PERU: Fujimori, otra vez cuesta abajo

La mayoría de los peruanos considera al presidente Alberto Fujimori adecuado para situaciones de crisis extremas pero rechaza su estilo autoritario de gobierno, revela una encuesta difundida hoy.

Fujimori revirtió la hiperinflación (7.000 por ciento) que encontró en 1990 y derrotó a los dos grupos guerrilleros que habían puesto al gobierno al borde del colapso.

El 22 de abril último superó una de las más graves crisis políticas vividas recientemente por el país cuando ordenó el asalto a la embajada japonesa en Lima, donde un grupo guerrillero retenía a 72 rehenes desde el 17 de diciembre.

Pasada la euforia provocada por el éxito en la operación (murieron un rehén, dos militares y los 14 guerrilleros) la popularidad del presidente Fujimori retornó a su curva descendente, y bajó 17 puntos en las dos últimas semanas.

Más de 60 por ciento de los electores, incluyendo a parte del sector que aprueba actualmente su gestión, declara que no votaría en este momento por su reelección.

Según la empresa de encuestas Apoyo, el rápido deterioro de la popularidad del presidente refleja la desaprobación a la voluntad de la mayoría oficialista en el Parlamento de destituir a cuatro miembros del Tribunal Constitucional (TC).

Esos jueces se opusieron a la intención de Fujimori de postular a una segunda reelección consecutiva en el año 2000. La Carta Magna sólo admite una reelección inmediata.

Los electores consultados por la empresa opinan que la destitución de esos miembros del TC es una maniobra antidemocrática para abrir paso a la voluntad reeleccionista de Fujimori.

"Apoyo" precisa que el respaldo a la gestión de Fujimori bajó a 50 por ciento, 17 puntos menos que el 24 de abril, dos diís después del rescate de los rehenes.

En la semana previa a la operación militar, la popularidad de Fujimori se encontraba en su punto más bajo en sus siete años de gobierno (38 por ciento) y por primera vez las opiniones negativas superaban a las positivas.

En 1990, Fujimori, entonces un desconocido ingeniero agrónomo sin ninguna figuración pública anterior salvo la presidencia del Consejo Nacional de Rectores Universitarios, ganó en segunda ronda al prestigiado escritor Mario Vargas Llosa.

En abril de 1992, Fujimori disolvioóel Parlamento con ayuda del ejército y convocó seis meses después a elecciones constituyentes, que dieron paso a un nuevo Parlamento, con cuya mayoría impuso sin obstáculos el programa económico neoliberal recomendado por el Fondo Monetario Internacional.

Esa decisión le ganó el respaldo de más de 90 por ciento del electorado, disgustado por la ineficacia de la dirigencia política tradicional y la actuación de los partidos en el Parlamento.

En 1995, con el apoyo del electorado independiente, derrotó a los candidatos de todos los partidos y al ex secretario general de Naciones Unidas Javier Pérez de Cuéllar, quien encabezaba una coalición de personalidades y movimientos de diverso signo.

Pero al comenzar 1996, cuando aún contaba con un respaldo superior a 60 por ciento, su estrella comenzó a declinar como consecuencia del fracaso del programa económico para superar el fuerte desempleo.

En ese marco, la toma de la embajada de Japón el 17 de diciembre aceleró la declinación pues demostró que el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru no estaba liquidado, como aseguraban los discursos de Fujimori.

El rescate elevó a 67 por ciento el nivel del respaldo popular, que se estaría revirtiendo tras la decisión del presidente de destituir a los cuatro integrantes del TC.

"La opinión pública acusó el impacto y comienza a moverse hacia la desaprobación, pero tal como lo afirma él mismo, Fujimori es un gobernante al que no le interesan las encuestas", comentó el sociólogo Francisco Loayza, ex analista del Servicio de Inteligencia Nacional.

Loayza, convertido en adversario del régimen después de su enfrentamiento con Vladimiro Montesinos, principal asesor del presidente en asuntos de seguridad, sostiene que Fujimori prioriza el apoyo de las Fuezas Armadas y considera en segundo lugar el respaldo de los electores.

"Su decisión de autorizar el asalto a la embajada de Japón reforzó la imagen de Fujimori entre los oficiales del Ejército, un sector al que no resiente el autoritarismo ni le importa mucho el destino de los miembros del Tribunal Constitucional", concluyó. (FIN/IPS/al/dg/ip/97

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