Los 110.000 exiliados tibetanos en India se dividen entre la propuesta de que Tibet sea una región autónoma dentro de China y la lucha por la independencia total, cuestión que deberá decidirse en un referendo.
El Congreso de la Juventud Tibetana se opone a la votación, prevista para julio, y carteles con la leyenda "No al referendo" se ven en todas partes, en especial Dharamsala, sede del gobierno tibetano en el exilio.
El Congreso, que tiene gran respaldo entre jóvenes y mujeres, subraya la muerte de 120.000 tibetanos víctimas de la intervención de China, en 1959, con quien descartan cualquier tipo de compromiso.
La realización del referendo fue recomendada por la Asamblea de Diputados (parlamento tibetano), después que el Dalai Lama, máximo jefe político y religioso de los tibetanos, fijara como posición de negociaciones con China el llamado "sendero del medio".
La realización de la votación en la fecha prevista y sus resultados dependen de tres factores, las divisiones internas de la comunidad de 130.000 tibetanos exiliados, la política de Estados Unidos hacia China y el comportamiento de la opinión pública ante el traspaso de Hong Kong a manos chinas, el 30 de junio.
La inesperada participación de Clinton en la reunión del Dalai Lama con el vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, el 23 de abril, fortaleció las voces de los partidarios de la autonomía, y alimentó la esperanza de que Clinton aumente la presión sobre China para que negocie seriamente con el Dalai Lama.
Pero esta perspectiva es limitada. Los impulsores de la independencia subrayan que Clinton no otorgó al Dalai Lama una cita, sino que utilizó la estratagema de "entrar" a la oficina de Al Gore.
Las diferencias internas por los objetivos y métodos de la resistencia tibetana entre la comunidad exiliada se agudizaron en los últimos años.
El Dalai Lama favorece el enfoque "un país, dos sistemas", por el cual se declaró partidario el 27 de marzo, durante su visita a Taiwan, y sugirió que quedaría satisfecho con un alto grado de autonomía para Tibet dentro de China.
Mientras, conversaciones indirectas entre las dirigencias china y tibetana no han dado resultados.
Los opositores del Dalai Lama creen que sería imposible vivir dignamente bajo la ocupación china, dados los métodos violentos de represión de Beijing, las masivas violaciones de los derechos humanos y la clausura de 6.254 monasterios tibetanos, exceptuando 13.
Ante la imposibilidad de lograr la independencia para todo Tibet, reclaman la independencia de la menos el centro del territorio.
Las diferencias políticas entre los tibetanos tienen también un componente religioso. Una sección de la comunidad cuestiona la autoridad espiritual del Dalai Lama. Los miembros de un nuevo culto de adoración a una deidad llamada Dorji Shugden, se enfrentan cada vez más violentamente a los seguidores del Dalai Lama.
La "deidad protectora" es parte del panteón budista. Pero el Dalai Lama se pronunció contra la adoración, la cual, sostiene, "no es del interés del pueblo tibetano". La deidad pertenece exclusivamente a la secta Geluppa, la mayor de las cuatro del budismo tibetano.
La mezcla de las diferencias políticas y religiosas resultó explosiva. El 4 de febrero, Lobsang Gyaltso, director del Instituto Tibetano de Dialéctica, y dos de sus discípulos fueron asesinados cerca de Dharamsala.
Gyaltso criticaba públicamente el culto de Dorji Shugden, y la policía sospecha de la participación de sus miembros en el crimen, mientras analistas temen que nuevos episodios de violencia afecten la votación.
Los críticos del Dalai Lama acusan al gobierno en el exilio de distorsionar los términos del referendo. Las propuestas a votar no son mutuamente excluyentes.
Aunque dos de las cuatro opciones corresponden a la meta (independencia total o autonomía), una tercera se refiere al procedimiento de la resistencia pacífica (satyagraha). La cuarta es la "autodeterminación", la cual intersecta a las dos primeras.
Karma Yeshi, vicepresidente del Congreso de la Juventud, acusa a la dirigencia tibetana de eliminar la palabra "Rangzen" (independencia) de la constitución del gobierno en el exilio. "Esto es como esposarnos a nosotros mismos, ahogando las aspiraciones de nuestro pueblo", afirma.
La posición por la autonomía ha perdido fuerza, en especial después que el Dalai Lama admitiera el año pasado que "mi enfoque no logró progresos en términos de negociaciones sustantivas o la mejora de la situación en Tibet".
Pero los partidarios de la independencia carecen de una estrategia contra China, cuyo régimen volvió a demostrar su brutalidad en la masacre de manifestantes por la democracia en la plaza de Tiananmen de Beijing, en 1989.
Es posible que la dirigencia del gobierno en el exilio cancele el referendo de julio, por temor a un voto masivo por la independencia, indican analistas. Asimismo, el Congreso de la Juventud Tibetana podría llamar a un boicot. (FIN/IPS/tra-en/pb/an/lp/ip-cr/97