Unos 3.000 indígenas hondureños de las etnias chortias, lenca, pech y garífuna iniciaron hoy una huelga de hambre contra la negativa del gobierno a legalizar sus títulos de propiedad sobre tierras y esclarecer la muerte de dos de sus dirigentes.
Los indígenas, que comenzaron este lunes una pregrinación a Tegucigalpa, proceden de las regiones de Copán, Ocotepeque e Intibuca, en el paupérrimo occidente del país.
Tras ocho horas de intensas negociaciones con una comisión gubernamental encabezada por el ministro de Cultura, Deporte y las Artes Rodolfo Pastor Fasquelle, los indígenas rompieron el diálogo.
Sus representantes rechazan la oferta de las autoridades de concederles "temporalmente" tierras para sembrar mientras se legaliza su situación en el área de 20.000 hectáreas que reclaman.
También estiman que el gobierno tiene escaso interés en esclarecer los asesinato de los dirigentes chortis Cándido Amador y Obidio Pérez, ocurridos a mediados de abril en Copán.
"Negociamos al tiempo que se hace la huelga de hambre, porque este viaje es sin retorno, y si no vemos acciones concretas, moriremos aquí, ya que da lo mismo hacerlo en Tegucigalpa que en nuestras zonas de origen", dijo Rosalio Duarte, uno de los dirigentes chhortis, etnia que desciende de los mayas.
Indicó que a la huelga de hambre se sumarán en primer instancia los hombres, y si el diálogo no avanza, lo harán las mujeres y después los niños.
"Responsabilizo al gobierno de lo que suceda en este sentido", señaló Duarte.
Un fuerte cordón de militares armados con fusiles y gases lacrimógenos impidió la llegada de los indígenas a la Casa Presioencial, en cuyas inmedaciones se instalaron en campamentos.
Salvador Zúñiga, uno de los dirigentes de la etnia lenca, dijo a IPS que los indígenas no llegaron a Tegucigalpa para "hospedarse en hoteles".
"Venimos a exigir justicia y respuestas a nuestras demandas", precisó.
En Honduras hay unos 600.000 indígenas, diseminados en las regiones centrales, norte, sur y occidente.
Esta es la quinta de los pueblos nativos en los últimos tres años, desde que se organizaron para reclamar sus derechos y exigir mayores compromisos de parte del gobierno.
De acuerdo al fiscal de las etnias, Eduardo Villanueva, el gobierno es consciente de los problemas indígenas, "pero no se los puede resolver de un solo golpe".
"Pido a esta gente que tenga paciencia y atiendan las negociaciones", dijo. "Abandonen esa huelga de hambre, que sólo les traerá desgastes, especialmente a las mujeres y los niños, que no creo que los puedan soportar", opinó. (FIN/IPS/tm/dg/ip-pr/97