ARGENTINA: Los dinosaurios del futuro

Povblaciones enteras de animales están en riesgo de extinción en Argentina, un país de 3,7 millones de kilómetros cuadrados de superficie. Unas 500 especies, sobre un total de 2.500, y entre las que se cuentan tigres, ballenas, aves y ciervos, podrían ser los dinosaurios del futuro.

Pero, a diferencia de los saurios que se extinguieron hace 67 millones de años por causas naturales -muchos incluso en territorio argentino-, los animales amenazados hoy en el mismo suelo fueron perdiendo espacio ante la actividad humana.

Para peor, las autoridades carecen de una política firme respecto de esta emergencia. Al contrario, muchos de los funcionarios del área son cuestionados por organismos ambientalistas.

Un ejemplo de ello es la secretaria de Ambiente, María Julia Alsogaray, que posó con un tapado de piel. Así mismo, un funcionario de parques nacionales fue denunciado este año por haber cazado un huemul.

Los huemules son ciervos autóctonos de la Patagonia, la región sur de Argentina. Hace algunas décadas era común encontrarlos en grandes manadas, pero ahora apenas se trasladan en pequeños grupos.

La caza es la principal espada de Damocles. El yaguareté, un felino americano, es uno de los amenazados. Su piel, muy bien cotizada en el mercado ilegal, fue perseguida durante años y ahora esa especie parece tener los días contados.

El ciervo de las pampas era el herbívoro más numeroso de la región centroeste del país hace un siglo. Hoy es casi un monumento histórico. Claudio Bertonatti, de l Fundación Vida Silvestre, dijo a IPS que apenas quedan unos 300 ejemplares.

Las ballenas, que pueden ser vistas en el Atlántico sur entre junio y diciembre, también luchan por permanecer. Se cree que cuando los conquistadores españoles llegaron a América había unas 300.000 ballenas. Ahora sólo quedan 3.000.

Las tortugas se vendían en Argentina como animales domésticos hasta su prohibición hace algunos años, debido a la amenaza de desaparición de la especie. Sin embargo, se estima que hay unas 100.000 que se venden cada año en forma ilegal.

Bertonatti explicó que no todas las especies están amenazadas por la caza. En algunos casos, los animales no logran adaptarse a cambios climáticos, o carecen de un hábitat suficientemente amplio, o quedaron aislados de sus pares y no consiguen pareja.

"Una población que disminuye es más vulnerable a catástrofes ambientales como por ejemplo, el incendio de bosques, las innundaciones, las sequías o las erupciones volcánicas", afirmó.

Además, los ambientes naturales se fragmentan y aíslan, y se cierran los pasos que comunican una población con otra para favorecer su intercambio genético. Este fenómeno tiene en peligro de extinción al aguará guazú, un mamífero argentino.

Otra especie protegida es el tatú carreta, un animal parecido al carpincho, pero de gran tamaño, que dió nombre a un zoológico de la central provincia de Córdoba dedicado al proteger animales autóctonos en peligro de extinción.

Uno de los pocos ejemplares de tatú carreta que sobreviven en este país -queda medio centenar- fue pedido por un zoológico de Suiza, que ofreció 370.000 dólares por el ejemplar. La coraza del tatú es utilizada para fabricar instrumentos de cuerda.

La vicuña, emparentada con la llama y muy codiciada por su lana, es víctima de las persecuciones al punto de que su supervivencia está amenazada. La caza furtiva redujo 25 por ciento su población en el noroeste argentino.

Aves hay muchas, pero algunas se han extinguido en Argentina, como el guacamayo azul, el verde, el rojo y el amarillo.

Bertonatti explicó que hay 10 especies de aves desaparecieron de Argentina y sobreviven en otras regiones más amigables, en tanto hay dos que ya no registran ejemplares en ningún sitio.

Los peces no lo pasan mejor. Están en riesgo 80 de las 400 especies que nadan en los ríos argentinos y 60 de las que habitan en los mares de este país. Los anfibios están aún más acorralados: de 145, 61 están sufriendo.

"Mucha gente dice 'a mi qué me importa que se extinga ese pez si hay tantos'. Pero si extrapolamos esa despreocupación a otras áreas, podriamos decir 'a mi qué me importa que se pierda una sinfonía de Beethoven si hay nueve o uno de los 20 poemas de amor de Neruda", comparó Bertonatti.

"El mundo necesita conservar su riqueza artística, cultural, histórica y también natural, por el bien de todos", advirtió. (FIN/IPS/mv/ff/en/97

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe