Cinco semanas antes de que Gran Bretaña entregue el territorio a China, Hong Kong mira hacia adentro en busca de su propia identidad, mientras las futuras autoridades preparan instructivos para promover el sentido de pertenencia al continente.
Resultante del proceso de incorporación de instituciones de Gran Bretaña y la rica historia y cultura chinas, Hong Kong intenta aceptar la realidad de que no es ni la una ni la otra.
Pero su propia identidad no está lo suficientemente arraigada como para superar las dudas sobre la especificidad de sus propios valores que tanto China como Gran Bretaña intentan imponer.
"La mayoría de la gente joven se identifica de inmediato como gente de Hong Kong, pero ¿qué significa esto?", planteó Pang Kin- fu, de la Federación de Grupos Juveniles de Hong Kong.
Según Pang, el territorio tiene su "cultura única, la cual consiste en el este 'tradicional' combinado con el oeste 'poco convencional"'.
"Hong Kong intenta encontrarse a sí mismo, sin haber pensado nunca como chino o británico. Ahora nos vemos obligados a encontrar nuestro propio estilo", dijo el diseñador de moda Pacino Wan, quien estampa imágenes de la reina Isabel II y la bandera británica en tela vaquera desteñida.
Al igual que los alemanes antes de la caída del muro de Berlín, los chinos y la gente de Hong Kong comparten una etnicidad común, cultura y costumbres, y crecieron en el escenario de distintos hechos políticos, valores y contacto con el mundo exterior, y en particular, en diferentes condiciones materiales.
Anthony Leung, banquero y miembro del próximo gobierno de Hong Kong, ve al territorio en términos de su "espíritu especial". "Somos chinos viviendo en Hong Kong. Miramos al mundo y alimentamos el comercio internacional, pero nuestras raíces culturales están en China".
"Deberíamos heredar lo mejor de la tradición china, la paciencia, la laboriosidad, el respeto por nuestros ancianos, pero también beneficiarnos de nuestra exposición a la cultura occidental. Combinamos formas chinas y occidentales de hacer las cosas, y escogemos lo mejor. Este es el estilo de Hong Kong", agregó.
Aquellos que huyeron de China, en particular quienes llegaron al territorio sin un penique en el bolsillo, dijo Leung, tienen un profundo sentido de pertenencia a Hong Kong debido a las oportunidades que les dio, las cuales nunca hubieran tenido en China.
El escritor Louis Cha, quien produjo más de una docena de bestsellers sobre Kung Fu, llegó en la pobreza en 1948 y logró ser propietario de un periódico y otras empresas editoriales, describe a Hong Kong como "un lugar donde el trabajo duro es justamente compensado".
"Estoy muy agradecido a Hong Kong por lo que me dio, y de ese agradecimiento nace el amor", manifestó.
Una reciente encuesta del proyecto "Transición en Hong Kong" de la Universidad Bautista reveló que casi dos tercios de los entrevistados se describen a sí mismos como chinos de Hong Kong, y sólo 31 por ciento se consideran "chinos".
Menos de tres por ciento se describieron como británicos, aunque muchos más tienen pasaportes británicos.
Culturalmente, Gran Bretaña dejó un sello poco firme en Hong Kong. Los poderes coloniales se mantuvieron aislados en enclaves, entreteniéndose en sus clubes, más que en controlar la cultura china local.
La escritora británica Jan Morris señala en su libro "Hong Kong" que, entre todas las colonias británicas, el territorio fue el que recibió el menor impacto.
Pero, como destaca Kenneth Lieberthal, en un documento sobre la transición de la Asia Society, la realidad subyacente es que Hong Kong "es occidentalizado, moderno y chino", aunque su composición étnica es 98 por ciento china.
Entre las personas menores de 30 años, el porcentaje de los que se describen como 'hongkonenses" en lugar de "chinos" alcanza 80 por ciento. Se trata de gente que nació y creció en el territorio, la mayoría nunca visitó el continente, y considera a los chinos poco educados y toscos, con un fuerte sentido de superioridad sobre ellos.
Entre la nueva elite política que gobernará el territorio tras la entrega a Beijing, el sentido de identidad de Hong Kong es visto tras cristales oscuros.
Las autoridades, que habían dado a esos temas escasa importancia, publicaron guías de educación cívica que incluyen la enseñanza a los niños del "amor" por China.
Los alumnos de enseñanza preescolar y hasta los 12 años recibirán instrucción sobre "patriotismo", definido por el Departamento de Educación como "el reconocimiento y el sentido de pertenencia a China", y a los preescolares se les dirá que son chinos. (FIN/IPS/tra-en/ys/ral/lp/cr-ip/97