Tras décadas de austeridad durante el gobierno de Mao Zedong y con un creciente poder adquisitivo, la población china prueba nuevas formas de entretenimiento y olvida su antiguo amor por los libros.
Hace sólo diez años, muchos preferían pasar su tiempo libre en las bibliotecas, hojeando libros y revistas. Pero la lectura está perdiendo terreno frente a otros entretenimientos que surgieron con el crecimiento económico.
Ahora, los chinos buscan esparcimiento en los llamados "karaoke", bares donde cantan canciones frente al público, y en los parques de diversión al estilo occidental, preferidos al silencio obligatorio de las bibliotecas.
Hasta el material de lectura de los chinos ha cambiado. Las obras más vendidas en la actualidad son distintas a los libros de los años 70 y 80.
Aunque los dirigentes políticos pretenden que se "hable más de política", los libros sobre política e ideas elevadas no se encuentran en los anaqueles.
Mientras, los editores chinos enfrentan el reto y buscan producir algo distinto y estimulante para impulsar al mercado de la lectura.
Los más vendidos hoy son tratados populares sobre cuestiones de actualidad, muchos de ellos opuestos a la línea oficial del gobierno, como "La China que puede decir que no".
También se venden bien libros sobre conflictos bélicos, como "La Próxima Guerra contra Estados Unidos", economía y temas prácticos y profesionales.
Los libros sobre computación, Internet, derecho y finanzas también son muy populares, en reflejo del esfuerzo de China por alcanzar la modernización del mundo exterior.
En la librería Fengrusong, de Beijing, conocida por su amplia variedad de materiales, el "Rincón de la Computación" recibe un flujo constante de visitantes, en contraste con las secciones de literatura y arte.
"Llegó el apocalipsis. La gente ya no lee y si lo hace, es sólo sobre temas puramente pragmáticos", comentó Wang Baoshu, maestro de enseñanza primaria, único visitante de la sección de literatura.
"Si tengo que gastar todo mi dinero en libros, que son caros en la actualidad, lo haré en algo que me ayude en mi carrera", sostuvo Liang Jinrong, quien se encontraba en la sección financiera.
Como trabaja para una agencia de publicidad, las compras de Liang ese día consistieron en un par de libros sobre la industria publicitaria en los países industrializados y un popular tratado llamado "La Economía Subterránea de China", uno de los libros más vendidos en la actualidad.
Liang manifestó su tentación de quedarse un poco más y revisar las últimas novedades en novelas de artes marciales, aunque dijo que no las compraría. "No tengo suficiente dinero como para comprar lo que me gusta además de lo que necesito", señaló.
Debido al número creciente de clientes que leen en las librerías, Fenrusong, a diferencia de otros negocios en la ciudad, dispone de sillas y mesas bajas en los rincones para los lectores que hojean las obras pero no pueden comprarlas.
De hecho, los libros que causaron la "fiebre por la lectura" a fines de los años 80 y provocaron una bonanza en la industria editorial de novelas románticas y de suspenso, en la actualidad sólo se leen dentro de las librerías.
Las novelas cedieron el paso a los tratados como "Detrás de la demonización de China", uno de los que "se atreven a enfrentar a los enemigos capitalistas", según los críticos.
El libro es una crítica sin cuartel a la forma "distorsionada" en que los medios de comunicación occidentales presentan a China.
"Detrás de la demonización de China" vendió sus primeras 40.000 copias en menos de un mes, en el invierno boreal, y se tranformó en un éxito mayor que otras obras populares como "La China que puede decir que no" y "La próxima guerra contra Estados Unidos".
Pero el sentimiento nacionalista no es el único factor que predispone a algunos chinos a gastar su dinero en libros.
El año pasado, varias colecciones de lujo desaparecieron rápidamente de los anaqueles, como "Historias de 24 Dinastías", al precio de 19.000 dólares, o la serie de libros sobre las Grutas de Dunhuang, por 3.600 dólares.
Zhou Hong, el nombre literario de un grupo de escritores y editores de la Editorial de Literatura del Pueblo, sostiene que detrás de la moda de comprar libros caros se esconde una tendencia al esnobismo.
"Algunos lectores satisfacen su vanidad sin ser abiertamente vulgares al exhibir libros cultos en sus anaqueles. No los adquieren para leerlos, sino para que otros los vean", destacó Zhou Hong. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/aq-ml/cr/97