Las conversaciones que el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, inició hoy en esta capital con su colega uruguayo Julio Sanguinetti trascienden el protocolo y de ellas podrían surgir soluciones políticas a los conflictos del Mercosur.
Según expertos del gobierno uruguayo, la relación personal que une Cardoso y Sanguinetti puede facilitar la superación de problemas causados por medidas unilaterales de Brasil que han creado tensión entre los industriales de los cuatro países integrantes del Mercosur (Mercado Común del Sur).
Las restricciones financieras dispuestas por Brasil hace un mes, que levantaron vallas a la importación de productos del Mercosur, provocaron el malestar de los exportadores argentinos, paraguayos y uruguayos, aunque los gobiernos las consideran con "comprensión".
Como si ese conflicto fuera poco, Brasil incluyó la semana última a sus socios en una nueva restricción a importaciones con financiación superior a los 360 días.
Los industriales de Argentina, Paraguay y Uruguay denuncian voluminosas pérdidas y reclaman su exclusión de las medidas brasileñas.
Los gobernantes, en cambio, aunque molestos por el carácter inconsulto de las decisiones de la administración de Cardoso, pusieron el pie en el freno, al considerar que las restricciones apuntan a reducir el creciente déficit comercial de Brasil y a mantener la estabilidad económica del gigante del Mercosur.
Por esa razón, y aunque los entieden que el llamado "costo Cardoso" tiene gusto amargo, los gobernantes de Argentina, Paraguay y Uruguay parecen dispuestos ingerirlo, para evitar males mayores, como podría ser una devaluación de la moneda brasileña.
"Los industriales siempre se quejan", argumentó el presidente de Argentina, Carlos Menem.
Brasil está decidido a mantener sus medidas hasta el 1 de agosto, y Sanguinetti intenta, en su diálogo con Cardoso, acordar reglas para el periodo posterior a esa fecha.
La negociación de las excepciones al arancel externo común del Mercosur solicitadas por Brasilia en 1995 favoreció a Uruguay, que pudo aumentar su flujo comercial a Brasil.
"Ahora estamos en una situación similar. Se deben buscar soluciones para que Brasil mantenga su economía estable y el comercio uruguayo aumente, sin afectar operaciones pactadas por algunos sectores", dijo el ministro de Economía de Uruguay, Luis Mosca.
"Los datos de la realidad indican que (el gobierno brasileño) seguirá tomando medidas" para abatir su déficit fiscal, observó Oscar Ramos, directivo del sector automovilístico uruguayo, que verá reducidas sus exportaciones a Brasil en 50 por ciento debido a las restricciones a la financiación de importaciones.
Brasil, con 151 millones de habitantes, es el principal socio comercial de Uruguay, habitado por 3,1 millones de personas. Las ventas a Brasil son primordiales para industrias como la frigorífica, agrícola, textil y láctea.
La estabilizacion y el crecimiento de la economía brasileña en los últimos años tuvieron fuerte repercusión en el comercio dentro del Mercosur y en las exportaciones de Uruguay.
Uruguay vendió a Brasil en 1996 productos por 831 millones de dólares, lo que representó un crecimiento de 18,7 por ciento sobre los niveles de 1995.
La industria del hilado, el tejido y los productos textiles acabados fueron los que mostraron mayor alza en 1996, con un incremento de 80 por ciento con relacion al año anterior.
Mientras, las exportaciones brasilenas a Uruguay crecieron 6,7 por ciento con relación a 1995, y hasta situarse en 745,5 millones de dólares.
El saldo comercial fue en 1996 por segundo año consecutivo favorable a Uruguay. Sumó 85,5 millones de dólares, frente a 2,1 millones de dólares en 1995.
Pero el análisis de Sanguinetti y Cardoso no se limitará a los conflictos comerciales internos del Mercosur ni a la exploración de posibilidades para aumentar el intercambio comercial, fundamental para Uruguay.
En efecto, los dos presidentes examinarán también la estrategia del Mercosur frente al proyecto de creación del Area de Libre Comercio de América (ALCA).
Ministros de Comercio de 34 países se reunirán el 15 y el 16 de este mes en la ciudad brasileña de Belo Horizonte para continuar las negociaciones relativas al ALCA, un mercado ampliado continental que se tendría entre el 2020 y el 2025.
Pero tanto Cardoso como Sanguinetti consideran que antes es necesario consolidar el Mercosur y su relación con otros bloques comerciales, para evitar el riesgo de una excesiva dependencia del ALCA, donde Estados Unidos tendrá un indiscutible peso. (FIN/IPS/rr/ff/ip/97