El conflicto por derechos a la tierra entre los cimarrones (maroons) del interior de Suriname y el gobierno está lejos de haber llegado a su fin.
Un año después de elecciones generales en las que la coalición multipartidaria de Jules Wijdenbosch tomó control del gobierno, los cimarrones del este de Suriname aún están determinados a no entregar sus tierras a la empresa Golden Star Resources de Denver, Colorado.
Los cimarrones son descendientes de negros esclavos africanos fugados a la selva de Suriname.
Pero Golden Star está igualmente decidida, y sostiene que tiene derechos, mientras presiona para finalizar las obras de una mina antes de fin de año.
Golden Star y Cambior Inc., de Montreal, recibieron a comienzos de este año permisos del gobierno para extraer oro durante los próximos 10 años en la mina de Gross Roseble, unos 105 kilómetros al oeste de Paramaribo.
La concesión a Golden Star se entregó sin conocimiento de la población local, la cual ahora teme que la presencia de la empresa cause la pérdida de sus hogares ancestrales, y el peligro que podría significar quedarse en el área.
"Se utilizará dinamita y se liberarán gases venenosos (…) las personas pueden morir", dijo Henk Naarendorp, representante de Golden Star, durante una reciente reunión con la comunidad en Koffiekamp, mientras intentaba demostrarles las razones por las cuales debería dejar el área.
La empresa se ofreció a reubicar a la población y alejarla de la zona de peligro, pero los grupos locales tienen su propia lista de demandas.
Los líderes de las villas quieren convencerse de la absoluta necesidad de reubicación, y pretenden que sus derechos a la tierra queden documentados para que en el futuro no puedan ser desplazados arbitrariamente.
En conversaciones informales con el ministro de Recursos Naturales, Errol Alibux, y el asesor especial del gobierno en este proyecto, Desire Bouterse, afirman los líderes, quedó calro que el gobierno ya dio el sí a Golden Star, asegurando que serán desplazados.
Además, tienen fuertes sospechas de los detalles de un contrato que miembros de la comunidad debían firmar, pero que áun no han visto.
Mientras los mineros aguardan el desarrollo de los hechos, muchos se refieren a 1964, cuando fueron desplazados de sus tierras por un proyecto de represa hidroeléctrica.
Sus viviendas, cultivos e incluso las tumbas de sus ancestros desaparecieron para dar lugar a la empresa de energía eléctrica, y 33 años después, aún no han recibido compensaciones.
Quizás estos recuerdos no tan gratos impulsaron la creación de un movimiento colectivo que agrupa a representantes de grupos de mujeres, los jóvenes y la iglesia.
Este nuevo grupo está dispuesto a asegurar que en el futuro se les otorgue voz y voto en las decisiones relacionadas a sus tierras y forma de vida.
"Cuando Golden Star o el gobierno pretenda negociar sobre la reubicación de la villa, deberá hacerlo con el la Colectividad de Koffiecamp", dijo Cyriel Eerteling, miembro de la agrupación. (FIN/IPS/tra-en/rvdk/cb/lp/pr/97


