El secretario de Comercio de Estados Unidos William Daley dijo hoy que su país pretende que el Area de Libre Comercio de América (ALCA) sea "un acuerdo comercial para el siglo XXI y no el último del siglo XX".
Daley dejó entrever que las prioridades de Washington – servicios, propiedad intelectual, compras gubernamentales, inversiones- no son las mismas que las de los países en desarrollo del continente.
"No tiene sentido para nosotros negociar un acuerdo que se limite a repetir la Organización Mundial de Comercio (OMC) con eliminación de aranceles", afirmó en un discurso en el Foro Empresarial de las Américas que inició este miércoles sus discusiones sobre 12 temas del ALCA.
El canciller de Brasil, Luiz Felipe Lampreia, admitió la legitimidad de que Estados Unidos y Canadá tengan mayor interés en una "agenda post OMC".
Pero es igualmente legítimo que los países en desarrollo y el Mercosur "pretendan profundizar temas como agricultura, textiles y confecciones, mecanismos de protección a los más débiles y mayor claridad en normas antidumping", sostuvo.
"La próxima generación de cuestiones comerciales que ya exigen atención son transferencia forzada de tecnología, estándares, comercio electrónico, elaboración de leyes comerciales y, también, corrupción", añadió Daley.
El funcionario estadounidense destacó las negociaciones existentes entre los países ricos en relación a inversiones extranjeras y a una mayor transparencia en compras gubernamentales.
Los discursos del secretario de Comercio y del canciller brasileño pusieron en el tapete las discrepancias conceptuales que oponen a los dos países en el proceso preparatorio de las negociaciones del ALCA, que reflejan a su vez los conflictos de intereses entre el Norte y el Sur.
"No hay que reinventar la rueda", ironizó Lampreia para señalar que la metodología de negociación de acuerdos comerciales ya fue desarrollada en varias experiencias anteriores, incluso a nivel mundial.
La OMC permitió un "equilibrio entre países desarrollados y en desarrollo" que también debe ser contemplado en las negociaciones continentales, observó.
El sector agrícola, no prioritario para Estados Unidos, puede sin embargo constituirse en el factor decisivo en aras de un proceso más cauteloso, gradual y lento en la implantación del ALCA, tal como lo pretenden algunos países latinoamericanos, especialmente los del Mercado Común del Sur (Mercosur).
Una rápida concreción del libre comercio, pretendida por Estados Unidos, no cuenta con el apoyo de su sector agrícola.
"Sería un desastre", sentenció Martha Roberts, del Departamento de Agricultura de Florida, estado que aportó a la delegación estadounidense a los encuentros de Belo Horizonte unos 72 representantes dispuestos a defender sus intereses.
Florida concentra la producción de cítricos de Estados Unidos, actividad protegida de la fuerte competencia del jugo de naranja brasileño por un gravamen de 472 dólares por toneladas, casi 50 por ciento del valor del producto.
"Reconocemos la necesidad de desarrollar el comercio en el continente, pero con cuidado para no perjudicar nuestra a agricultura", dijo a IPS Roberts.
El funcionario del estado de Florida justificó así la fuerte presión que ejerce el sector agrícola en el Congreso de Estados Unidos contra la "vía rápida" que autorizaría al gobierno central a negociar el ALCA pasando por encima del parlamento.
Roberts se mostró satisfecho de prácticamente coincidir con los empresarios brasileños.
Antonio Ernesto de Salvo, presidente de la Confederación Nacional de Agricultura de Brasil, aclaró sin embargo que los empresarios agrícolas de su país discrepan con los estadounidenses.
"El ALCA es muy conveniente para la agricultura del Mercosur y en particular de Brasil. Cuanto más rápida sea la desgravación mejor", afirmó.
Las discusiones en el Foro Empresarial y en un seminario sobre comercio y agricultura que tuvo lugar en los dos últimos días dejaron de manifiesto la convergencia entre el sector agrícola del Sur y el industrial del Norte y viceversa.
La agricultura, siempre sacrificada en ese tipo de negociaciones, salió frustrada de la Ronda Uruguay del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT, precedente de la OMC) y espera mejor suerte en la nueva ronda que se iniciaría en 1999, dijo el líder rural brasileño Pedro Camargo Neto.
"El ALCA puede ser una gran oportunidad de modernizar el mercado internacional agrícola", declaró Camargo, miembro del Consejo Internacional de Política para Agricultura, Alimentación y Comercio (IPC), que organizó el seminario.
Camargo confía en que "un buen acuerdo en las Américas tenga fuerte influencia en la OMC".
Un hemisferio americano "declarado libre de subsidios de cualquier naturaleza y de barreras no arancelarias" es el objetivo de los líderes rurales del Mercosur.
Pero Dean Kleckner, presidente de la principal organización de agricultores estadounidenses, sostuvo que los subsidios no deben preocupar a los latinoamericanos.
"En diez años no habrá más subsidios agrícolas en Estados Unidos", aseguró. Las barreras no arancelarias sólo desaparecerán en 20 anos, con el ALCA, admitió, defendiendo su eliminación gradual y lenta. (FIN/IPS/mo/dg/if/97