En los últimos años, la industria de Brasil perdió buena parte del mercado interno y de su capacidad de generar empleos a causa de la liberalización comercial y de la establización monetaria.
Un estudio del ministro de Industria y Comercio, Francisco Dornelles, estimó en 17.700 millones de dólares las pérdidas sufridas por el sector entre 1993 y 1996, según divulgó este sábado el Jornal do Brasil, diario de Rio de Janeiro.
Brasil, que tenía un mercado fuertemente protegido hasta 1990 y orientaba su economía hacia la sustitución de importaciones, vivió desde entonces un proceso de rápida reducción de aranceles, de un promedio de 41 por ciento a menos de 14 por ciento actualmente, y de eliminación de barreras no arancelarias.
En consecuencia, aumentaron fuertemente las importaciones de bienes manufacturados y entre 1990 y 1995 la industria redujo en 450.000 los empleos ofrecidos. En ese mismo período la población económicamente activa del país se amplió en 9,7 millones de trabajadores.
La estabilización monetaria, tras dos décadas de elevada inflación, se logró en 1994 con el Plan Real. Uno de los instrumentos utilizados fue una sobrevaluación cambiaria, que estimuló las importaciones.
El estudio del Ministerio indica que entre 1993 y 1996, mientras la economía del país creció a un promedio de 4,4 por ciento al año el sector industrial se limitó a un crecimiento de 3,7.
Es ese sector, además, el responsable del creciente déficit comercial que ya preocupa el gobierno y los inversionistas. En 1996, las importaciones industriales superaron las exportaciones brasileñas en 6.900 millones de dólares.
El déficit total del país se limitó a 5.539 millones de dólares, porque el sector agropecuario obtuvo un gran superávit.
El estudio, que analiza la situación de las 18 ramas más importantes de la industria, está destinado a orientar "iniciativas y acciones del gobierno brasileño".
Sus conclusiones sugieren medidas proteccionistas o de contención de las importaciones, al señalar que "la corrección del déficit comercial, a mediano plazo, difícilmente podrá depender exclusivamente del aumento de exportaciones".
La industria de bienes de capital fue una de las más afectadas por la apertura del mercado brasileño. En 1996 las importaciones de máquinas y equipos atendieron a mitad de la demanda interna, contra sólo 13,5 por ciento en 1980.
El gobierno trató de justificar esa ola importadora, opinando que el objetivo era modernizar la industria, para ganar competitividad internacional y preparar así una expansión exportadora en el futuro.
Pero recientes encuestas indicaron que la mayoría de los empresarios importaron los equipos pensando en aumentar su producción para atender al consumo interno y no a las exportaciones. (FIN/IPS/mo/dg/if/97
