Líderes del Caribe volvieron hoy a sus despachos con preguntas pendientes sobre la Declaración de Bridgetown y el Plan de Acción de 30 páginas, firmados el sábado por 16 países caribeños y Estados Unidos.
El primer ministro de Barbados, Owen Arthur, resumió el sentimiento de la mayoría de las delegaciones de que "no todo" podía tratarse en el histórico encuentro de dos horas entre el presidente Bill Clinton y los jefes de Estado y gobierno caribeños.
Pero los analistas políticos se preguntan hasta dónde llegará realmente el plan de acción.
La propuesta para expandir la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (CBI) a una más amplia gama de productos nacionales, por ejemplo, depende de la aprobación de leyes en Washington, ante el creciente descontento público norteamericano sobre excesivas concesiones a países del "patio trasero" de Estados Unidos.
En 1984, Estados Unidos introdujo la CBI, brindando libre acceso a alrededor de 90 por ciento de los productos exportados por el Caribe a Estados Unidos.
Ahora, la paridad-CBI se convirtió en el punto más llamativo para los 14 miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom), entre los cuales al menos dos, Jamaica y Trinidad y Tobago, anunciaron su intención de ingresar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC).
Pero el camino no se presenta con menos obstáculos, mientras el Plan de Acción de Bridgetown hace un llamado a poco más que "respaldar la ágil aprobación de legislación en Estados Unidos para conferir tratamiento CBI en una amplia base, a productos de origen caribeño ahora exclusidos".
Además, la responsabilidad de trabajar "conjuntamente hacia la mayor reducción de barreras arancelarias entre Estados Unidos y los países del Caribe" podría tener el impacto de exponer a algunas microeconomías vulnerables del Caribe a los ruinosos efectos del libre flujo de productos de bajo costo, en detrimento de manufactureros nacionales.
El primer ministro de Jamaica, Percival Patterson, señaló el dilema en la cumbre del sábado, cuando dijo que "las economías más pequeñas tienen características específicas que afectan su adaptación a hechos externos y su participación en la economía internacional".
Pero ese motivo, Patterson alegó que el ajuste de los beneficios de la CBI a las normas del TLC "se necesita con urgencia"
"Los problemas enfrentados por nuestras economías deben ser tenidos en cuenta mientras diseñamos y ejecutamos nuevos acuerdos comerciales como el Area de Libre Comercio de América", dijo Patterson a Clinton.
Pero, aunque urgió a un cambio rápido, el primer ministro jamaiquino no olvidó las dificultades, y destacó necesario "tener especial cuidado en la reestructuración de los acuerdos comerciales existentes, para asegurar la estabilidad del acceso a mercados y períodos de ajuste adecuados para minimizar la desorganización económica".
Al igual que con la cuestión del banano, "particular cuidado" podría significar posponer la insistencia de Estados Unidos sobre rápidos movimientos hacia la liberalización comercial y el desmantelamiento de los regímenes preferenciales considerados antitéticos de los principios promovidos por la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El propio Clinton reconoció la anomalía, diciendo que "tenemos que trabajar para expandier la calidad de nuestras vidas (…) ayudando a las economías más pequeñas a competir en la economía mundial".
Pero Clinton asumió que la última palabra sobre una ley para expandir las oportunidades del Caribe depende del Congreso de Estados Unidos, según respondió en conferencia de prensa.
El Plan de Acción también hizo un llamado a "continuar el trabajo (…) para lograr acuerdos de comercialización mutuamente satisfactorios, reconociendo la importancia crítica para países caribeños del continuo acceso del banano de la región a los mercados tradicionales de la Unión Europea".
El primer ministro de Santa Lucía, Vaughan Leis, no pudo reconciliar esa posición, en la víspera de la cumbre, con el desafío liderado por Estados Unidos al régimen de la Unión Europea para países de Africa, el Caribe y el Pacífico (ACP) y la consiguiente decisión de la OMC según la cual el acuerdo es inconsistente con las nuevas normas comerciales mundiales.
"Estimulamos a los europeos a que apelen la decisión", dijo Lewis, y añadió que "debemos continuar con nuestras presiones y propaganda en las capitales, en particular las capitales americanas, para crear un sentimiento más amplio en relación a los efectos de la decisión de la OMC".
"Los estadounidenses han sido extremadamente duros en este tema, y no creemos que el retiro de nuestra posición comercial y su sustitución por cualquier tipo de ayuda sea suficiente para sustentar nuestras economías en este momento", dijo Lewis.
Irónicamente, una donación de dos millones de dólares fue entregada por la esposa del presidente estadounidense, Hillary Clinton, a los países productores de banano de las islas de Barlovento, para el desarrollo de microempresas, durante su presentación en Bridgetown.
Las islas de Barlovento no rechazaron el dinero, pero la idea generalizada es que la salvación de la industria del banano, de 200 millones de dólares, no sólo requiere ayuda para construir industrias alternativas.
Además, se necesita un enfoque hacia la eliminación del protocolo del banano entre la Unión Europea y los países de ACP, el cual deberá ser renovado en el 2000.
El primer ministro anfitrión, Arthur, y Clinton estuvieron de acuerdo en que la cumbre de Barbados es sólo el principio. "Esta cumbre colocó la primera piedra en los cimientos de un nuevo puente hacia un futuro común", dijo Arthur, y más tarde Clinton la describió como "un comienzo".
"Usted (Clinton)", destacó Arthur, "ya inspiró a la humanidad con su visión de construir un puente hacia el siglo XXI. El pueblo del Caribe quiere cruzar ese puente con Usted".
Este lunes, Clinton se preparaba para dejar Barbados, tras dos días de descanso en un balneario turístico. (FIN/IPS/tra-en/wg/cb/lp/ip-if/97