Cuando se trata de enfrentar el torrente comercial de Estados Unidos, previsto para cuando nazca el Area de Libre Comercio de América (ALCA), a los gobiernos del Mercosur y a los empresarios de los cuatro paises miembros, "no los une el amor, sino el espanto".
Habituados a la competencia intrabloque, a las disputas comerciales de entrecasa y a las amenazas de ruptura, los gobiernos del Mercosur decidieron esta vez llevar una posición común a la reunión de ministros de Comercio americanos que se realizará entre este martes y jueves en Belo Horizonte, Brasil.
También los empresarios dejaron atrás sus diferencias y se reunieron este lunes en San Pablo para confeccionar un discurso homogéneo que les sirva de escudo ante la avalancha de productos estadounidenses que invadiría sus mercados en cuanto haya señal de largada para el ALCA.
"Nuestra iniciativa concuerda en 95 por ciento con la de los industriales de Brasil", destacó el vicepresidente de la Unión Industrial Argentina, Alberto Alvarez Gaiani, antes de viajar a San Pablo.
Sus declaraciones minimizan el enojo de los días previos, cuando Brasil eliminó unilateralmente la financiación de las importaciones -incluídas las provenientes del Mercosur- en una medida interpretada por sus tres socios como una restricción al comercio.
Es que como describía el escritor argentino Jorge Luis Borges su relación con Buenos Aires, a los socios del Mercosur no parece unirlos el amor, sino el espanto ante la presión que ejerce Estados Unidos para acelerar la discusión sobre desgravación arancelaria en el continente.
Desde el lanzamiento de la iniciativa por parte de Estados Unidos en 1995, en la cumbre continental de Miami, 34 países americanos aceptaron la necesidad de tender hacia un área de libre comercio que abarque el continente en el 2005. Pero a la hora de discutir el ritmo de integración, hay diferencias.
Los socios del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) coinciden en la necesidad de avanzar con cautela y dejar para el final el debate sobre las reducciones de aranceles.
En cambio, Estados Unidos pretende comenzar a discutir aranceles el año próximo, en la siguiente reunión de ministros a celebrarse en Costa Rica.
Al mismo tiempo, el Mercosur quiere solucionar antes los contenciosos comerciales que cada miembro mantiene con Estados Unidos, por trabas al ingreso de distintos rubros de la producción subregional.
El economista argentino Enrique Carrier advirtió que Estados Unidos no sólo quiere asegurarse una reserva de mercado en América Latina sino también frenar la proliferación de bloques como el Mercosur, que desvían corrientes de comercio en favor de sus miembros y en desmedro de terceros.
Por todo eso, y aunque mantienen un discurso favorable a la integración continental, Argentina y Brasil bloquearon en los hechos las propuestas de las comisiones de trabajo del ALCA, que intentan acelerar la marcha del proceso mediante la recolección y cotejo de resoluciones comerciales de los distintos países.
En los últimos encuentros de funcionarios, las diferencias entre Estados Unidos y el Mercosur persistieron, y uno de los negociadores norteamericanos, Peter Algeier, advirtió que los desencuentros podrían impedir que en Belo Horizonte se firme una declaración conjunta.
Los negociadores elaboraron un documento en borrador para el encuentro, pero que no tiene fecha fija para el inicio del ALCA. Sólo se limita a anticipar que en 1998, durante la cumbre de presidentes americanos a celebrarse en Santiago de Chile, se "lanzará" el proceso de negociaciones.
La idea de los integrantes del Mercosur es "preservar la identidad" del bloque dentro del ALCA, según lo describió Jorge Campbell, secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la cancillería argentina.
"El Mercosur es un promotor activo del ALCA, pero proponemos ciertas líneas de trabajo como la de mantener la esencia del Mercosur, profundizar el proceso de integración subregional y negociar en bloque", añadió Campbell. (FIN/IPS/mv/dg/if/97)
