En la reunión de ministros de Economía y presidentes de bancos centrales del Mercosur, la próxima semana en Asunción, la delegación brasileña estará bajo presión de los empresarios nacionales, descontentos con las concesiones del gobierno de su país a Argentina.
Por primera vez líderes empresariales brasileños de varios sectores reclaman con mayor contundencia la defensa de sus intereses, imitando a los argentinos, tradicionalmente más agresivos en sus quejas desde la firma del Tratado de Asunción, que dio origen al Mercosur.
Luiz Hafers, presidente de la Sociedad Rural Brasileña (SRB), dijo a IPS que en esta próxima reunión de autoridades económicas Brasil cederá un poco más, seguramente sin obtener nada en contrapartida.
"Al restringir la financiación a las importaciones, el gobierno abrió una excepción al Mercosur en los embarques de hasta 40.000 dólares, dañando especialmente a la agricultura brasileña", lamentó Hafers.
"En ese límite se concentran las exportaciones agrícolas para consumo final o industrialización y los industrializados de origen agropecuario, que en los tres casos compiten deslealmente con los productores brasileños", argumentó.
"Necesitamos poner fin a esa postura dócil", comentó el presidente de la SRB cuando Brasil concedió un tratamiento excepcional a sus socios del Mewrcosur (Argentina, Paraguay y Uruguay).
Del otro lado se practican "muchas restricciones a productos brasileños, no solo agrícolas", se quejó.
Su posición es fortalecida por un estudio de la Fundación Centro de Estudios de Comercio Exterior, divulgado esta semana y que contiene críticas a "medidas argentinas de protección aparentemente incompatibles con el funcionamiento de un mercado integrado".
El análisis, de los economistas Joao Bosco Machado y Ricardo Markwald, cita entrte los mecanismos proteccionistas a cuotas unilaterales, acuerdos de precios, sobrearanceles, derechos compensatorios y procesos contra supuestas prácticas de dumping por empresas brasileñas.
La lista de productos afectados comprende básicamente industrializados o semimanufacturados, desde chapas de acero a instrumentos agrícolas, refrigeradores de uso doméstico, yeso, tuercas, quimicos, fibra óptica, cables de cobre y artículos eléctricos.
"Sin restricciones arancelarias y disfrazadas Argentina no obtendría el superávit que mantiene con Brasil", estimado en más de 1.200 millones de dólares para este año, observó Henrique Malta, coordinador de comercio exterior de la Federación de las Industrias de Santa Catarina.
Mencionó como ejemplos el café soluble, cuyo arancel de 14 por ciento recién fue eliminado, y el azúcar, que "difícilmente será incluido en el libre comercio antes del año 2000", pese a las presiones que el gobierno brasileño decidió ejercer actualmente.
Las "restricciones disfrazadas" afectan especialmente al sector textil, añadió otro empresario de Santa Catarina, Ulrich Kuhn, presidente del gremio estadual del sector.
"La exigencia del sello en español que somos obligados a coser en cada prenda, encareciendo el producto" redujo las exportaciones brasileñas y su supresión, a partir del 1 de junio, sólo tendrá efectos positivos a partir de 1998, indicó.
"Es siempre Brasil el que aparece en el noticiero como el principal responsable de las distorsiones, pero para cada queja argentina podemos, sin esfuerzo, recordar una o más restricciones de Argentina a nosotros", destacó Malta.
En el período de transición del Mercosur, antes de concretarse la unión aduanera en enero de 1995, existió la Tasa de Estadística, que gravaba productos industrializados.
Hay también barreras indirectas que distorsionan la competencia, como el Reintegro, devolución de impuestos cobrados en la fase de producción, afirmó el empresarios
Incorporó también a la lista el régimen de adecuación, que permite mantener la protección arancelaria en el comercio dentro del Mercosur, y que comprende 300 productos de Argentina y sólo siete de Brasil.
Los argentinos rechazan los subsidios que Brasil concede a montadoras de vehículos que se instalen en el noreste para desarrollar la región más pobre del país.
Pero la protección que mantienen en favor de su "sector azucarero en el norte miserable" tiene la misma justificación, ya que nunca comprobaron los alegados subsidios al azúcar brasileño a través del programa de producción de alcohol como combustible automotor, sentenció Malta.
Los reclamos empresariales, tanto de Argentina como de Brasil, cuentan ahora con respaldo de sus respectivos gobiernos, ante las dificultades que ambos enfrentan en sus cuentas externas.
Brasil registra un creciente déficit comercial, que podría ascender a 15.000 millones de dólares este año, según las previsiones más pesimistas. El mercado argentino representa una alternativa para las dificultades en aumentar las exportaciones.
Argentina, por su parte, no logra ampliar sus ventas a los países desarrollados, por lo que dependen del consumo brasileño, que absrobe 25 por ciento de sus exportaciones.
"Tal como antes, tenemos ahora que cargar en las espaldas a los socios, aunque no somos un país desarrollado, que podría hacer concesiones sin reciprocidad y relegando las necesidades internas", se quejó Hafers. (FIN/IPS/gl/dg/if/97