La visita que el presidente Bill Clinton concluyó hoy a América Central dejó al istmo un convenio de cielos abiertos, un mecanismo de diálogo con Washington y un aceptable apoyo a los programas ambientales, pero no abrió ninguna puerta en el tema comercial.
En el último discurso que pronunció antes de partir hacia Barbados, este viernes, el presidente de Estados Unidos le dejó a Costa Rica su mayor ganancia, expresada en un fuerte apoyo a las políticas ambientales del país y de la región.
El gobierno de Costa Rica estimó muy positivo el balance de la visita, pero políticos, analistas y académicos sostienen que no abrió puertas en temas trascendentales o que sencillamente plantea metas compartibles pero ninguna acción para llevarlas a cabo.
Para el presidente costarricense José María Figueres, lo mejor de la estadía de Clinton fue su presencia misma en esta zona.
"Creo que la presencia del señor Clinton ha logrado poner otra vez los ojos del mundo en América Central", dijo Figueres, haciendo una referencia tácita al olvido en que cayó el istmo cuando las guerras internas desaparecieron de la región.
Al hacer este viernes un recuento de lo que considera más productivo del encuentro con el mandatario norteamericano, el canciller Fernando Naranjo citó en primer lugar el acuerdo para intensificar la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia internacional.
En segundo lugar colocó la conformación de un Consejo de Ministros de Comercio e Inversión, que explorará posibilidades de ampliar el comercio y, eventualmente, iniciar el proceso hacia un esquema de libre comercio.
Ambos temas están incluidos en la declaración final que firmó Clinton este jueves junto al mandatario de Costa Rica y los de Belice, Manuel Esquivel, Guatemala, Alvaro Arzú, Honduras, Carlos Roberto Reina, El Salvador, Armando Calderón, Nicaragua, Arnoldo Alemán, y República Dominicana, Leonel Fernández.
La declaración se dividió en seis puntos. Los tres primeros refirieron al fortalecimiento de la democracia y la gobernabilidad, diálogo sobre migración y tráfico ilícito de migrantes, promoción de la prosperidad por medio de la integración económica, libre comercio e inversión.
El cuarto punto fue denominado Desarrollo Continuado de Sociedades Justas, Equitativas y Generadoras de Oportunidades par todos, el quinto fue Desarrollo de Políticas Ambientales Reponsables como Elemento Integral de Desarrollo Sostenible, y el sexto estableció el mecanismo de seguimiento.
Algunos de los temas más llamativos tienen que ver con el libre comercio, la migración y la lucha contra el narcotráfico.
Lo más sobresaliente del primer punto es el compromiso para modernizar los tratados de extradición y "aplicarlos vigorosamente para ayudar a asegurar que los criminales sean llevados ante la justicia".
En cuanto a migración, se consigna el repudio del tráfico ilegal de personas y sólo establece el compromiso de mantener un diálogo "abierto y constante" al más alto nivel, con el fin de encontrar soluciones humanas y adecuadas a la compleja situación de los centroamericanos en Estados Unidos.
Aunque no fue especificado en el documento, Clinton reconoció públicamente el importante papel que desempeñan los inmigrantes en la economía de su país.
Además, prometió qye al aplicarse la nueva ley de migraciones no se buscará sancionar especialmente a los centroamericanos.
El capítulo de librecomercio proporcionó la mayor decepción a quienes esperaban que se abriera al menos una puerta para empezar a discutir un tratado que reglamente las relaciones del istmo con Estados Unidos.
En este tema, lo más resaltable es que los mandatarios acogen la decisión de Washington de buscar la aprobación expedita de un proyecto de ley que amplíe los beneficios otorgados a través de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC).
Destaca también la decisión de formar el Consejo de Comercio e Inversión.
Clinton pretende primero buscar la aprobación de la expansión de los beneficios de la ICC, luego que el Consejo de Comercio explore posibilidades para aumentar el comercio bilateral y finalmente la constitución del Area de Libre Comercio de América (ALCA).
El ALCA debe estar conformada en el año 2005, según el calendario establecido en la cumbre hemisférica de Miami en 1995.
También se destacó el convenio de cielos abiertos, mediante el cual las líneas aéreas centroamericanas podrán volar a cualquier parte de Estados Unidos y viceversa.
El capítulo quinto del acuerdo, que aborda temas ambientales, establece el compromiso de promover inversiones en proyectos como el ecoturismo, el desarrollo de fuentes energéticas renovables o la transferencia de energías limpias.
El documento consigna el establecimiento de un mecanismo de seguimiento de los acuerdos de esta cumbre, con reuniones periódicas al más alto nivel. Así habrá un encuentro anual de cancilleres, el primero de los cuales se realizará en octubre.
Mientras el gobierno de José María Figueres calificó la declaración de "extremadamente positiva", empresarios, políticos y analistas de Costa Rica emitieron opiniones cautelosas.
El ex dirigente de izquierda Alvaro Montero dijo que el texto carece de referencias a la pobreza que agobia a la mayoría de los 40 millones de centroamericanos.
También criticó la referencia a América Central como "una gran región de paz, libertad y democracia". "El hecho de que hayan concluido las guerras no significa que el istmo sea un modelo de demnocracia", estimó Montero.
Para el presidente de la Unión de Cámaras de Costa Rica, Samuel Yankelewitz, el documento de la cumbre muestra el complejo proceso que debe seguirse para lograr un continente abierto comercialmente.
Rodrigo Madrigal, canciller durante el período 1986-1990, opinó en cambio que Estados Unidos no ha dado muestras de un gran compromiso hacia América Central en materia comercial. (FIN/IPS/mso/dg/if/97
