En los años 70, el hoy premio Nobel de la Paz José Ramos Horta comía en un restaurante chino en Nueva York cuando un camarero quiso saber de qué país procedía. Cuando le respondió "Timor Oriental", el camarero pareció confundido y preguntó: "¿esquimal?".
Durante décadas, Ramos Horta, líder del independentista Consejo Nacional de la Resistencia Maubere, se encontró con la misma confusión en la gente, que en general no sabía dónde queda el pequeño estado isleño del Pacífico o era indiferente a su destino.
Esa situación cambió, especialmente este año. Desde que Ramos Horta y el obispo timorense Carlos Ximenes Belo obtuvieron el último premio Nobel de la Paz, la causa de Timor Oriental, anexado en 1976 por Indonesia, se ha vuelto más visible.
La renovada campaña por la independencia de Timor se volvió particularmente notoria esta semana, cuando el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Kofi Annan se reunió con el obispo Belo, defensor de los derechos del pueblo timorense, mayoritariamente católico.
Las conversaciones fueron "sumamente productivas", señaló Hiro Ueki, portavoz de la organización mundial.
El mismo día de la reunión, el jueves último, una comisión de la Asamblea Estadual de Massachusetts, Estados Unidosm aprobó una resolución que prohíbe al Estado contratar empresas que realicen inversiones en Indonesia.
La iniciativa, que debe ser aprobada por todos los legisladores de Massachusetts, pretende castigar a Jakarta por el tratamiento que brinda al pueblo de Timor Oriental.
El estado de Rhode Island y otras autoridades locales consideran actualmente la adopción de leyes similares de compra selectiva, para preocupación de las numerosas compañías europeas y japonesas que negocian con Indonesia.
Asimismo, el jueves en Timor Oriental, día de elecciones en Indonesia, guerrilleros del izquierdista Frente de Liberación de Timor Oriental Independiente, o FRETILIN, se enfrentaron con soldados indonesios en varias ciudades, lo que dejó un saldo de 14 muertos.
El viernes, Ramos Horta se reunió con Bill Richardson, embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, el primer encuentro entre un funcionario del gobierno del país norteamericano y un representante de la causa independentista de Timor Oriental, de la cual Ramos Horta es el "canciller".
Estos acontecimientos quizá no impliquen cambios inmediatos en la ocupación que Indonesia mantiene hace 22 años en Timor Oriental.
Ramos Horta duda que sean fructíferas las conversaciones previstas para junio entre Indonesia y Portugal, aún reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como la potencia colonial en Timor.
"La situación en Timor Oriental no da lugar al optimismo. Hubo cientos de detenidos y la tortura es cotidiana", sostuvo Ramos Horta.
Belo afirmó que la situación empeoró desde que se otorgó el premio Nobel a los dos timorenses. "El simple acto de gritar 'Viva el Nobel' o 'Viva Ximenez', provoca detenciones, interrogatorios y torturas", dijo en Portugal este mes.
La concesión del premio Nobel, la elección de Kofi Annan como nuevo secretario general de la ONU en enero, la inestabilidad política de Indonesia y hasta los escándalos financieros del presidente estadounidense Bill Clinton, llamaron la atención sobre Timor Oriental.
Annan declaró que era necesario revisar el caso de Timor Oriental, ya que los anteriores esfuerzos de la ONU no funcionaron durante 22 años.
Al mes de asumir como secretario general, designó al diplomático paquistaní Jamsheed Marker como primer enviado del foro mundial a Timor Oriental. Desde entonces, Marker se reunió con autoridades indonesias y timorenses, incluyendo al líder del FRETILIN en prisión, Xanana Gusmao.
Annan también se reunió con Belo y Ramos Horta. El anterior secretario general, Boutros Boutros Ghali, había rechazado en varias ocasiones la posibilidad de reunirse con Ramos Horta.
Ramos Horta declaró su apoyo al enviado de Annan, aunque minimizó el éxito que puedan tener las negociaciones que se están llevando a cabo entre Indonesia y Portugal. La diplomacia portuguesa también declaró su optimismo porque Annan haya tomado la iniciativa en el caso timorense.
La causa independentista de Timor también se vio beneficiada por las versiones sobre los cientos de miles de dólares que la campaña electoral de Bill Clinton recibió del Lippo Group, conglomerado empresarial indonesio perteneciente a la poderosa familia Riady.
La divulgación de esa noticia habría presionado a la Casa Blanca para reconsiderar la venta de aviones caza F-16 a Jakarta así como la legislación estadounidense que vincula la ayuda militar a Indonesia con una mejoría de la situación de los derechos humanos en ese país.
"La oportunidad de las revelaciones de Riady, junto con el premio Nobel otorgado a los líderes de la resistencia de Timor Oriental, subrayan la hipocresía de la política indonesia de Clinton", escribió en 1996 Jennifer Washburn, del Instituto de Política Mundial de Nueva York en el diario The Washington Times.
Paradójicamente, el dinero del Lippo Group quizá no haya contribuido a cambiar la política de Washington, que respalda a Jakarta desde la época en que el entonces presidente Gerald Ford visitó al presidente de Indonesia, Suharto, el día antes de que el país invadiera Timor Oriental.
Ramos Horta dijo que recibió una "buena impresión" de la administración de Clinton y señaló que la supuesta contribución de 200.000 dólares del Lippo Group "sólo cubre una noche en el dormitorio de Lincoln", en referencia al uso que hizo Clinton de la Casa Blanca para obtener fondos para su campaña.
Por el momento, Estados Unidos, la ONU y otros actores involucrados en Timor Oriental, están presionados por diversas fuerzas.
Pero quizá la atención que se le presta a Timor Oriental en la escena internacional luego del premio Nobel otorgado en octubre pasado decaiga próximamente, estimó el director de la organización Human Rights Watch/Asia, Sidney Jones.
"El premio concitó una breve llamarada de publicidad para la causa justa pero olvidada de Timor Oriental, y luego, como lo deseaba el gobierno de Indonesia, la atención se dirigió hacia otro lado", afirmó el Washington Post en marzo.
Ello podría ocurrir, pero por el momento, el conflicto de Timor Oriental sigue vigente en los asuntos mundiales. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/ml-aq-dg/ip/97