Representantes del gobierno y de las fuerzas insurgentes de Zaire convinieron hoy continuar el diálogo para la pacificación y democratización del país, pero la primera ronda de negociaciones finalizó sin acuerdo para el cese del fuego.
Los negociadores del gobierno zaireño, encabezados por el viceprimer ministro Gerard Kamanda wa Kamanda, y una delegación de la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo- Zaire (ADFL) presidida por Bizima Karaha pusieron fin este martes a conversaciones llevadas en secreto desde el viernes en la capital de Sudáfrica.
La reunión, en la que participó como mediador el vicepresidente sudafricano Thabo Mbeki, fue interrumpida para permitir que los delegados consulten a sus líderes acerca de nuevas decisiones a tomar.
"Ambas partes acordaron negociar en busca de soluciones políticas pacíficas al conflicto. Ese objetivo exige el completo cese de hostilidades y otras medidas vinculadas con el plan presentado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Unidad Africana", se informó en un comunicado conjunto.
"Las partes subrayaron la necesidad de cambios democráticos fundamentales en Zaire" y, a ese efecto, "coincidieron en la necesidad de un proceso de transición hacia elecciones libres y limpias que serían organizadas y supervisadas por una institución independiente y por la comunidad internacional", se agregó.
"Por primera vez, hemos hablado sin la mediación de la prensa. Hubo más acuerdo que diferencias, y hemos dado un paso adelante", destacó Karaha, comisario general para relaciones internacionales de la ADFL.
Por su parte, el viceprimer ministro Kamanda observó que las dos partes encararon las conversaciones "con seriedad y compromiso".
"La discusión fue profunda y franca. Evidentemente, no podemos resolver de inmediato todos los problemas, pero hemos puesto en marcha un proceso dinámico, que se apoya en una mejor percepción de las dificultades a resolver", dijo Kamanda en conferencia de prensa en que también participaron Karaha y Mbeki
Tras siete meses de guerra civil, los rebeldes continúan su avance. La ADFL, una coalición de cuatro partidos, controla una larga franja de territorio fronteriza con Zambia, Tanzania, Burundi, Ruanda, Uganda y Sudán.
Los insurgentes ya tenían en su poder Kisangani, la tercera ciudad del país, y esta semana capturaron Mbuji-Mayi, la capital de la minería de diamantes.
Las primeras señales de la voluntad de los insurgentes de negociar se conocieron en febrero, cuando el jefe de la ADFL, Laurent Desiré Kabila, viajó a Sudáfrica para entrevistarse con el presidente Nelson Mandela.
Kabila insinuó entonces su disposición a negociar con el régimen de Mobutu Sese Seko, aunque excluyó la posibilidad de un inmediato cese del fuego. En ese entonces, el régimen de Mobutu se oponía totalmente a las negociaciones con los rebeldes.
Pero la disminución del apoyo internacional al gobierno de Zaire -aun de antiguos aliados como Estados Unidos y Bélgica- y el avance de los rebeldes llevó a los representantes del régimen de Kinshasa a la mesa de negociaciones.
Se trata de la primera vez en los 31 años de gobierno de Mobutu que su administración negocia con un grupo opositor armado.
El gobierno de Mobutu convirtió a uno de los países potencialmente más ricos de Africa en uno de los más pobres. Se estima que el dictador desvió 9.000 millones de dólares de la economía nacional a cuentas bancarias en Suiza.
La corrupción es una de las razones esgrimidas por la ADFL para luchar contra el gobierno. El líder de la alianza, Kabila, hizo del derrocamiento de Mobutu el objetivo de su vida desde la década de 1960, cuando lideraba al Partido Revolucionario Popular.
El hecho desencadenante del conflicto fue la decisión de las autoridades zaireñas de negar la ciudadanía a una pequeña minoría en el este del país y la posterior persecución de esa minoría, de la etnia banyamulenge.
Los negociadores de Pretoria manifestaron diferentes puntos de vista sobre el origen de la crisis en su país, pero concordaron en que existen graves problemas de administración política que requieren una solución urgente.
También expresaron su compromiso con los principios de integridad territorial e inviolabilidad de las fronteras nacionales del país.
Las conversaciones fueron copresididas por Mohamed Sahnoun, enviado especial de la ONU, y Aziz Pahad, viceministro de Asuntos Exteriores de Sudáfrica.
La intervención de Pretoria coincide con una creciente preocupación de la Comunidad de Desarrollo de Africa Austral sobre la seguridad en la región, dado que tres de los 12 estados miembros del bloque (Angola, Zambia y Tanzannia) limitan con Zaire.
La delegación del gobierno de Zaire incluyó al experto militar Ilunga Tshimanga, el procurador general Liukuwa Kasongo y los parlamentarios Ngoy Nduba y Mobake Nombi.
Los partidos de oposición estuvieron representados por Prosper Ndume, mientras Mukulu Manya representó a los partidos leales a Mobutu. (FIN/IPS/tra-en/gm/kb/ff-ml/ip/97