ALCA: Desarrollo de América Latina es objetivo unificador

El Area de Libre Comercio de América (ALCA), para ser viable, deberá acelerar el desarrollo de América Latina y el Caribe, como una nueva frontera de industrialización de potencial beneficio para todos.

Este objetivo, que puede conciliar intereses aparentemente contradictorios, fue claramente expresado en el Foro Empresarial de las Américas, que este semana precedió en la ciudad brasileña de BeloHorizonte a la tercera reunión ministerial preparatoria de las negociaciones del ALCA.

América Latina es la región que presenta "la mayor capacidad de generar mercado consumidor", de manera que el libre comercio puede favorecer el crecimiento y la creación de empleo, argumentó Osvaldo Douat, presidente del Consejo de Integración de la Confederación Brasilena de la Industria.

El rezago de la región abre "fantásticas" oportunidades de inversión para los capitales del Norte, tanto para construir una infraestructura de transporte, energía y telecomunicaciones que hace falta como en la actualización industrial, senaló Douat.

Para crecer cinco por ciento al año, América Latina tiene que invertir anualmente 65.000 millones de dólares en infraestructura, dijo el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, en su ponencia en el Foro Empresarial.

La insuficiente infraestructura resta competividad comercial a la producción latinoamericana, pero también abre la posibilidad de grandes negocios, que generan empleo y consumo. Es una oportunidad que ya no pueden ofrecer los países ricos del Norte, que tienen su infraestructura completa, observó Douat.

Para alcanzar condiciones mínimas de competencia con Estados Unidos y Canadá luego de la eliminación de aranceles en el continente, los latinoamericanos deberán además invertir en la modernización industrial. Sólo en Brasil seran necesarios 300.000 millones de dolares hasta el 2005, estimó Douat.

Esos recursos no existen internamente, ni en el sector público ni en el privado, deberán ser obtenidos en el exterior, donde abundan y sólo esperan la apertura del mercado, la estabilidad democrática, el progreso de las privatizaciones y garantías de inversión.

Para el Norte está clara esa gigantesca potencialidad. Hacia el 2010, las exportaciones de Estados Unidos a América Latina llegarán a 232.000 millones de dólares, superando la suma de las destinadas a la Unión Europea y Japón, previó el ex secretario de Comercio estadounidense Mickey Kantor.

Teniendo en cuenta el gran mercado de la infraestructura latinoamericana, para el gobierno de Estados Unidos el tema de las compras gubernamentales es prioritario, tanto en el ALCA como en las negociaciones en el ámbito de la Organización Mundial de Comercio, dijo en el Foro Empresarial el actual secretario de Comercio, William Daley.

Sin esa perspectiva de crecimiento general, que puede convencer incluso a sectores usualmente opuestos a la apertura comercial, sería imposible conciliar los intereses de los 34 países que participan del proyecto del ALCA.

La reunión de ministros de Comercio, que concluyó este viernes, hizo mas transparente el choque de intereses expresado en diferencias aparentemente semánticas y adjetivas en la discusión diplomática.

El Mercado Común del Sur (Mercosur) propone negociar el ALCA en tres etapas, mientras Estados Unidos y Canadá son partidarios del tratamiento simultáneo de todos los temas.

Por primera vez, el Foro Paralelo, promovido por centrales sindicales, repercutió en las discusiones entre gobiernos.

Brasil acogió la solicitud de reconocimiento de un Foro de Trabajadores dentro del proceso negociador. "No tiene sentido excluir a los trabajadores, cuando existe un Foro Empresarial" con voz e influencia en las discusiones oficiales, argumentó el vicecanciller brasileño Sebastiao do Rego Barros.

La propuesta enfrenta sin embargo el veto de un grupo de países encabezado por México. Estados Unidos es favorable al foro sindical, incluso porque defiende la incorporación de condicionantes laborales en el acuerdo comercial, coincidiendo con la posición casi unánime de los sindicatos del continente.

Brasil, contrario a la cláusula social por temer que se convierta en barrera contra sus exportaciones, parece contar con el respaldo sindical a una implantación gradual del ALCA que respete las condiciones y necesidades de cada país.

El presidente Fernando Henrique Cardoso subrayó que un acuerdo sólo tendrá éxito si cuenta con el "sostén político" de la sociedad y no anula conquistas sociales.

La poderosa AFL-CIO (Federación Americana del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales), de Estados Unidos, declaró en Belo Horizonte que se opone a una "vía rápida" (renuncia del Congreso estadounidense a enmendar tratados comerciales) que no imponga condiciones laborales y ambientales en nuevos acuerdos, como el ALCA.

Las divisiones internas que enfrentan los países hacia el ALCA no oponen sólo a sindicatos y gobiernos. También discrepan los sectores agrícola e industrial, y en algunos casos, hay disenso dentro del propio gobierno, como es el caso de Chile.

La cancillería chilena es favorable al desarrollo del Mercosur, y el sector financiero prefiere el ingreso en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Las mayores discrepancias respecto de cómo, cuándo y con qué metas negociar el ALCA se concentran, sin embargo, en los intereses disimiles de la mayoria de los latinoamericanos y de los norteños Canadá y Estados Unidos.

Con la consigna de "un acuerdo comercial para el siglo XXI", el secretario Daley enfatizó que el ALCA debe ir más allá de la Organización Mundial de Comercio y tratar temas nuevos, como la propiedad intelectual, las tecnologías, el comercio electrónico, los servicios y las compras gubernamentales.

"Hay que atender a todos los sectores", respondió el vicecanciller brasileño. Lo que interesa a Brasil y a muchos latinoamericanos es principalmente eliminar las barreras no arancelarias con que Estados Unidos bloquea exportaciones agrícolas y productos tradicionales, como textiles, calzados, y azúcar.

Por eso, el Mercosur propone las tres etapas, dejando la desgravación arancelaria para el final, tras conocer las concesiones ya hechas por los norteños. Rego Barros consideró "el punto esencial" las barreras contra los productos en que el Sur es más competitivo.

Las divergencias podrán superarse sustituyendo el enfoque de la disputa de mercados existentes por el de la expansión compartida, que sólo puede tener centro en una América Latina que aun tiene mucha infraestructura e industrias por construir y modernizar.

Esa es la óptica de los empresarios brasilenos que presidieron el foro sectorial en Belo Horizonte. Eso exige tiempo, por eso la defensa del gradualismo en el ALCA tiende a triunfar, segun ellos. (FIN/IPS/mo/ff/if/97

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