El gobierno de Zimbabwe proyecta introducir un duro impuesto a la tierra ociosa que podría solucionar la situación de cientos de miles de pobladores rurales sin tierra, predominantemente de raza negra.
El propuesto impuesto a la tierra ociosa, que aún no fue presentado al parlamento, pretende principalmente "promover la utilización eficiente de la tierra y desalentar la tenencia de tierras para fines especulativos", explicó el ministro de Tierras y Recursos Hídricos, Kumbirai Kangai.
El impuesto será lo suficientemente "pesado" como para desalentar a los grandes agricultores comerciales que poseen tierras que no usan, dijo el ministro a los participantes de una conferencia sobre Tierra, Trabajo y Seguridad Alimentaria, que se realiza del 21 al 25 de este mes en la ciudad de Darwendale.
"Hay personas en este país que tienen 40.000 hectáreas de tierra y pasan un año sin poner un pie en ella, pero si se les pide que la vendan, se niegan", dijo Kangai.
En el pasado, el gobierno encontró una fuerte resistencia de organizaciones industriales y comerciales predominantemente blancas, las cuales advertían que cualquier intento del Estado por expropiar tierra ahuyentaría a potenciales inversores.
Los esfuerzos de IPS por hallar la posición de la Unión de Agricultores Comerciales fueron infructíferos, pero otras organizaciones como la Unión de Agricultores de Zimbabwe (UAZ) y el Grupo de Acción Afirmativa (GAA), mayoritariamente negros, consideraron que la iniciativa debió tomarse mucho tiempo antes.
"Siempre quisimos tierras y apoyamos cualquier medio para que los negros tengan tierras", declaró a IPS Kuda Matakaire, director de UAZ.
"El propuesto impuesto a la tierra ociosa es bienvenido. Existen demasiadas tierras abandonadas en áreas muy lluviosas", agregó Matakaire, y señaló que los negros estuvieron marginados del sector agrícola por mucho tiempo.
Robson Mandiwanza, un portavoz del GAA, dijo a IPS que su organización "aprueba el impuesto porque la tierra productiva, para muchos negros de este país, es un recurso escaso".
"Es paradójico que mientras millones de negros carecen de tierras, unos pocos miles de blancos las tengan en exceso y sin producir nada", manifestó.
Sin embargo, "no sólo los blancos tienen tierras ociosas en exceso; también hay negros, que deben ser desalentados", señaló Mandiwanza.
"Según estadísticas creíbles, 30 por ciento de las 36 millones de hectáreas clasificadas como tierra agrícola está en manos de 0,04 por ciento de la población, principalmente hombres blancos, que por poseer tierras tienen fácil acceso a los préstamos bancarios", destacó el portavoz del GAA.
Aunque el derecho a la tierra fue la principal reivindicación de la lucha por la liberación que en 1980 llevó al gobierno mayoritario en Zimbabwe, la mayoría de los negros rurales aún están confinados en tierras áridas y marginales.
Mientras, unos 4.500 agricultores comerciales de mayoría blanca poseen casi todas las tierras cultivables de primera calidad.
Bajo un programa introducido en 1980, el gobierno del presidente Robert Mugabe propuso comprar cinco millones de hectáreas y redistribuirlas entre 162.000 familias negras para 1990.
Pero hasta ahora, menos de 55.000 familias fueron reubicadas en 3,3 millones de hectáreas de tierra, de las cuales 2,7 millones eran antes de propiedad blanca. Unas 200.000 familias carecen todavía de un lugar propio.
La mayoría de los programas de reubicación fracasaron, debido a que las familias son simplemente instaladas en las nuevas tierras sin equipamiento, infraestructura ni conocimientos de explotación agrícola.
"No es suficiente dar tierras. Debe brindarse capacitación sobre su uso, así como la necesaria infraestructura y recursos hídricos para la irrigación", destacó Mandiwanza. (FIN/IPS/tra- en/lm/kb/ml/dv/97