PALESTINA: Inversores despiertan a la realidad

Al igual que los fundadores de decenas de empresas palestinas establecidas tras los acuerdos preliminares de paz con Israel, los inversores de Bait el-Mal Holdings creyeron que había muchas oportunidades en Gaza y Cisjordania.

Con un capital de 15 millones de dólares, la compañía inició proyectos a largo plazo, incluidos una fábrica de ladrillos y un complejo de apartamentos. Había riesgos, pero también ganancias.

Y pese a los altibajos del proceso de negociación, la mayoría de los inversores creían firmemente que finalmente prevalecería la paz.

Actualmente, esos mismos inversores piensan dos veces antes de embarcarse en proyectos de capital intensivo. El proyecto de la fábrica de ladrillos y los apartamentos de Bait el-Mal continuará, porque ya está próximo a su fin, pero el gerente general Mohammed Sarsour no prevé nuevos proyectos a largo plazo en un futuro cercano.

"Por ahora lo estamos tomando con calma, pero no confiamos en la situación", declaró Sarsour desde las lujosas oficinas de Bait el-Mal, en la ciudad cisjordana de Ramallah.

Cualquier observador apunta a la actual parálisis de las negociaciones entre israelíes y palestinos como la principal causa de la falta de confianza de los inversores.

Las negociaciones están estancadas desde marzo, cuando Israel comenzó a construir un nuevo complejo de viviendas para judíos en Jerusalén oriental, reclamada por los palestinos como zona ocupada. Una visita del enviado estadounidense Dennis Ross no logró destrabar el proceso esta semana.

Sin embargo, la mayoría de los empresarios comenzaron a abstenerse de realizar proyectos de inversión a largo plazo antes de la actual parálisis.

Safwan Bataina, gerente general de la Bolsa de Valores Palestina, detectó por primera vez una reducción de esas inversiones en enero, justo cuando Israel retiró sus tropas de la ciudad cisjordana de Hebrón.

Fue entonces que los inversionistas comenzaron a preguntarse si Israel realmente replegaría sus soldados de Gaza y Cisjordania en la forma prevista en el acuerdo de paz y levantaría las restricciones al movimiento de bienes y personas, impuestas en grados variables desde marzo de 1993.

"La gente invertía porque pensaba que los acuerdos negociados en Oslo se implementarían y sólo unos pocos creían que el tratado resultaría nada más que tinta y papel, pero ahora todos están dándose cuenta de la realidad", dijo Bataina.

Desafortunadamente, expresó, el retiro de las inversiones coincidió con la apertura del mercado de acciones tras dos años de optimistas preparaciones. Las negociaciones en la bolsa, que actualmente funciona sólo una vez por semana, están muy por debajo de las expectativas.

Mientras las acciones de algunas empresas (principalmente PalTel, la compañía telefónica palestina, encargada de la mejora y expansión de las líneas tomadas del servicio telefónico israelí Bezek) se venden muy bien, en general la situación es mala, lamentó Bataina.

Los empresarios sostienen que su pesimismo no fue causado por ningún hecho en particular, sino por un conjunto de situaciones negativas, la mayoría relacionadas con el control israelí de las fronteras entre las áreas de autogobierno palestino y el mundo exterior.

Desde 1994, los inversores vieron con inquietud cómo los palestinos soportaron más de 200 días de "cierre", es decir, el bloqueo de las fronteras de Gaza y Cisjordania, generalmente luego de ataques armados de palestinos contra israelíes, pero también en los feriados de Israel.

Los inversionistas también fueron testigos de los altibajos de las importaciones, las exportaciones y la tasa de desempleo (a veces de hasta 60 por ciento), causados por los cierre de fronteras.

Aun cuando las fronteras están abiertas, existe escaso contacto entre Cisjordania y Gaza, que están separadas por una franja de 64 kilómetros de territorio israelí.

Así mismo, los inversores notaron cómo se demoraron los planes para la construcción de nueve zonas industriales, un puerto marítimo y un aeropuerto debido a las continuas disputas entre israelíes y palestinos sobre quién controlaría el flujo de bienes y personas a través de ellos.

"Es como si alguien te regalara una linda casa de campo pero se quedara con la llave de la puerta principal", expresó Sarsour. "Al principio estás contento, te relajas, nadas en la piscina. Pero pronto te aburres y empiezas a dar puñetazos en la puerta para que te abran".

"Esto significan los acuerdos de Oslo para los palestinos. Lo novedoso de la casa de campo ya se desvaneció, y ahora estamos dando golpes en la puerta", manifestó. (FIN/IPS/tra-enk/dho/rj/ml/if-ip/97

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