Colombia reclamó a América Latina que se imponga la meta de erradicar la explotación del trabajo infantil antes del siglo XXI, ante expertos de 20 países reunidos en Cartagena.
La solución del problema se producirá solo a través de programas estructurales que involucren a gobiernos y a todos los grupos de la sociedad, según los especialistas convocados por el Ministerio de Trabajo de Colombia con la colaboración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Durante la Primera Reunión Iberoamericana sobre Trabajo Infantil que concluyó este sábado en Cartagena, norte de Colombia, se señaló que los medios para acabar con el fenómeno deben ser "construidos conscientemente" con el respaldo de una corriente de opinión mundial comprometida.
El ministro de Trabajo de Colombia, Iván Moreno, propuso como meta "rescatar a los niños del mundo del trabajo" y, en especial, "de aquellas formas más intolerables" del fenómeno "como el trabajo riesgoso", así como de la explotación por redes de proxenetismo, antes del siglo XXI.
Según el diagnóstico preparado por la OIT para la reunión, entre 20 y 25 por ciento de los niños de entre seis y 14 años de edad trabajan en la actualidad en América Latina.
Estas cifras, en opinión del director general de la OIT, Michel Hansenne, "parecen modestas en comparación con los 250 millones de niños trabajadores en el mundo, pero resultan alarmantes" cuando de ellas se deduce que "uno de cada cinco niños latinoamericanos trabaja".
El estudio indica que, más allá del número y proporción, la mayor parte de los niños que trabajan lo hacen en condiciones "manifiestamente peligrosas" para su seguridad, salud y estabilidad emocional y son sometidos a vejaciones físicas y morales y a jornadas que superan los límites legales.
La OIT y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) establecieron que los niños y jóvenes de Brasil trabajan en el corte de caña utilizando machetes, lo que implica riesgo de mutilación.
También en Brasil existen peligros para los niños que trabajan en minas de carbón, el cultivo de tabaco (donde están expuestos a mordeduras de serpientes), el servicio doméstico en condiciones de semiesclavitud y la recolección de basuras, tarea en la que son víctimas de intoxicaciones o heridas.
En Colombia, país que cuenta con 36 millones de habitantes, existen 14 millones de niños y niñas menores de 18 años, de los cuales 2,5 millones trabajan más de 40 horas semanales.
Según el documento de la OIT y Unicef, entre las tareas de mayor riesgo para los niños figura el cultivo de flores, en la cual están expuestos a sustancias tóxicas y no cuentan, por lo general, con equipos de seguridad.
También es riesgoso el trabajo de niños y niñas colombianos en fábricas artesanales de ladrillos y en minas de carbón, donde corren peligro de derrumbe y de intoxicación con gases tóxicos.
En Perú, se apela a la mano de obra infantil y adolescente en tareas peligrosas como la explotación informal del oro, en la que se usan sustancias tóxicas como mercurio, la prospección de vetas de piedra pómez y las fábricas artesanales de ladrillos.
Niños y niñas de Guatemala trabajan en la industria informal de productos pirotécnicos, en la cual manejan sustancias de toxicidad evidente a lo que se suma el peligro de explosiones.
El trabajo agrícola en zonas rurales, que concentra 60 por ciento de la mano de obra infantil, los niños y niñas comienzan con frecuencia a trabajar a los cinco años de edad.
La OIT llamó la atención sobre la situación de menores indígenas cuyo participación en el mercado laboral "puede ser dos o tres veces más elevada que la del conjunto de la población".
El informe alude a mecanismos de explotación infantil ocultos en modernas modalidades de contratación como el trabajo a domicilio, la subcontratación de microempresas o su empleo en calidad de ayudantes no remunerados por parte de sus padres.
En cuanto a la remuneración, la OIT sostiene que los niños y niñas de entre 10 y 14 años, y aun más pequeños, son con frecuencia trabajadores familiares no remunerados.
Uno de los principales problemas del trabajo infantil y de adolescentes es su incidencia en la educación, por lo que en Cartagena se llamó la atención sobre la necesidad de promover reformas que faciliten el estudio de los menores que participan en el mercado laboral.
El Ministerio de Trabajo de Colombia reclamó a los gobiernos de América Latina una revisión "inmediata" de los Códigos del Menor, con la finalidad de impulsar programas de seguridad social y erradicar el empleo de niños y niñas en tareas de alto riesgo. (FIN/IPS/yf/mj/lb pr/97