, de la que existen hasta ahora unos 300 millones de dólares en equipos aún embalados en sus cajas y requieren de un inversionista provisto de 300 millones a 400 millones para completar el desarrollo.
El valor en libros de Sidor llegaba hace dos años a 2.500 millones de dólares, con una deuda externa de 600 millones y pasivos ambientales oficialmente cifrados en 87 millones. Estimados extraoficiales señalan que el Estado aspira quedar con 1.000 millones de dólares al término del proceso.
Para su adquisición se han precalificado 10 empresas, de las cuales cinco de México, dos de Brasil, otra de Argentina, una venezolana y las restantes de Japón y Corea del Sur.
El ministro de Inversiones, Alberto Poletto, destacó este miércoles al presentar el proyecto de convenio al Congreso que ese contrato "tiene cláusulas muy convenientes para nuestra nación, como vendedora".
Citó el compromiso del adquiriente, por cinco años, para garantizar el suministro de materia prima a los procesadores venezolanos a precios de mercado. Si lo incumple puede penalizársele hasta por 15 millones de dólares anuales.
También destacó que el comprador debe comprometerse a inversiones iniciales por 300 millones de dólares en las plantas y hasta 74 millones de dólares para cubrir pasivos ambientales.
Este segmento se refiere a mejoras del entorno suburbano, tratamiento de lagunas de desechos, filtros y modernizaciones obligadas en las plantas para que Sidor se adapte a normas internacionales de calidad ambiental.
"Debemos vender Sidor porque el Estado no está en capacidad de acometer las inversiones requeridas para su modernización y elevación de productividad, además de la necesidad de preservar esa industria y fuente de empleo" para unos 12.000 trabajadores, dijo Poletto.
De Sidor se venderá, según el proyecto de convenio, 70 por ciento de sus acciones. El Estado retendrá el restante 30 por ciento para entregar entre 10 y 20 por ciento a sus trabajadores, y el resto se venderá entre industriales y ahorristas con un "programa de participación ciudadana" por instrumentar.
El comprador, en un proceso de licitación, deberá obligarse a operar las plantas sosteniendo su promedio de producción de 2,7 millones de toneladas anuales, y a desarrollar programas de reestructuración laboral si, de acuerdo con estudios previos, finalmente se reducen unos 1.200 puestos de trabajo.
Un atractivo asociado a Sidor son las enormes reservas de hierro en el sudeste de Venezuela: probadas, 14.000 millones de toneladas del mineral, con tenor promedio de 55 por ciento, lo que a la tasa actual de producción -20 millones de toneladas anuales- representa hierro para 700 años. (FIN/IPS/hm/ag/if/97