La renuncia sería el camino más digno que podría escoger la vicepresidenta de Ecuador Rosalía Arteaga sería ante la resolución del parlamento, que este jueves redujo dos años su mandato, señalaron hoy analistas y políticos.
Arteaga ocupó su cargo en agosto de 1996 junto a Abdalá Bucaram, quien fue destituido de la presidencia por el Congreso a inicios de febrero. Ambos concluirían su período en el 2000.
Sin embargo, de acuerdo a la nueva disposición parlamentaria, la vicepresidenta deberá abandonar su puesto el 10 de agosto de 1988, cuando asumirá un nuevo gobierno elegido mediante el voto de los ecuatorianos.
"Estoy analizando todas las posibilidades, incluso la de mi renuncia", dijo Artega al manifestar su decepción ante "la forma en cómo se maneja la política en el país, donde la Constitución siempre está por debajo de los intereses de los políticos".
Para Arteaga, la resolución del parlamento es inconstitucional. "Fui elegida para gobernar durante cuatro años y cualquier forma de atentar contra la voluntad legítima del pueblo, que se expresa en las urnas, es inconstitucional", dijo.
"Las leyes no pueden tener un carácter retroactivo", señaló, advirtiendo, pese a poder hacerlo, no apelará ante el Tribunal Constitucional porque en ese organismo "no pueden existir criterios de objetividad" pues fue designado por el mismo parlamento.
Según el presidente del Congreso, Heniz Moeller, es natural que Arteaga se oponga a la resolución de los legisladores.
Sin embargo, consideró que "resultaría peligroso para la estabilidad democrática del país que la vicepresidenta ocupe su cargo junto con el nuevo gobierno, que será elegido el próximo año".
Para Moeller, "algunos sectores políticos y sociales consideran que la salida de Arteaga tuvo que darse con la de Bucaram", cuando el parlamento lo encontró incapacitado mentalmente para ejercer su cargo y designó un gobierno provisional hasta 1998, encabezado por Fabián Alarcón.
La destitución de Bucaram, coinciden en señalar diversos analistas locales, constituyó un golpe de Estado parlamentario que contó con apoyo masivo de la población, que se había manifestado en una jornada de protesta sin precedentes.
"Lo más oportuno habría sido que Arteaga renunciara cuando Bucaram fue cesado", consideró Moeller.
Las leyes, según Arteaga, "no pueden dictarse en contra de una persona", pero el Congreso "parece que actúa bajo principios totalmente invertidos", respondió Arteaga.
La resolución del Congreso coincide con otras importantes reformas a la Constitución, que prohiben la participación en un proceso electoral a aquellos políticos que hayan sido destituidos en sus funciones por corrupción, o incapacidad física o mental.
Napoleón Saltos, presidente de la comisión de fiscalización del Congreso, comentó a IPS que "se necesitan dejar las bases para que un nuevo gobierno pueda trabajar en las mejores condiciones".
"Si en 1998 elegimos autoridades para el año 2002 se tendría que hacer una nueva elección en el 2000 para ver quién ocupa la vicepresidencia", algo que "resultaría desgastante y absurdo", apuntó Saltos.
"Creo que la vicepresidenta está en su total derecho de exigir que se cumpla su período", señaló a su vez León Febres Cordero, ex presidente de Ecuador (1984-88) y líder del derechista Partido Social Cristiano.
"Me parece sin embargo que lo mejor y lo más digno para ella, dadas las condiciones, es que presente su renuncia", precisó. (FIN/IPS/mg/dg/ip/97