HONDURAS: Indígenas se aprestan a luchar, tras desalojo

Representantes de unos 3.000 indígenas hondureños, desalojados hoy de las inmediaciones de la casa de gobierno, aseguraron que su lucha apenas comienza y que no abandonarán la capital hasta que sus demandas de tierra y justicia sean satisfechas.

Una violenta intervención militar obligó a los manifestantes a trasladarse a las instalaciones que rodean el campo de fútbol de la marginal colonia capitaliana "Las Brisas".

Soldados fuertemente armados procedieron al desalojo de los indígenas a golpes y chorros de agua. Una mujer, convaleciente de una operación en la vesícula, fue arrojada al suelo y maltratada por soldados que entraron a una tienda de campaña de la Cruz Roja.

La indígena, llamada Carmela, acompañaba la huelga de hambre comenzada por unos 108 manifestantes en apoyo de sus demandas.

Salvador Zúñiga, uno de los principales dirigentes indígenas, dijo que su grupo fue desalojado porque arruinaba "la estética que rodea la Casa de Gobierno y el Palacio de Justicia".

"El ministro de Cultura, Deporte y Artes, Rodolfo Pastor Fasquelle, nos dijo que nuestra presencia en la zona daba un mal aspecto, proliferaba el mal olor y que íbamos a desatar una epidemia en Tegucigalpa", explicó Zúñiga.

Con esta acción, afirmó, el gobierno del presidente Carlos Reina "se despojó de su máscara humanista, al no agotar el diálogo", agregó.

De acuerdo con los llamados "peregrinos" indígenas, la acción se efectuó mientras ellos analizaban la última propuesta estatal de entrega de tierras y para el esclarecimiento del asesinato hace un mes de dos dirigentes de la etnia chortí.

El gobierno propuso la inmediata entrega de 2.000 de las 20.000 hectáreas de tierras reclamadas por los peregrinos, y la realización de un censo indígena en la occidental zona de Copán, para conceder títulos de propiedad a los chortíes.

Representantes de las etnias indígenas advirtieron en rueda de prensa que el desalojo no significa la derrota de su movimiento. "Al contrario, la lucha apenas comienza", afirmaron.

También explicaron en un comunicado que se proponían aceptar la propuesta de las autoridades de "irse a sus casas", cuando "el gobierno se precipitó al desalojo, que nos tomó de sorpresa".

Los indígenas solicitaron la reanudación del diálogo, con mediación de la Iglesia Católica, del estatal Comisionado para los Derechos Humanos y del no gubernamental Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras.

También pidieron la destitución del ministro Fasquelle y su exclusión de la mesa de negociaciones, por considerarlo "prepotente" y promotor de la acción militar de este martes.

En cuanto a Fasquelle, lamentó el desalojo, aunque agregó que la protesta "ya estaba lesionando los intereses públicos".

El diálogo no tuvo resultado debido a la "intransigencia" de los indígenas, "que mostraron mala voluntad para negociar", aseguró el ministro.

Fasquelle mencionó como "testigo de calidad" de sus afirmaciones a un representante del Comisionado de los Derechos Humanos. "Puedo asegurar que el gobierno ofreció todo lo que pudo", declaró.

Agregó que había aceptado incluso que un grupo de garantes nacionales e internacionales, nombrados por los indígenas, fueran testigos del pacto a suscribirse.

El desalojo de los indígenas, que respondieron en forma pacífica a la represión, fue condenado por organizaciones étnicas de América Central, que anunciaron protestas frente a las embajadas de Honduras en la región.

Hay en Honduras unos 600.000 indígenas, sobre una población total de casi seis millones de habitantes. Los nativos están distribuidos en siete grupos y residen en las regiones norte, sur, centro y oeste.

Organizados hace tres años, comenzaron una serie de peregrinaciones hacia la capital, en busca de respuesta a su demanda de tierra, justicia y respeto a los derechos humanos.

El gobierno de Carlos Reina ha escuchado sus peticiones, pero aparentemente, las cinco marchas sobre la capital realizadas por los indígenas han "cansado" a las autoridades.

El Instituto Nacional Agrario entregó a las etnias indígenas cerca de 62.000 hectáreas de tierras, "algo que nadie había hecho, y estamos anuentes a ayudar hsta donde podamos", aseguró Francisco Funes, subdirecto de esa agencia del Estado.

Los indígenas anunciaron una peregrinación masiva a Tegucigalpa, como demostración de fuerza y de su voluntad de luchar. Advirtieron que su traslado a la capital será "sin retorno", y que están dispuestos a morir de hambre en la ciudad antes que seguir ignorados en sus montañas. (FIN/IPS/tm/ff/pr/97

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