La estrategia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) propone una lucha equilibrada contra las enfermedades infecciosas, que afectan a las poblaciones pobres, y las no transmisibles, que predominan en los países ricos.
En la batalla por la salud en el siglo XXI, las enfermedades infecciosas y las enfermedades crónicas son dos enemigos que hay que combatir simultáneamente a escala mundial, sostuvo Hiroshi Nakajima, director de la OMS.
La nueva orientación sanitaria internacional entró en contradicción con las pretensiones de Estados Unidos. Un alto funcionario estadounidense reclamó esta semana que la OMS ponga más atención en las enfermedades infecciosas.
En un adelanto del informe que presentará ante la Asamblea Mundial de la Salud, Nakajima justificó la nueva política sanitaria con el argumento de que la lucha contra las enfermedades infecciosas no puede abandonarse "porque volverían a la carga con renovado vigor".
Al mismo tiempo, tampoco puede ignorarse las consecuencias que provocan las enfermedades no transmisibles. "Ese es también un problema que aqueja a cientos de millones de personas", explicó.
La propueasta de la OMS de 1997 representa un vuelco con relación a los documentos de los dos años anteriores, que habían puesto el acento sobre las enfermedades infecciosas, que son más frecuentes entre la población más pobre y de zonas rurales.
El nuevo informe propone una acción más balanceada que atienda también a las enfermedades no transmisibles, expandidas entre habitantes de las ciudades de ingresos medianos y altos, con mayores esperanzas de vida.
Los países, en particular los del mundo en desarrollo, ya no pueden permitirse acometer las dos clases de enfermedades una después de otra, como ha ocurrido hasta ahora, dijo la OMS.
Por el contrario, los países deben combatir las dos enfermedades simultáneamente, con ayuda de la comunidad internacional.
La OMS previno que los aumentos epectaculares de la esperanza de vida, unidos a los cambios profundos de los modos de vida, ocasionarán en los próximos dos decenios epidemias mundiales de cáncer y de otras enfermedades crónicas.
El principal resultado de ese fenómeno será "un enorme aumento del sufrimiento humano y la discapacidad", alertó Nakajima.
Hace medio siglo, la esperanza de vida era inferior a los 50 años. En 1996, ese promedio había aumentado a 65 años, con extremos de 80 años en Japón y 38 en Sierra Leona.
Al celebrar esos años ganados, "debemos reconocer que una mayor longevidad con una mala calidad de vida es un premio sin sentido", advirtió Nakajima.
La mayoría de las enfermedades crónicas son prevenibles, pero aún no se pueden curar ni erradicar como ha ocurrido exitosamente con algunos de los flagelos transmisibles, como la viruela.
Entre las 10 enfermedades más mortíferas, las tres primeras corresponden a la familia de las no transmisibles: cardiopatía coronaria, con 7,2 millones de defunciones, cáncer, con 6,3 millones, y enfermedad cardiovascular, con 4,6 millones.
La infección aguda de las vías respiratorias causó 3,9 millones, seguida de la tuberculosis, con tres millones. En orden descendente aparece otra dolencia no transmisible, la enfermedad pulmonar obstructiva, con 2,9 millones.
La lista se cierra con cuatro enfermedades infecciosas: la diarrea, 2,5 millones, el paludismo, con 2,1 millones, el VIH/SIDA, con 1,5 millones, y la hepatitis B, con 1,2 millones.
La OMS propone que la atención se centre en la prevención del inicio prematuro de las enfermedades crónicas, en retrasar su desarrollo en la edad avanzada, en reducir el sufrimiento que causan y en crear el entorno social propicio para cuidar a las personas que quedan discapacitadas.
El gobierno de Estados Unidos, que aporta 25 por ciento del presupuesto de la OMS, había declarado este martes que la OMS necesita dedicar más atención a las enfermedades infecciosas.
Princenton Lyman, secretario de Estado adjunto para Asuntos de Organizaciones Internacionales de Estados Unidos, sostuvo en Ginebra que esas enfermedades constituyen "un problema internacional muy serio".
Lyman estimó que la OMS debería profundizar su reforma interna y reducir sus gastos entre cinco y 10 por ciento. El funcionario afirmó que el presupuesto de la OMS es muy difícil de manejar.
Nakajima eludió este viernes una réplica al funcionario estadounidense y se limitó a consignar que las reformas a la OMS están incluidas en la nueva política sanitaria que propondrá este lunes a la Asamblea Mundial de la Salud.
El científico japonés confirmó en rueda de prensa que el año próximo abandonará la máxima función de la OMS, al concluir su segundo mandato.
Fuentes diplomáticas indicaron en Ginebra que los primeros nombres que se barajan para la sucesión de Nakajima son la ex primera ministra de Noruega Gro Bruntland y el director regional de la OMS para Africa, Ebrahim M. Samba. (FIN/IPS/pc/ag/he/97