CHILE: El mar acabó con la aventura en Isla de Pascua

Las autoridades marítimas de Isla de Pascua amanecieron hoy con una sola preocupación: lograr el rescate del aventurero profesional español Kitin Muñoz, quien sólo alcanzó a avanzar 300 kilómetros antes de que su inmensa balsa de totora se partiera en dos.

Muñoz partió el día 5 desde el territorio insular chileno, ubicado a unos 3.700 kilómetros al oeste de la tierra firme, con el propósito de llegar hasta la Polinesia y demostrar que civilizaciones antiguas de los Andes tenían la capacidad de cruzar el océano más grande del planeta.

El lunes pasado, el aventurero reportó a la Gobernación Marítima de Pascua que se le había partido un mástil y estaba en problemas, ante lo cual se pensó que retornaría, pero el propio Muñoz comentó su decisión de seguir al capitán del Buque Escuela chileno "Esmeralda", que lo contactó en altamar.

Sin embargo, la expedición se truncó definitivamente este viernes cuando la balsa de totora de 30 metros de largo por ocho de ancho se partió, y sus 11 tripulantes más dos polizontes se vieron obligados a trasladarse a balsas de salvavidas, equipadas con modernos equipos de telefonía satelital.

Las autoridades de Isla de Pascua enviaron un yate que estaba en ese territorio en busca de los náufragos, y avisó a un mercante que transita por la zona para contribuir en el rescate, que estaba previsto para este sábado.

La expedición fue preparada en medio de un gran despliegue publicitario, que incluyó una visita del Príncipe Felipe de España, quien apareció como patrocinante oficial de esta empresa encabezada por un aventurero con un largo currículum de travesías en otras regiones del mundo.

Pero el primer traspié se produjo justamente cuando el Príncipe estaba en Isla de Pascua hace un mes, pues la balsa bautizada como "Mata Rangi" no pudo zarpar ese día, en medio de especulaciones sobre problemas en su construcción y dudas sobre la capacidad para enfrentar el mar.

La versión oficial era, sin embargo, que se esperaba un clima más propicio, y mientras tanto Kitin Muñoz aparecía guiando a través de Moais y cráteres de la mítica isla a su ilustre huésped, que llegó acompañado de autoridades del gobierno chileno, periodistas e invitados especiales.

Finalmente, la balsa fue botada al mar una semana después de la visita real, el día 4, cuando apareció otro ilustre, el noruego Thor Heyerdhal, quien ha dedicado gran parte de su vida a demostrar qué navegantes zarparon desde Perú hacia la Isla de Pascua.

"Pienso que no deberían correrse riesgos innecesarios, pero Kitin Muñoz está muy interesado en mi experiencia, sostiene que todavía se puede viajar en balsa de totora", comentó Heyerdal, quien fuera capitán de la famosa balsa "Kon Tiki".

La totora es una especie de junco que crece cerca de las riberas de los lagos andinos, y ha sido utilizada para construir embarcaciones e incluso islas, en especial en el lago Titicaca que comparten Perú y Bolivia, ubicado a unos 4.000 metros de altura.

Muñoz contrató a una docena de maestros constructores de barcas de totora, pertenecientes a la etnia aymara, a quienes llevó hasta Isla de Pascua para que dirigieran las obras en las cuales también participaron especialistas del grupo Rapa Nui, que habita en ese territorio.

Al final, la embarcación tenía la apariencia de una gran mole vegetal de 70 toneladas, bastante mayor que las pequeñas barcazas habitualmente retratadas en el Titicaca.

Una vez colocada en una bahía de Isla de Pascua, Muñoz se preparó a partir rumbo a la Polinesia, teniendo prevista como primera escala la aislada isla de Pitcairn, para luego continuar hacia Tahiti.

Estaba planificado avanzar con lentitud, prácticamente a la deriva, no para dar la vuelta al mundo sino para demostrar la factibilidad de que en la antigüedad se realizaran viajes utilizando técnicas de navegación y construcción de barcos conocidas en esa época.

La tripulación fue conformada con pascuenses, aymaras, maoris, tahitianos y un hawaiano, quienes fueron sopresivamente reforzados por dos habitantes de Isla de Pascua que se "colaron" en la balsa "Mata Rangi" al momento de zarpar, pues querían salir de su tierra según dijeron.

Hace dos días cuando fueron contactados por el buque "Esmeralda", en el cual los cadetes de la marina chilena realizan un viaje con el cual culminan su entrenamiento, los tripulantes estaban atemorizados pese al buen ánimo de Muñoz, comentaron oficiales de esta embarcación.

Para entonces ya habían pasado dos tempestades, de esas que han hecho famoso al Océano Pacífico. (FIN/IPS/lac/ag/en/97

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