PALESTINA: Alcalde de Belén apaga su estrella

Elías Freij, una de las más respetadas figuras políticas de Palestina, anunció esta semana el fin de su carrera pública de más de cinco décadas, a los 80 años de edad.

"Una persona necesita descanso", dijo a IPS Freij, alcalde de Belén y ministro de Turismo de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), para luego referirse al motivo de su cansancio, diciendo que "vivimos en un gueto, acorralados por los israelíes".

Al igual que Gaza y otras islas de territorio palestino en la ocupada Cisjordania, Belén está rodeada por fuerzas de seguridad israelíes, y la normalidad de las actividades sociales y económicas resulta imposible.

El presidente palestino, Yasser Arafat, nombrará nuevas autoridades para la alcaldía y el gabinete, aunque Freij anunció que servirá como ministro de Estado con "responsabilidades reducidas".

El ex alcalde fue una gran figura, indudablemente alrededor de la cintura. Una foto en su viejo despacho junto a Arafat lo muestra mucho más jovial que en el momento de su retiro, en que se le ve avejentado y flaco, caminando apoyado en los brazos de sus jóvenes guardaespaldas.

Perteneciente a una rica y conocida familia palestina cristiana con fuertes raíces en la ciudad en que nació Jesucristo, llegó a la vida pública en 1946, integrando la Cámara de Comercio durante el dominio británico en Palestina.

Electo al consejo municipal de la ciudad en 1960, se mantuvo en su puesto cuando Israel capturó Cisjordania en 1967, y se desempeñó como alcalde desde mayo de 1972, hasta anunciar su retiro el martes, en un período que incluyó los años más violentos de la ocupación israelí.

Su llamado a la negociación durante la "intifada", el alzamiento popular palestino contra la ocupación israelí, molestó a Arafat, quien prometió colocar "una bala en el pecho" de quienes socavaran su autoridad, en una amenaza interpretada como dirigida directamente a Freij.

El propio Arafat finalmente llegó a la mesa de negociación, en un proceso resultante en los acuerdos de Oslo y la autonomía palestina en la ciudad.

No obstante, ahora Freij confiesa que después de unos meses de autonomía se convenció de que no había ventajas en ser "libre" de esa manera.

A pocos kilómetros de distancia, excavadoras israelíes limpian el terreno para un nuevo asentamiento judío en la colina que judíos denominan Har Homa y palestinos Jabel abu Ghneim.

La construcción en tierras palestinas asignadas como parte de Jerusalén oriental y de la capital de un futuro Estado es una violación del segundo acuerdo de Oslo, sostiene Arafat.

La disputa terminó de quebrar el ya fracturado proceso de paz, produjo protestas diarias de jóvenes en las calles de Belén e hizo que los israelíes ajustaran aún más el cinturón de seguridad alrededor de las áreas autónomas.

Aunque la ciudad fue transferida a control palestino en diciembre de 1996, los israelíes aún mantienen un campo militar en la ciudad para vigilar la tumba bíblica de Raquel y una escuela de judaísmo.

Las tropas cortaron la ruta principal ante ambos sitios, y soldados israelíes han interrumpido el tránsito hacia y desde Jerusalén y Belén, desde el comienzo de las protestas por la construcción de viviendas en Jabel abu Ghneim.

Más de la mitad de la población de la ciudad está desempleada, "y por encima de eso, Israel detiene nuestro transporte de bienes", se quejó Freij.

La ayuda exterior ha llegado, sin ser capaz de revertir la caída económica de la ciudad bajo la presión israelí.

Belén es demasiado pobre para comprar un tradicional árbol de Navidad para la plaza frente al sitio del nacimiento de Jesús, y cuando Finlandia envió uno de regalo, fue detenido por la aduana israelí y nunca llegó a Belén.

Importante para cristianos, judíos y musulmanes, la ciudad fue mencionada por primera vez en el siglo XIV a.C., en los registros de Tal al-Amarneh como Beit Ello, dios cananita del trigo.

En el viejo testamento, Belén es Efrata, donde nació David, hijo más joven de Jesé y vencedor de Goliat, luego designado rey de Israel por el profeta Samuel.

Durante siglos Belén fue centro de palestinos cristianos, aunque en la actualidad la mayoría de la población (62 por ciento) es musulmana, con mayorías cristianas en las ciudades vecinas de Beit Jala y Beit Sahour.

Las tres ciudades, más los campos de refugiados de Aida, el- Daheisha y Beit Jebren, comprenden un área rodeada por fuerzas israelíes con más de 150.000 palestinos.

La mayoría de los habitantes depende de la agricultura o el trabajo en Israel, detenido tras los cierres de las áreas palestinas.

"Desde que Israel decidió cerrar la frontera en Cisjordania y comenzó a importar trabajo desde Europa, muchos de nuestros habitantes perdieron su trabajo en Israel", dijo Freij.

La frustración se expresa en enfrentamientos diarios entre jóvenes palestinos y militares israelíes. Pero en otros sitios en la ciudad, jóvenes y viejos comparten el cansancio y la desmotivación de Freij.

"No creemos que nada pueda cambiar", dijo Abu Fare, sentado con su familia y ganado frente a un fuego al aire libre. Su hijo no se ha sumado a los protestantes que arrojan piedras contra los israelíes.

"Estamos cansados de luchar, pero ya no creemos en la paz. No desde que comenzaron a construir en Jabel abu Ghneim", añadió un mecánico que prefirió no dar su nombre.

Belén se convertirá en una de las mayores atracciones turísticas en el 2.000 aniversario del nacimiento de Jesús. Pero Freij no logró superar la maraña de obstáculos políticos y la crisis económica que bloquea los preparativos para recibir al gran número de turistas que celebrarían la fecha en la ciudad.

Sin éxito, luchó para lograr al menos una parte ínfima de los 200 millones de dólares necesarios para que la ciudad esté lista para la fiesta del segundo milenio.

Como alcalde de la ciudad y ministro de Turismo, Freij fue doblemente acusado por su fracaso, cuando la falta de recursos no permite ni siquiera sellar los agujeros en el pavimento de la ciudad.

Los cristianos palestinos en general disfrutaron de un más alto nivel de vida y educación que sus hermanos musulmanes. Muchos se instalaron en el extranjero, para volver a Palestina tras el primer acuerdo de Oslo y los planes de un nuevo Estado.

Amargamente desencantados, desde entonces muchos renunciaron a su sueño y regresaron al exterior. (FIN/IPS/tra-en/mpl/rj/lp/ip/97

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