ARGENTINA: La estabilidad rinde tributo al Club de la Deuda

La estabilidad económica argentina flota hoy plácidamente sobre un mar de liquidez financiera internacional que le da sostén. Pero algunos expertos previenen que por debajo de la "calma chicha", está creciendo una deuda externa voluminosa y sin respaldo.

Según las estimaciones de la calificadora de riesgo Moody's, la deuda externa argentina, pública y privada, llegará este año a 130.000 millones de dólares. El gobierno minimizó los pronósticos de la agencia internacional, pero no pudo ocultar su inquietud por los vencimientos que se acercan.

La preocupación se filtró en declaraciones de Carlos Rodríguez, jefe de asesores del ministro de Economía Roque Fernández, quien sostuvo públicamente la necesidad de utilizar los fondos provenientes de la venta del Banco Hipotecario Nacional para achicar las acreencias.

Rodríguez se hizo eco de esa manera una "recomendación" del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Pero 1997 es un año electoral en Argentina. En octubre se realizan comicios legislativos y el gobierno decidió que el dinero que obtenga por la venta del Banco Hipotecario -la privatización más esperada de este año- se destinará a obras públicas, un paliativo al problema del alto desempleo.

De esta manera, la deuda externa sigue creciendo sin respaldo. El Estado tiene cada vez menos activos como patrimonio -en los últimos seis años se transfirieron empresas públicas por valor de 20.000 millones de dólares-, y las exportaciones no prosperan, sino que por el contrario caen.

Este mes, la agencia Standard and Poor's calificó a 15 empresas privadas de Argentina -algunas multinacionales- con una nota superior a la que le otorga al país. La evaluación les permite acceder a mejores tasas en los préstamos.

Pero la buena noticia alerta al mismo tiempo sobre los riesgos de prestar al gobierno del presidente Carlos Menem. Desde que asumió, en 1989, la deuda externa argentina creció 80 por ciento, un fenómeno que se diluye con disimulo relativo en la generosidad de los capitales del exterior.

Es que a diferencia de los años 80, cuando los prestamistas desconfiaban de la economía y de una dirigencia reacia a las reformas estructurales, en los 90 Argentina consigue crédito fácil – aunque a tasas altas-, lo que se está constituyendo paradójicamente en uno de sus principales problemas a futuro.

Para este año, los vencimientos a cancelar superan los 8.000 millones de dólares. En 1998 habrá que desembolsar más de 10.000 millones para cumplir con los compromisos de corto y mediano plazo, en 1999 más de 11.000 millones y al año siguiente 10.472 millones.

Los miembros del llamado Club de la Deuda están de parabienes. Para algunos economistas, este club, integrado por financistas internacionales y grupos de presión en los países a los que dirigen su capital, lucrando financiando la estabilidad argentina.

El subsecretario de Financiamiento, Miguel Kiguel, confía en que a medida que se acerca el siglo XXI, Argentina logrará equilibrar sus cuentas públicas reduciendo su déficit presupuestario, y aumentar el ahorro interno, que hoy apenas representa 17 por ciento del PIB.

Pero hay quienes describen escenarios futuros menos optimistas. En diálogo con IPS, Daniel Muchnick, columnista de temas económicos del diario Clarín y autor de diversos libros sobre la economía argentina, advirtió que "el modelo de estabilidad, sólo se sostiene con más y más deuda".

En esa postura coinciden economistas como Eduardo Curia, quien advierte sobre la dependencia del modelo respecto del capital extranjero. También la Fundación Capital, dirigida por el economista Martín Redrado, ve esta misma vulnerabilidad.

"Hace ya tres años que la economía no permite obtener resultados genuinos para atender los servicios de la deuda, agravándose progresivamente la carga del endeudamiento", prevé la fundación en su último informe de coyuntura.

Redrado sostiene que se suma a este nuevo endeudamiento el pago de los próximos vencimientos, por lo que alerta sobre el "flanco vulnerable que se abre, altamente dependiente del ingreso de capitales y de la coyuntura internacional, ya que gran parte del déficit se financia colocando deuda".

Del mismo modo, el último informe de la Fundación América del Plata, presidida por el economista Jorge Capitanich, señala que "mientras la liquidez internacional continúe a altos niveles, el financiamiento de la deuda no parece ser un obstáculo insalvable".

"Pero si se incrementa la tasa de interés internacional pueden presentarse inconvenientes para cumplir los compromisos adquiridos", prosigue el informe, antes de remarcar que la deuda externa es hoy "el problema prioritario" del gobierno argentino.

En medio de la tormenta desatada por la decisión de Brasil de restringir las importaciones, un ministro del gabinete de Menem intentó minimizar el problema con un argumento que encendió otra luz de alarma.

"Estamos más preocupados por cerrar un acuerdo con el FMI" que por llegar a una solución del diferendo con el mayor socio del Mercosur, reconoció el funcionario. (FIN/IPS/mv/dg/if/97)

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