COMERCIO: Diferencias entre Brasil y EEUU impiden consenso

La tercera reunión de ministros a cargo de comercio de 34 países de América, que se realizará en Belo Horizonte, Brasil, la semana próxima, dejará en evidencia las discrepancias entre el Norte y el Sur del hemisferio en la materia.

El Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que se procura construir tendrá que innovar en muchos aspectos para convertirse en una realidad, pues no empieza, como los demás bloques, por un acercamiento previo entre sus dos socios más influyentes.

El Mercado Común del Sur (Mercosur) nació de entendimientos entre Brasil y Argentina iniciados cinco años antes de su creación formal con la adhesión de Paraguay y Uruguay, tal como la Unión Europea se construyó sobre la cooperación más intensa entre Alemania y Francia.

Al contrario, Estados Unidos y Brasil llegan a la reunión ministerial del jueves y viernes próximos en un clima que no favorece el consenso.

Las discrepancias en relación a las etapas y el ritmo de la negociación reflejan conflictos comerciales concretos que afectan las relaciones bilaterales.

El gobierno brasileño, con respaldo de los empresarios del país, reclamó a Estados Unidos la eliminación de barreras a importantes productos de exportación de Brasil como prueba de que Washington quiere, en efecto, el libre comercio.

Con un creciente déficit comercial, que ya alcanza un promedio de 1.000 millones de dólares mensuales sin perspectiva de mejora a corto plazo, este es el peor momento para que Brasil negocie una mayor apertura de su mercado.

La industria brasileña sufriría graves pérdidas con un "nuevo choque de liberalización", en especial en el comercio con una potencia como Estados Unidos, señaló el canciller Luiz Felipe Lampreia en las reuniones preparatorias al encuentro de Belo Horizonte.

Eso explica la cautela de Brasil y del Mercosur, que descartan cualquier posibilidad de poner en marcha acuerdos de desgravación arancelaria antes del 2005, con la finalidad de que sus economías cuenten con un tiempo de adecuación.

El ministro de Industria y Comercio, Francisco Dornelles, viene elevando el tono en sus reclamos de "reciprocidad", y recordó que Brasil promovió una gran apertura de su mercado desde 1990 y no recibió una contrapartida de socios como Estados Unidos.

El país norteamericano impuso restricciones a más de 60 productos en los que Brasil es competitivo, entre ellos el jugo de naranja, el azúcar, los calzados, el acero y los textiles.

El clima entre los dos países se deterioró tras declaraciones efectuadas el martes por el representante adjunto del Comercio de Washington, Peter Allgeier, quien atribuyó a la incapacidad de Brasil el estancamiento de sus exportaciones a Estados Unidos.

Toda América Latina aumentó sus exportaciones a Estados Unidos el año pasado, Argentina en 30 por ciento. Las únicas excepciones fueron Brasil y pequeñas islas del Caribe, y, si las barreras son las mismas, eso se debe a que los productos brasileños carecen de calidad y competitividad, argumentó Allgeier.

El problema radica, según el canciller Lampreia y otras autoridades brasileñas, en que ciertas restricciones, como cuotas, medidas contra el "dumping" (comercio desleal) y salvaguardias, afectan en concreto productos en los que Brasil es más competitivo.

En algunos casos, como el jugo de naranja, el tabaco, el azúcar y el alcohol, Brasil es el mayor exportador o productor mundial o disputa el primer lugar de la lista. Las barreras de Washington protegen productos estadounidenses menos competitivos.

El interés estratégico de Estados Unidos en crear el ALCA lo más rápido posible para asegurarse el mercado latinoamericano, uno de los de mayor crecimiento del mundo, ofrece una oportunidad para presionar por el fin del proteccionismo.

El gobierno brasileño, que necesita con urgencia ampliar sus exportaciones para equilibrar la desfavorable balanza de pagos, pretende la extinción de esas barreras antes del comienzo de la desgravación arancelaria del ALCA, en el 2005.

"No podemos esperar tantos años para solucionar el problema", dijo Dornelles, quien puso así en duda la posibilidad de un consenso para concretar el lanzamiento de las negociaciones del ALCA en 1998 si Estados Unidos mantiene sus restricciones.

Los intereses de los dos países no coinciden en muchas ocasiones, sentenció el ministro, lo que desmiente la consigna "lo que es bueno para Estados Unidos lo es para Brasil" con que los gobiernos militares de hace 30 años justificaban su alineamiento automático con la potencia del Norte. (FIN/IPS/mo/mj/if/97

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