Millones de personas se manifestaron en Cuba en apoyo al gobierno de Fidel Castro y contra Estados Unidos, al celebrar en la víspera el día internacional de los trabajadores.
La marcha del 1 de mayo "es nuestra voz, es el mensaje que enviamos a todo el mundo, y espero (que) no haya oídos sordos", declaró Castro a la prensa.
Granma, órgano oficial del gobernante Partido Comunista, opinó este jueves que "el pueblo votó a favor de la revolución, de la patria y del socialismo" y dijo "no" a la política de Estados Unidos hacia Cuba.
La manifestación del jueves en La Habana tuvo masiva concurrencia, pese a la crisis económica de los últimos años, la peor de la segunda mitad de este siglo, y al derrumbe del socialismo en Europa oriental.
"Esto es increíble. ¿Cómo puede venir tanta gente?", comentó un turista europeo que asistió al desfile en La Habana. Para él y los invitados extranjeros, resultó curioso que las celebraciones no incluyeran demandas laborales, sino muestras de apoyo al gobierno.
Oficialmente se calculó que 1,3 millones de personas participaron en la marcha realizada en la capital. Miles de cubanos se manifestaron también por las calles o plazas centrales de las principales ciudades de las 14 provincias del país.
Más de dos horas duró la "marcha del pueblo combatiente" que, según la convocatoria de la Central de Trabajadores de Cuba, debía convertirse en una respuesta de los patriotas a la "escalada agresiva de Estados Unidos".
"Revolución sí, anexionismo no", podía leerse en la tela que presidía el bloque formado por miles de estudiantes al pasar frente a la Plaza de la Revolución, en La Habana.
Observadores locales estimaron que, como tantas veces en las últimas décadas, la política de Washington hacia Cuba une a los habitantes de la isla en demostraciones de apoyo al gobierno de Castro.
Unos ocho millones de personas firmaron la "Declaración de los mambises del siglo XX", un documento elaborado por las Fuerzas Armadas en oposición a los planes del presidente estadounidense Bill Clinton para una transición democrática en Cuba.
El documento destaca la continuidad histórica del proceso cubano al rescatar para hoy el concepto de mambí, la denominación que en siglo XIX se dio a los miembros del ejército libertador que libró dos guerras contra España.
Como entonces, los habitantes de la isla, que ahora suman más de 11 millones, ven ante sí dos opciones: la existencia de Cuba como un estado independiente o su dependendencia de Estados Unidos e incluso su anexión a ese país,
"En Cuba hay miles de problemas. Yo podré estar en desacuerdo con muchas cosas que pasan en este país, pero los problemas son nuestros y nadie tiene que venir a meterse", dijo a IPS un hombre de 49 años que acudió al desfile en La Habana.
"Llevo más de 30 años participando. Trabajé toda mi vida y aunque ahora estoy jubilada, vengo con mi nieto", declaró una mujer de 63 años, que asegura deberle a la revolución su tranquilidad de los últimos años y los estudios universitarios de sus dos hijos.
"Yo estaría mejor en mi negocio, pero a estas cosas no falto", comentó otra mujer, de 37 años, propietaria de un restaurante privado que se siente obligada a responder a todas las convocatorias oficiales.
Según trascendió, una cantidad de personas cercana también a los ocho millones firmó hasta el momento la llamada ley de la dignidad y la soberanía cubanas, considerada la ley "antídoto" a la estadounidense Helms-Burton.
Aprobada el 12 de marzo de 1996 por Clinton, la ley Helms- Burton intenta endurecer las condiciones del bloqueo económico de Cuba que Estados Unidos mantiene desde 1962 y aislar este país.
Entre sus capítulos más controvertidos a nivel internacional, la Helms-Burton autoriza el enjuiciamiento en Estados Unidos de empresarios de terceros países por invertir o hacer negocios con antiguas propiedades estadounidenses confiscadas por el gobierno de Castro.
Para el régimen de Castro resulta aún más indignante la exigencia de la ley de elecciones en Cuba y de constitución de un nuevo gobierno con la aprobación de Washington.
Estados Unidos aun cree que podrá "acabar con Cuba" y "nos tiene sometidos, no a un bloqueo económico, sino a una guerra en los aspectos económico, político, ideológico", dijo Castro.
Según Castro, las marchas del 1 de mayo demostraron la voluntad de la población de expresar su apoyo al gobierno cuando las medidas de Estados Unidos contra Cuba son "cada vez más obsesivas". (FIN/IPS/da/ff/ip/97