ALIMENTACION: Proponen rotular productos alterados genéticamente

Grupos de consumidores recibieron con beneplácito la propuesta del organismo responsable de las normas alimentarias internacionales de etiquetar ciertos alimentos manipulados genéticamente, pero otros exigen la rotulación de todos ellos.

La secretaría del Codex Alimentarius, con sede en Roma, propuso en una reciente reunión en Ottawa que los alimentos modificados genéticamente lleven una etiqueta especial si los científicos estiman que no son "sustancialmente equivalentes" al producto natural correspondiente.

El Codex es una comisión intergubernamental establecida por la Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

La propuesta limitaría la comercialización de nuevos productos alimenticios considerados peligrosos o que contengan proteínas causantes de reacciones alérgicas.

Pero algunos críticos señalan que no es suficiente etiquetar únicamente los alimentos "sustancialmente" alterados, ya que ello limita la capacidad del público para tomar decisiones sobre los productos que compra.

"Los consumidores tienen derecho a saber qué se hizo con los alimentos que consumen, aunque el Codex sostiene que ello sólo se aplica en caso de un cambio considerable", dijo Diane McCrea, de Consumers International, una coalición de 200 grupos nacionales de consumidores.

"No estamos de acuerdo con la decisión porque los consumidores no participaron en la elaboración de la definición de 'equivalencia sustancial"', declaró McCrea a IPS.

Las críticas serán incorporadas a nuevas iniciativas que discutirán el año próximo los miembros del Codex.

La propuesta del organismo constituye un revés para la industria de la biotecnología, interesada en leyes de clasificación que consideren sólo las ramificaciones comerciales y las opiniones científicas referidas a los productos genéticamente alterados.

La Comisión Europea y países como Noruega argumentan que los consumidores necesitan el etiquetado de los productos genéticamente modificados para poder tomar decisiones basadas en razones ambientales, éticas y de salud personal.

Por otra parte, la Organización de la Industria Biotecnológica sostiene que las normas del Codex deben limitarse a "asegurar la seguridad alimentaria, armonizar y eliminar las potenciales barreras comerciales".

"La clasificación basada en lo socioeconómico o lo político no tiene asidero científico y no debe ser refrendada por el Codex"', declaró la organización.

Existen muchos asuntos éticos y ambientales que tienen relación con la biotecnología. Desde el punto de vista ético, las personas que se rigen por dietas vegetarianas, kosher o halal, podrían violar sus principios si compran verduras o frutas alteradas con genes de origen animal.

La nueva "revolución biotecnológica" podría ocasionar los mismos problemas ambientales y económicos de la Revolución Verde, promovida en los años 60 por compañías petroquímicas interesadas en fomentar el uso de fertilizantes, advirtió Michael Sligh, de la Fundación Internacional para el Progreso Rural, con sede en Canadá.

"Ultimamente, se fomenta el uso de BGH para combatir el hambre en el sur", dijo refiriéndose a la hormona de crecimiento que se inyecta a las vacas lecheras.

Sin embargo, "se trata de una tecnología muy cara que exige sistemas de racionamiento muy sofisticados y computarizados, y no son accesibles para los agricultores del Sur".

Además de concentrar el poder sobre la agricultura en grandes empresas que patentan formas de vida manipuladas genéticamente, algunos productos biotecnológicos tienen consecuencias ambientales opuestas a las que se pretendía, destacó Sligh.

Por ejemplo, el bacillus theringiensis, una bacteria natural de baja toxicidad, fue introducido genéticamente en variedades de algodón, maíz y patatas para matar a las plagas sin dañar a los consumidores, pero sólo es cuestión de tiempo antes de que los parásitos desarrollen una resistencia al bacilo, advirtió.

"Cuando las plagas se tornen resistentes… tendremos que volver a usar pesticidas tóxicos", previno Sligh.

Los grupos de consumidores del Sur están comenzando a reconocer las consecuencias que podrían tener estas cuestiones, pero por razones económicas muchos no pueden asistir a las conferencias del Codex, señaló McCrae, de Consumers' International.

McCrae exhortó a los países preocupados por la ingeniería genética a asistir a las reuniones futuras, ya que cada estado tiene un voto en el Codex, y ello significa que sus opiniones tienen igual efecto que las de países poderosos como Canadá y Estados Unidos, que fomentan la biotecnología.

Margaret Kenny, del Ministerio de Agricultura de Canadá, afirmó que el etiquetado de nuevos alimentos no es práctico ya que no existen sistemas de transporte y comercialización que mantengan separados los productos convencionales de los alterados genéticamente.

La reunión del Codex tomó una actitud más rígida hacia los alimentos nuevos con genes de productos que provocan reacciones alérgicas.

Ello se debe al aparente incremento de personas que experimentan reacciones alérgicas potencialmente fatales a alimentos como maníes, mariscos o productos lácteos. Los componentes alérgicos pueden transferirse de una planta a otra mediante la ingeniería genética.

El año pasado, The New England Journal of Medicine publicó un informe que demuestra que los frijoles de soja modificados con genes de la nuez del Brasil pueden provocar reacciones alérgicas a personas que no toleran dicho fruto.

Si dichos productos ingresan al mercado sin la correspondiente etiqueta, las personas alérgicas no tendrían manera de saber si corren peligro ante determinados alimentos.

Kenny aseguró que las garantías existentes mantendrán a los productos que no sean seguros fuera del mercado y los que contengan alérgenos serán identificados como tales.

Pero algunos críticos advirtieron que las personas que reaccionan a alérgenos menos comunes también deben ser protegidas, y que nuevas alergias podrían surgir a medida que la ingeniería genética se vuelva más habitual.

La Comisión Europea expresó su preocupación sobre la introducción de potenciales alérgenos en nuevos productos. (FIN/IPS/tra-en/sd/yjc/aq-ml/dv/97

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