GRAN BRETAÑA: La lección del laborismo a los socialistas europeos

La abrumadora victoria del Partido Laborista en las elecciones de Gran Bretaña es una lección para los partidos socialistas europeos, que, según sus simpatizantes, deben "modernizarse" para mejorar sus posibilidades.

"Los partidos socialistas de Alemania y Francia son como el viejo laborismo. Si se modernizan, podrán ganar las elecciones", afirmó Will Hutton, editor del diario The Observer y connotado adherente de lo que se ha denominado "Nuevo Laborismo".

El Nuevo Laborismo británico obtuvo un apabullante triunfo el jueves. Según los resultados confirmados el viernes, 423 miembros de la Cámara de los Comunes apoyarán al próximo primer ministro, Tony Blair, lo que supone una mayoría sin precedentes de 180 escaños.

Blair, considerado el reformador del laborismo, se llevó los galones. "Hemos sido electos como Nuevo Laborismo y gobernaremos como Nuevo Laborismo", dijo el próximo primer ministro ante una ruidosa multitud a las 5 de la madrugada del viernes.

Blair y sus seguidores se desembarazaron de viejos principios socialistas como el respaldo a la propiedad del estado, a los sindicatos y a la economía centralmente controlada y adoptaron, en cambio, un discurso centrista y orientado al mercado.

Hutton, cuyo libro "El estado en que vivimos", calificó el Nuevo Laborismo de "capitalismo menos degenerado" y afirmó que los partidos socialistas no deberían vacilar en "abrazar abiertamente un capitalismo con rostro humano".

En cambio, Steven Tindale, experto del izquierdista Instituto de Investigaciones sobre Política Pública (IPPR), afirmó que el triunfo del Nuevo Laborismo no debe ser considerado una victoria del socialismo.

"Ellos afirman que solo es posible ganar mediante la adopción de políticas de centroderecha. Aún queda por verse si el laborismo puede implementar con éxito un programa de centroizquierda", dijo Tindale.

En parte por temor a las suspicacias que se cernían en torno al Viejo Laborismo, a las que se atribuye la derrota del partido en 1992, la campaña de Blair consistió en evitar compromisos con políticas específicas.

El candidato prefirió, en cambio, enfatizar en la necesidad de cambio tras 18 años de gobierno derechista a cargo del Partido Conservador.

Tan clamoroso fue el triunfo que muchos percibieron en la estrategia de Blair el modelo para muchos partidos socialistas y centroizquierdistas europeos que mantienen pujas históricas con centroderechistas y demócratacristianos desde el fin de la segunda guerra mundial.

Francia, donde el Partido Socialista se enfrentará este año en elecciones contra los conservadores gaullistas, y Alemania, donde los centroizquierdistas compiten con la afianzadada democracia cristiana de Helmut Kohl, son mencionados como ejemplos.

Pero Tindale afirma que existen pocos puntos de comparación entre Europea y Gran Bretaña, donde rige un sistema electoral de mayorías contrapuesto al de representación proporcional, que favorece a pequeños partidos, vigente en Alemania y Francia.

Existen, además, "factores históricos como la debilidad de las tradiciones socialdemócratas en Gran Bretaña, en parte porque el poder de los sindicatos fue utilizado para promover una forma conflictiva de capitalismo", agregó el experto.

Blair trabajó duro para llevar al laborismo hacia el centro político, a través de la ruptura del vínculo partidario con los poderosos sindicatos que lo fundaron a comienzos de siglo.

No hay dudas de que el Partido Laborista ha cortejado y fue cortejado por los partidos socialdemócratas europeos.

Son bien conocidos los estrechos vínculos de Blair y su futuro secretario de Relaciones Exteriores, Robin Cook, con partidos del continente. El Partido Socialdemócrata alemán tiene contactos con el laborismo a todos los niveles y sus instituciones académicas organizaron seminarios sobre la doctrina de Blair.

"Las relaciones del laborismo británico con la socialdemocracia alemana, así como con la de Holanda y Suecia, son tan fuertes como la que tiene con el Partido Demócrata de Estados Unidos", afirmó una alta fuente laborista.

"Tenemos 22 partidos hermanos en toda Europa y nos reunimos con ellos de forma regular. Las reuniones de partidos socialistas se celebran antes de cada cumbre de la Unión Europea. La mitad de los primeros ministros que se reunirán al día siguiente están presentes", declaró Cook el año pasado.

Pero "la representación socialista en las cumbres, a pesar de ser amplia, no abarca a los países más grandes" agregó Cook, quien pronosticó entonces que "la victoria laborista permitirá la conformación de una agenda diferente, pues uno de los jugadores claves de Europa estará de ese lado".

El papel de Gran Bretaña en la Unión Europea y en el camino hacia la unión monetaria bajo un gobierno laborista es otro problema.

Los primeros meses de gobierno de Blair no serán, en ese sentido, muy diferentes de los 18 años de conservadurismo, que postularon sentarse a esperar que se delineara el rumbo de los acontecimientos antes de tomar una decisión sobre la divisa común europea.

El Nuevo Laborismo no tiene el antieuropeismo emocional de la derecha conservadora, pero tampoco el entusiasmo europeísta de Neil Kinnock, antecesor de Blair en el liderazgo del partido y actual comisario de Transporte de la Comisión Europea.

Hutton vaticinó "un cambio en el lenguaje, el tono y los objetivos", por lo que el papel del Partido Laborista será "mucho más constructivo".

"El liderazgo laborista tiende a la integración europea al mismo tiempo que protege los intereses británicos", agregó el periodista.

Gran Bretaña asumirá el primer semestre de 1988 la presidencia de la Unión Europea, junto con Holanda y Luxemburgo. La prioridad de Cook en materia comunitaria será el desempleo, posición que comparte con muchos otros líderes europeos, y la ampliación del bloque a Polonia, Hungría y la República Checa.

"Dentro de 50 años, los historiadores estarán desconcertados frente a la reacción de Europa occidental ante el colapso del imperio comunista. Han pasado siete años desde su caída. ¿Qué tenemos para mostrar?", se preguntó Cook.

"Tras la segunda guerra mundial siguió un período de arquitectura internacional, con la creación del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, Naciones Unidas, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, las primeras etapas de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero", recordó.

"Hemos pasado el doble de tiempo desde el fin de la guerra fría y aún no hay nada que podamos poner en la estantería", se lamentó el futuro secretario de Relaciones Internacionales de Gran Bretaña.

"La misión histórica de la Unión Europea es abrazar a las nuevas democracias y darles el mismo tipo de garantías que se le dio a España y a Grecia cuando emergieron del fascismo", concluyó Cook. (FIN/IPS/tra-en/dds/rj/mj/ip/97

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